María Esclapez presenta ‘Mujeres que arden’: «Es una historia para renacer de las cenizas»

Después de publicar dos libros de autoayuda –Me quiero, te quiero y Tú eres tu lugar seguro-, María Esclapez se ha animado a escribir una novela. Y lo ha hecho con la misma pasión con la que ha escrito sus anteriores libros. Todo aquello que aparece como teoría en ellos, ahora se vuelca a una historia intrigante, que incluye amistad, amor, desamor, relaciones tóxicas, relaciones sanas y perfiles narcisistas. También hay tensión, misterio y humor, y muchas (pero muchas) emociones.

Eleonor es la protagonista. Una mujer que está cansada de la vida que lleva: atrapada en una relación tóxica, en una ciudad que la asfixia y con un trabajo que la consume. Con el deseo de cambiar de rumbo, decide viajar a Toledo, su ciudad natal, e instalarse en casa de su abuelo, que murió hace tan solo unos meses. La antigua residencia familiar está casi tan desordenada como su cabeza, pero eso no la desanima. Entres el sinfín de antigüedades y cientos de libros a medio catalogar, encuentra un estropeado diario manuscrito del siglo XVI que la llevara a conectarse con un pasado oscuro.

Comienza así una lucha contra el mismo enemigo al que se enfrentó la autora de ese diario: aquellos que quieren silenciar la violencia y que están dispuestos a todo para conseguirlo. «Somos mujeres que arden. Nuestra fuerza es inquebrantable y nuestra resistencia, eterna. Levantémonos, luchemos y dejemos huella en el mundo. Porque si nos queman, renaceremos de nuestras cenizas».

En esta entrevista con Mujeres y Cía, la autora cuenta detalles sobre el proceso de escritura, sus fuentes de inspiración y la manera en que sus anteriores libros influenciaron esta historia. Además, repasa las emociones por las que atravesó al escribirlo y confiesa el porqué del título.

María Esclapez: «Una mujer que arde es una mujer que se cuestiona todo el sistema»

¿Qué fue lo que te impulsó a escribir una novela? ¿De dónde surgió la inspiración?

Hay dos motivos por los cuales hice una novela. Cuando terminé de escribir Me quiero, te quiero -que fue el primer libro con éxito-, yo quería seguir divulgando, pero de una manera diferente. Es decir, yo divulgaba relaciones tóxicas, abusos emocionales, relaciones sanas, manipulación, entre otros temas, pero quería darle una vuelta, quería que llegara al público de una manera diferente y más completa.

En Me quiero, te quiero hay ejemplos y casos de consulta concretos. Por ejemplo, explico el caso de una tal Olaya. Y cuando se publicó, la gente me decía: «Pero, ¿y si Olaya hubiera tenido cierto pasado y por eso contesta lo que contesta?». Entonces ahí me di cuenta de que tenía que divulgar de una manera más humana y más compleja. Así surgió la idea de construir personajes, con una personalidad, con unas mochilas emocionales, unas vivencias, unas experiencias y unos aprendizajes.

A esta altura, ya tenía clara esta parte y sabía que tenía que hacer algo al respecto, pero no quería quedarme solo con esto. No quería que el libro fuera una novela en base a situaciones que se pueden dar a nivel psicológico o emocional. Necesitaba una trama y una trama que enganchara, que fuera entretenida, adictiva, intrigante. A mí me encantan las lecturas que son puzzles mentales y entonces también me fascinaba retar al lector, para que se mantenga entretenido durante la lectura y el viaje sea más ameno.

Ahí comenzó a tener mucho protagonismo Toledo. En una de mis visitas a la ciudad, fui a un museo de brujería. Había un libro que se llamaba Malleus Maleficarum, que es un libro que se publicó en el siglo XIV y fue escrito por dos frailes dominicos. Es un libro bastante misógino, que hablaba de cómo identificar a una bruja y de qué hacer una vez identificada esa bruja. Lo leí con mucho detenimiento, y noté que aquellas mujeres que eran identificadas como brujas, eran mujeres avanzadas para la época, mujeres que no querían encajar en los estereotipos -o que no encajaban directamente-, y que no querían asumir el sistema de la época.

