¿Qué conquistas perderían las mujeres afganas bajo el domino talibán?

El período comprendido entre 1996 y 2001 ha sido un paréntesis oscuro para las mujeres afganas. Bajo el régimen talibán, estaban sometidas a severas restricciones, como la prohibición de trabajar fuera de casa y de aparecer en público sin un pariente masculino cercano. Además, a mujeres y niñas se les negaba el acceso a la educación y tenían un acceso limitado a la atención sanitaria.

Es importante resaltar que estas restricciones han continuado aplicándose sistemáticamente a las mujeres en las zonas que nunca salieron del control talibán. Esa oscura sombra es la que preocupa a líderes y referentes que hoy alzan la voz, no solo desde fuera de Afganistán sino dentro mismo del país.

A pesar del conflicto permanente, después de 2001 hubo mujeres afganas que se han convertido en abogadas, médicas, juezas, profesoras, ingenieras, atletas, activistas, políticas, periodistas, burócratas, empresarias, agentes de policía y miembros del ejército. -Lola Liceras Ruiz (AI)

Tal es el caso de Zarifa Ghafari. Con tan solo 27 años, está al frente de la provincia de Maidan Wardak y es la alcaldesa más joven de Afganistán, un cargo al que accedieron muy pocas mujeres en su país y que, probablemente, esté vedado para ellas con el régimen talibán controlando el país. Ella advirtió el peligro de una situación irreversible: “Estoy aquí sentada, esperando a que lleguen”, dijo en una entrevista y agregó: «Los talibanes “vendrán por las personas como yo y me matarán”.

Zarifa Ghafari, alcaldesa afgana.
Conquistas que peligran

Actualmente, en Afganistán hay 3,3 millones de niñas recibiendo educación, y las mujeres participan más activamente en la vida política, económica y social del país.

Según lo expresa Lola Liceras Ruiz, coordinadora del Equipo por los Derechos Humanos de las Mujeres en Amnistía Internacional, a pesar del conflicto permanente, mujeres afganas se han convertido en abogadas, médicas, juezas, profesoras, ingenieras, atletas, activistas, políticas, periodistas, burócratas, empresarias, agentes de policía y miembros del ejército. Además, en 2019 más de mil mujeres contaban con sus propios negocios. 

El gobierno ha llegado a tener cuatro ministras, una gobernadora provincial y en 20 provincias una vicegobernadora en asuntos sociales, aunque ellas no lo han tenido fácil, sufrieron acoso, intimidación y discriminaciones.

El equipo de Roya Mahboob

«Estas chicas están extremadamente aterrorizadas«, dijo el domingo a la Canadian Broadcast News la abogada internacional de derechos humanos Kimberley Motley, con sede en Nueva York. 

Afghanistan’s All-Girl Robotics Team.

Ella se refería al equipo, formado por 25 chicas de 12 a 18 años, originarias de la capital provincial de Herat, que fue creado en 2017 por Roya Mahboob, emprendedora tecnológica afgana. Ella encabeza el Digital Citizen Fund, que ofrece clases STEM (sistema de aprendizaje que reúne ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y robótica para niñas. Las chicas del equipo quieren ir a Canadá para completar su educación y Motley está tratando de ayudarlas.

La atleta paralímpica que soñaba con Tokio

Dos atletas formaban parte de la delegación afgana que iba a participar en Tokio 2020: Zakia Khudadadi y Hossain Rasouli, ambos dedicados al taekwondo.

Zakia Khodadadi, taekwondista paralímpica afgana.

Khudadadi, de 23 años, fue la primera mujer en la historia en representar a Afganistán en unos Juegos Paralímpicos. El cierre del aeropuerto de Kabul, unido a la delicada situación que vive el país, imposibilitan la llegada del equipo a la capital japonesa.

La atleta ha solicitado ayuda para salir de su país, y el Consejo Superior de Deportes español ha formulado la petición de incluirla en la lista de evacuación.

Grandes obstáculos

Aunque el dominio talibán se retrajo desde 2001 y muchas mujeres afganas han podido vislumbrar un horizonte de mayores derechos, han seguido enfrentándose a grandes barreras.

La violencia contra las mujeres está muy extendida, la participación de las mujeres sigue siendo limitada en todos los niveles de gobierno y, según UNICEF, 2,2 millones de niñas afganas continúan sin ir a la escuela.

Además, en las conversaciones de paz que se iniciaron en septiembre de 2020, el equipo negociador del gobierno afgano, compuesto por 21 miembros, sólo incluía a cuatro mujeres, mientras que en la delegación talibán no había ninguna.

También la conferencia de paz sobre Afganistán celebrada en marzo en Moscú contó con una extremada infrarrepresentación femenina: sólo había una mujer en la delegación gubernamental de 16 miembros.

Después de graduarme de la universidad el año pasado y comenzar a forjar mi propia carrera, no puedo imaginarme perdiéndolo todo, volviendo a una vida dictada por hombres armados. -Malala Yousafzai

Más voces que se alzan

Entre las referentes que han expresado su preocupación por los últimos sucesos, o solicitado la intervención de la comunidad internacional, se encuentra la ex viceministra afgana de Asuntos de la Mujer, Hosna Jalil.

Hosna Jalil, primera mujer afgana nombrada como alto cargo del Ministerio del Interior en Afganistán.

Desde Washington, advirtió: «Mandan mensajes tranquilizadores sobre la concesión de los derechos básicos a las mujeres, o sobre la garantía de los derechos básicos de las mujeres, pero su acción sobre el terreno o sus prácticas sobre el terreno son diferentes. Así que ellas tienen miedo, tienen miedo de volver o de ser encarceladas en sus casas como lo hacían durante el régimen talibán antes de 2001”.

Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz 2014.

Por su parte, la activista feminista paquistaní y Premio Nobel de la Paz 2014, Malala Yousafzai, expresó este martes su preocupación: «Como muchas mujeres, temo por mis hermanas afganas. No puedo menos que sentirme agradecida por mi vida hoy. Después de graduarme de la universidad el año pasado y comenzar a forjar mi propia carrera, no puedo imaginarme perdiéndolo todo, volviendo a una vida dictada por hombres armados» – escribió, y agregó: «Las niñas y jóvenes afganas se encuentran una vez más en una situación en la que yo me he encontrado, desesperada porque nunca se les permitirá regresar a un aula o llevar un libro.»

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