La obesidad está reconocida como una epidemia mundial, y el problema va más allá de los efectos perjudiciales que tiene sobre la salud. La obesidad y el sobrepeso se convirtieron en un negocio que mueve millones de euros obtenidos directamente del bolsillo de los afectados a través de dos vías: la promesa, incumplida, de perder peso y la oferta de productos adaptados a sus características para la vida cotidiana.
Los últimos datos disponibles destacan la creciente prevalencia de la obesidad, que en Europa se ha triplicado en las dos últimas décadas. En España, según la última encuesta nacional de salud (ENS 2006), un 37,8% de los adultos sufre sobrepeso y un 15,6% obesidad, porcentajes similares a los que se registran en la franja infantil y juvenil (30% de sobrepeso y 13,9% de obesidad).
En España, un 37,8% de los adultos sufre sobrepeso y un 15,6% obesidad, porcentajes similares a los que se registran en la franja infantil y juvenil (30% de sobrepeso y 13,9% de obesidad).El impacto que tiene la obesidad en la salud es innegable: peor calidad de vida, problemas psicológicos, pérdida de la autoestima, enfermedades asociadas, reducción de la esperanza de vida y repercusión en la mortalidad. Se calcula que uno de cada doce fallecimientos que se dan en adultos están relacionados con el exceso de peso, lo que representa unas 28.000 muertes de adultos al año.
Más allá de la salud
Estos efectos perniciosos van más allá del campo sanitario, ya que el tratamiento registra una enorme carga en costes sociales y económicos, debido a la utilización de recursos para su prevención primaria y secundaria, y el tratamiento de las enfermedades asociadas. Algunos de los datos disponibles señalan que el coste de esta epidemia podría alcanzar el 7% del coste sanitario del Sistema Nacional de Salud, si bien esta cifra es discutida por algunos expertos.
Se trata, por tanto, de un serio problema que, además, es objeto de especulación, negocio e, incluso, engaño, favorecido por la convivencia de tasas cada vez más elevadas de obesidad con un modelo social que ensalza el culto al cuerpo. Ello condiciona que numerosos afectados no acepten su condición de obesos y vivan este trastorno acomplejados y con angustia. De ahí que intenten por todos los medios poner fin a su situación. Para ello no dudan en recurrir a cualquier método que les prometa un cambio de imagen, aunque éste no reúna las garantías ni evidencias científicas necesarias. Prueba de ello es que el 80% de los afectados utiliza productos y métodos "milagrosos" y sólo un 6% de los que se proponen adelgazar acuden al médico o al especialista.
La educación sanitaria desde la infancia, mediante la introducción de hábitos correctos para la prevención de la obesidad, es imprescindible.En este momento no hay cifras exactas sobre el impacto económico que genera este "negocio", pero en España se calcula que cada obeso que desea perder peso se gasta unos 60 euros mensuales. Y si recurre a los tratamientos farmacológicos con los dos medicamentos que están admitidos como adelgazantes, pero que no cubre la seguridad social, el coste es de 1.000 euros al año.
Información y educación, claves para la prevención
La educación sanitaria desde la infancia, mediante la introducción de hábitos correctos para la prevención de la obesidad, es imprescindible. Pero esta práctica no se realiza en todos los hogares y prueba de ello es el resultado de una reciente encuesta realizada en Almería entre adolescentes: el 97% desconoce la dieta mediterránea, el 76% no desayuna en casa, el 73% cambiaría su imagen corporal y, para mantenerse en forma, prefieren buscar una dieta en Internet.
Si a esto añadimos que en las cafeterías de los institutos no se respetan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en materia de grasas y que la bollería, las patatas fritas y las chucherías de todo tipo acaparan las ventas en estos locales, se obtiene una fotografía precisa respecto a la causa del aumento de la obesidad entre los adolescentes. Por ello, los expertos consideran imprescindible educar en hábitos saludables de vida y ofrecer alternativas mediante la información y formación sobre este problema de salud.
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