La tecnología no es solo un conjunto de herramientas digitales, es un motor transformador que moldea constantemente la manera en que vivimos, trabajamos e interactuamos con nuestro entorno. Desde los vinilos y cassettes, que transformaron la forma en que consumíamos música, hasta la inteligencia artificial, que hoy optimiza procesos y predice comportamientos, la tecnología ha redefinido repetidamente nuestro mundo.
Experiencia y reflexiones sobre ética en la IA
En mis más de 20 años liderando proyectos de transformación digital en sectores tecnológicos y financieros, he sido testigo directo de cómo estos cambios no solo modifican organizaciones, sino que también tienen el poder de transformar vidas. Como VP de Tecnología y Head of Product en Globant, he impulsado iniciativas que unen estrategia, innovación y un profundo compromiso con las personas.
Durante mi reciente participación con jóvenes estudiantes en el IV programa de Liderazgo y Empresa en Madrid organizado por Inspiring Girls, surgieron reflexiones sumamente interesantes sobre la ética en la inteligencia artificial.
Las estudiantes expresaron preocupación sobre quién asegura que la IA no se convierta en un instrumento para el control de la información o una amenaza a nuestra privacidad. Estas inquietudes son cruciales y reflejan una profunda conciencia sobre la responsabilidad que debemos asumir como líderes tecnológicos: garantizar que las soluciones de IA se diseñen y utilicen realmente para beneficiar a la sociedad.

Además, las estudiantes plantearon preocupaciones válidas sobre la posibilidad de pérdida de empleos debido a la automatización impulsada por la IA. La historia nos ofrece lecciones claras al respecto: desde la Revolución Industrial hasta la era digital actual, hemos observado cómo la industria y los empleos se transforman constantemente. Cada cambio tecnológico ha traído consigo la desaparición de ciertas profesiones, pero también ha generado muchas otras nuevas. La clave está en nuestra capacidad para adaptarnos, aprender continuamente y reinventarnos profesionalmente.
Necesitamos más mujeres y niñas liderando el cambio tecnológico, especialmente considerando estos retos éticos y sociales. Actualmente, solo el 16% de los roles tecnológicos en Europa están ocupados por mujeres. Esto debe cambiar, porque diseñar tecnología sin diversidad es arriesgarse a perpetuar sesgos y limitar su potencial innovador.
El futuro tecnológico y el liderazgo femenino
Las habilidades digitales avanzadas serán imprescindibles para el 85% de los empleos en 2030. ¿Estamos preparando realmente a nuestras niñas y jóvenes para esta realidad? El futuro exige un compromiso decidido con la educación en tecnología, el fomento de carreras híbridas que combinen tecnología con creatividad y liderazgo, y especialmente, crear redes de apoyo donde las mujeres puedan crecer juntas y apoyarse mutuamente.
Finalmente, el futuro tecnológico es tan fascinante como desafiante. Nos esperan innovaciones increíbles como la medicina personalizada, la robótica autónoma y las ciudades inteligentes. Pero más allá de estas maravillas tecnológicas, lo realmente revolucionario será lograr que esta transformación tecnológica sirva a todas las personas, especialmente a aquellas que históricamente han estado subrepresentadas.
Mi invitación es clara: apostemos por la tecnología, sí, pero hagámoslo desde una perspectiva humana, inclusiva y ética. Solo así podremos construir un futuro verdaderamente justo y sostenible.