La crisis ¿una excusa para el retroceso?

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La crisis le ha venido como anillo al dedo a quienes esperaban una excusa para no poner manos a la obra o borrar con el codo lo que escribieron con el puño. Cuando hablamos de cómo el mercado laboral trata a las mujeres no podemos eludir el papel que juegan las empresas. Y lo que las cifras indican nos tiene que hacer reflexionar, pero más allá de la crisis:

Leo recientemente que UGT, señala "que el 57% de los despidos por embarazo se producen tras la baja maternal, el 39% durante los meses de gestación y que un 4% de mujeres han perdido su trabajo tras sufrir acoso sexual.”

"El 57% de los despidos por embarazo se producen tras la baja maternal, el 39% durante los meses de gestación y que un 4% de mujeres han perdido su trabajo tras sufrir acoso sexual"
¿Es que antes no existía esta realidad? Las medidas de conciliación han sido un arma de doble filo: el hecho de que sean una abrumadora mayoría de mujeres las que se acogían a derechos como la reducción de jornada, no ha llevado tras de sí una interpretación por parte de las empresas de las consecuencias que sufren las trabajadoras: reducción del salario, ralentización de la promoción profesional y perpetuación  del rol de la mujer como cuidadora entre otras.

Cuando la igualdad no es asumida como un criterio de calidad y eficiencia económica, la crisis es una buena excusa para apoltronarse sobre unos cimientos que no han cambiado:  ¿Cuántos mandos directivos e intermedios tienen formación en género? ¿Cuántos directivos participan en formación continuada en materia de igualdad? ¿Cuántos hombres en `puestos de responsabilidad tienen un compromiso firme y real con la igualdad de oportunidades? Si hablo en masculino es porque me estoy refiriendo a un ámbito representado en su mayoría por varones. Un ámbito que no ha cambiado al mismo ritmo en que lo han hecho las leyes y la estructura social.

Sin embargo, como la crisis es voraz, ahora nos encontramos con que la injusticia empieza a penalizar también a los hombres y dentro de este colectivo, a los padres:

Un artículo del periódico Sur, hace hincapié en los permisos de paternidad y da datos concretos: "En el primer semestre del año, lo solicitaron 5.973 varones, un 1,21% menos que en el año anterior, y suponen casi dos mil menos que los de maternidad. Es decir, que dos mil padres no han disfrutado de este derecho. Y todo por lo mismo: está mal visto por los jefes.”

Las empresas tienen que modificar no solo el aparente discurso: tienen que cambiar sus procedimientos de trabajo, su organización y, en definitiva, su filosofía de funcionamiento. Y esto no es tarea fácil.

La crisis ha evidenciado que para muchas empresas la igualdad era sólo un bonito escaparate: superficial, movible y puramente ornamental.

El gran desafío es que otras tantas, a pesar de la crisis, tomen estos temas como bandera y se posicionen como referentes, llevando la delantera. Los datos indican que no sólo tendrán beneficios extra en sus resultados, sino que estarán mejor posicionados cuando la crisis sea sólo un mal recuerdo.

*Lorena Fernández-Doblado es consultora y responsable de Estrategias de Género en Gender Capital.

 

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