Me di cuenta de que allí había una historia interesante y también una crítica social, porque no estamos muy alejados de eso en el siglo XXI. Parece una locura a priori porque ahora por lo menos no nos queman. Pero es verdad que se cuestiona mucho el testimonio de una mujer, que se cuestiona a esas mujeres que no siguen reglas preestablecidas, y al fin y al cabo se las castiga de alguna manera. Por ejemplo, una mujer que tiene confianza en sí misma, con autoestima elevada, la llaman creída, la llaman prepotente. Sin embargo, eso no existe con un hombre. A esto me refiero con los cuestionamientos: mujeres que no encajan con lo que se espera de ellas. Al fin y al cabo, la obra recoge esto y también lo otro. Con lo cual, vi un mix muy potente y asumí el desafío de avanzar con la idea. Me costo hacerlo porque eran muchas cosas para transmitir, pero creo que lo he logrado.

«Las mujeres que eran llamadas brujas, eran mujeres avanzadas para la época»

¿Cómo ha sido el proceso de escritura? ¿Qué emociones has tenido que atravesar para construir a los personajes? 

El proceso de escritura ha sido un reto absoluto. Porque es algo que nunca antes había hecho. Es verdad que siempre me ha gustado escribir, pero nunca había hecho una novela. Ademas una novela tan compleja y con tantas lecturas y tantos mensajes. Ha sido divertido pero también dificil en ese sentido. Tenia que mezclar muchas cosas y tenia que dejarlas claras. Ha sido muy entretenido, me la he pasado estupendamente.

Me he tenido que poner mucho en la piel de los personajes. He tenido que tener mucha empatía, pero también tengo que decir que esto es algo que he hecho siempre. Porque mi trabajo es ser psicóloga, y al final mi trabajo es entender a la gente y ponerme en la piel de los demás. Yo realmente me he llegado a creer estos personajes que construía y me preguntaba a mí misma «¿Cómo se debe sentir Eleonor? ¿Cómo se debe sentir Beltrán? ¿Qué me gustaría escuchar si yo planteara esta pregunta?».

«He tenido que escribir una misma escena hasta siete veces para que Eleonor hiciera lo que ella quería hacer»

Pasas por estados de tristeza, sufres también con ellos, vives sus felicidades, sus orgullos y sus éxitos. He pasado mucha intriga porque había veces que no sabía como iba a terminar. No porque no supiera como terminaba, pero porque habia personajes con tanta fuerza que me llevaban ellos a mí y no yo a ellos. Es curioso. Me pasó mucho con Eleonor. Es un personaje fuerte y con mucha voz. He tenido que escribir la escena hasta siete veces para que Eleonor hiciera lo que ella quería hacer y no lo que yo quería que hiciera. A veces pasa con personajes que tienen mucha fuerza y que conectas también con ellos.

¿De qué manera han influenciado la historia tus anteriores libros?

En mucho. Como digo, hay personajes que reflejan 100% toda la teoría que yo he divulgado en mis anteriores libros. El libro lo empecé a construir después de Me quiero, te quiero. Por eso, digo que es un trabajo de dos años, pero lo empecé a escribir después de publicar Tu eres tu lugar seguro. Hay muchisimo de los dos libros. Hablo de emociones, de creencias, de historias, de sufrimientos, y es que es la vida del ser humano. Siempre que hay que representar a un ser humano, hay que ponerle detrás esta mochila emocional. Yo digo que no es una novela en sí, podría decirse que es una novela al uso. Con mucho que enseñar o mucho que aprender de ella.

¿Por qué has elegido el título “Mujeres que arden”?

Mujeres que arden es un titulo con muchas lecturas, al igual que el libro. Es dificil decir por qué, porque no quiero hacer spoilers (risas). Voy a explicar lo que es una mujer que arde. Una mujer que arde es una mujer valiente, capaz, luchadora, resiliente, que se cuestiona el sistema, no solo el sistema social, sino el sistema que la rodea y del que forma parte. Que decide por sí misma y que es independiente, pero no en independencia afectiva como tal, sino independiente de que no necesita la aprobación de nadie para seguir su camino.

