Nos llaman PIGS (cerdos es la traducción de esa palabra) a los países del sur de Europa y eso tiene un objetivo. No, no es la economía. La economía en este momento es la herramienta, en otros momentos fueron otras las armas. Lo malo no es lo que pretenden, lo peor es el síndrome de Estocolmo que se ha extendido por España. Las víctimas se sienten culpables. Ése es el mayor éxito de quienes quieren dominar por cualquier medio. PIGS es el acrónimo de Portugal Italy Greek y Spain. Es preciso decir cerdos en castellano para comprender todo lo que lleva implícita la palabra.
Vendedores de crédito interesados
Los bancos y cajas de ahorros españolas concedían créditos que sabían que muy probablemente no cobrarían. Asesoraron a los futuros deudores para que pudieran acceder a unos préstamos para los que no tenían suficiente solvencia. Los responsables de las entidades financieras se saltaron todas las normas del negocio bancario porque las ganancias eran inmensas. Cuando ha llegado el momento, se cumple lo previsto y los hipotecados no pueden pagar. Pierden su propiedad y quedan entrampados de por vida.
Las entidades, que no sus responsables, quedan en situación comprometida y el resto de la ciudadanía paga con sus impuestos el rescate de las empresas que crearon el problema. No es necesario insistir porque ya todo el mundo lo sabe.
No están rescatando a los países del sur, están rescatando a sus bancos que dieron créditos arriesgados porque les interesaba. Con la disculpa del rescate controlan a estos países imponiéndoles lo que deben hacer y cómo.Los bancos franceses y alemanes hicieron algo equivalente con Grecia. Le dieron créditos para que compraran productos franceses y alemanes. Quienes ahora la atacan la ayudaron a maquillar sus cuentas. En la Unión Europea se sabía. Pero a Francia y a Alemania les interesaba vender equipamiento militar a Grecia. Lo dijo claramente Daniel Cohn Bendit en el parlamento europeo y aún puede verse el vídeo en Internet.
A todos nos engañan o lo intentan
A los alemanes los vuelven a engañar. Les dicen que ellos son los austeros, los más trabajadores y que están salvando a los pueblos vagos del sur. Y se lo creen o se lo quieren creer. En realidad están salvando a sus bancos que prestaron a los griegos y a otros países para que éstos pudieran comprar productos alemanes, que a su vez dieron trabajo a los alemanes. No están rescatando a los países del sur, están rescatando a sus bancos que dieron créditos arriesgados porque les interesaba. Con la disculpa del rescate controlan a estos países imponiéndoles lo que deben hacer y cómo. La historia se repite.
A pesar de que las estadísticas desmienten las creencias, muchos españoles siguen pensando que los alemanes son más productivos, tienen menos funcionarios, menos vacaciones y que sus bancos regionales están más saneados. Olvidan que en los últimos meses tuvo que dimitir su presidente por mentir, que se equivocaron al calcular su déficit y éste cayó un 2,6 % de la noche a la mañana; que se olvidaron contar a sus 100.000 parados con más de 58 años.
Hay quien olvida que, mientras cuestionan la capacidad de pago de la deuda de otros países, por ejemplo la de España, a ellos le sale gratis endeudarse. Aunque solo fuera por eso, ya les merece la pena sugerir dudas sobre los demás y desprestigiar a los competidores en el acceso al crédito internacional. Nadie fiscaliza sus bancos, ni sus cuentas, ni la veracidad de sus cálculos, como se está haciendo con los países del sur.
Tampoco a EE.UU. le interesa una Europa unida y fuerte. Las agencias de calificación, norteamericanas, son juez y parte y siguen sin ser reguladas. No, las cosas no son tan simples. La economía y los prejuicios pueden ser una excelente excusa para tomar el control.
*Teresa Pascual Ogueta es Ingeniera de Telecomunicación y también escritora. Consultora y conferencista, autora de libros técnicos y de divulgación, hace análisis crítico de la realidad desde diversos puntos de vista.
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