«Una mujer que arde es una mujer valiente, capaz, luchadora, resiliente, que se cuestiona el sistema»

Aclaro lo de independencia afectiva porque al hablar de independencia parece que habláramos de «no necesito a nadie en mi vida» y esto es irreal y utópico. Si creemos que esta es la respuesta a todo, está mal. El ser humano es un ser social y necesita establecer lazos y vínculos con los demás. Entonces, no podemos ser mujeres ni hombres independientemente afectivos, simplemente porque no es viable. Necesitamos tener estos lazos y tener redes de apoyo, y necesitamos que estas redes sean relaciones sanas. Mujer que arde es también una mujer con redes de apoyo y con relaciones sanas y trabajadas. Que tiene la fuerza para estar en ellas y salir de las no sanas. Nuestra protagonista, Eleonor, tiene que luchar un poco con esto.

Te describes como una mente inquieta, ¿qué búsquedas y curiosidades abarcan tus pensamientos actualmente?

Estoy todo el rato pensando cosas. Me gustaría seguir creciendo profesionalmente y hacer llegar el mensaje que quiero comunicar. He escrito una novela para abarcar a más público, para que el mensaje llegue a aquellos a quienes no les interesa leer un libro de autoayuda. Es un formato más. Entonces, siempre busco cosas con las que tejer historias, con las que elaborar contenido, llegar al público. Forma parte de mi trabajo, como psicóloga divulgadora.

¿Cómo describirías el camino que te ha llevado hasta donde estás hoy? 

No ha sido nada facil porque han sido muchísimos años de esfuerzo, de aprender mucho, y de muchas veces también sacrificio. Esta palabra no me gusta, pero es que ha tenido que ser así. Vivimos en un mundo muy difícil, y a veces se necesitan sacrificar ciertas horas de descanso, de reunión familiar. Odio que sea así y me encantaría que cambiara. Pero a veces, es lo que tienes que hacer y yo siempre pensé en el bien mayor: aportar aquellas cosas que la gente necesitara, porque a mí también me hace sentir bien poner mi granito de arena para que el mundo cambie.

No me enorgullezco de las horas que le he quitado a mi familia o a mis amigas o a mi pareja, pero son cosas que también aprendes. He aprendido a poner limites. Al día de hoy pongo muchos limites, los primeros a mí misma. No estoy orgullosa de eso y no quiero que se siga repitiendo, básicamente. Sé que todo requiere un esfuerzo, pero no un sacrificio. Eso lo tengo asumido. No quiero que se repita. Así que trabajo día a día para que no sea así. He conocido muchísima gente maravillosa. Me he unido mucho más a mi pareja, he compartido mucho con mi pareja, estoy logrando un equilibrio gracias a este aprendizaje, en cuanto a lo laboral y lo personal. Me gustaría seguir con ese camino.

Cuando yo comencé a divulgar no era gratificante, lo único que te graficaba era que habias aprendido algo nuevo, habias hecho un buen trabajo. Ahora es diferente, se ven las cosas diferentes, hay mas derechos. Creo que se debe reconocer más el trabajo de las personas divulgadoras. Nuestra intención es educar a la población. Hacen falta también más recursos -aprovecho también para reivindicar eso-. Necesitamos educación en las instituciones y en las familias. Ese es el futuro de la población.

Más sobre María Esclapez

María Esclapez es psicóloga experta en psicología clínica y de la salud, sexología clínica y terapia de parejas. Además, cuenta con formación en cuestio- nes de apego, trauma y EMDR. A lo largo de sus años de experiencia ha logrado compatibilizar la atención sanitaria a pacientes con la divulgación de contenidos de salud mental y relaciones de pareja en sus redes sociales, en medios de comunicación a nivel nacional y en ayuntamientos, institutos y universidades de toda España. Actualmente es referente en mate- ria de relaciones sanas tanto para miles de jóvenes y adolescentes, como para adultos. Ha escrito los libros de no ficción Ama tu sexoMe quiero, te quiero y Tú eres tu lugar seguro y ahora publica su primera novela, Mujeres que arden.

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