Trastornos psicológicos relacionados con el sol

En verano cobran fuerza los trastornos relacionados con el sol, como la tanorexia y la tanofobia.  Los expertos han dado la voz de alarma, debido a que en los últimos años han aumentados los casos de estos trastornos tan poco conocidos. Mientras que la tanorexia se asocia con una obsesión enfermiza por tomar el sol, la tanofobia se halla en el otro extremo: es un miedo irracional al sol y a sus potenciales efectos perjudiciales.

El manejo de estos dos trastornos psicológicos con efectos físicos (cáncer de piel y déficit de vitamina D) es multidisciplinario y se establece en colaboración con los psiquiatras, ya que el tratamiento más adecuado es la psicoterapia.

Dos caras de la misma moneda
Estar muy moreno a toda costa o eludir como sea el contacto con los rayos del sol, de forma obsesiva, son las dos caras de la misma moneda. Tanorexia y tanofobia, respectivamente, se engloban en el cajón de los trastornos dismórficos, como la anorexia. La percepción distorsionada de la propia imagen mejora con psicoterapia, sola o combinada con fármacos, el método más adecuado para tratar este tipo de dolencias. El trastorno dismórfico corporal (TDC), declarado en 1997 como trastorno mental en EE.UU., afecta a cerca del 2% de la población y es más frecuente en personas con un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) de base.

Estar muy moreno a toda costa o eludir como sea el contacto con los rayos del sol, de forma obsesiva, son las dos caras de la misma moneda. Tanorexia y tanofobia, respectivamente, se engloban en el cajón de los trastornos dismórficos,
como la anorexia.

La obsesión por el bronceado
La obsesión por estar moreno y aprovechar cualquier ocasión para ponerse al sol o para acudir a cabinas solares de UVA ha aumentado en los últimos años. A pesar de que, por norma general, es más frecuente en mujeres, se detecta un incremento entre los adolescentes de 14 y 15 años de ambos sexos. Cuando se toma el sol, en el cerebro se generan endorfinas, neurotransmisores opioides producidos en el sistema nervioso central, que generan sensación de placer, parecidos a los estimulados en los fumadores.

En los afectados de tanorexia, esta experiencia placentera es la causa principal de su inclinación a los rayos ultravioleta, y se da una situación de disgusto con el color de la piel (por muy bronceado que se esté), ansiedad ante la imposibilidad de tomar el sol y bronceado extremo, que pueden prvocar un envejecimiento precoz de la piel y el mayor peligro asociado a la tanorexia: el melanoma, uno de los cánceres de piel más malignos.

Fotoprotección extrema y vitamina D
La tanofobia es el extremo opuesto de la tanorexia. Es una aversión irracional al sol por sus potenciales efectos peligrosos y, en ocasiones, resultado de excesivas recomendaciones sobre la protección solar. También es una elección dañina ya que se asocia a déficit de vitamina D. Esto sucede más a menudo en personas entre 50 y 60 años. A pesar de que a partir de la quinta década se tomen alimentos ricos en este micronutriente (pescado azul, yema de huevo, hígado, lácteos enteros o enriquecidos, entre otros), los expertos aclaran que la provitamina D no se convierte en vitamina D aprovechable por el organismo si no se toma el sol. Para ello, sólo son necesarios diez minutos al día.

En los países más septentrionales del planeta, como Canadá, la insuficiencia de vitamina D es endémica debido a las pocas horas de insolación durante los largos inviernos de la región, que impide que el cuerpo genere de forma natural la vitamina a través del contacto de rayos ultravioletas con la piel.

 

El mayor peligro en el caso de la tanorexia es el melanoma, en el caso de la tanofobia, el deficit de vitamina D puede producir osteopenia, con reblandecimiento y debilitamiento de los huesos, y a diversos tipos de cáncer, como el de colon, de mama y de próstata.

La falta de esta vitamina se asocia a osteopenia (disminución en la densidad mineral ósea), con reblandecimiento y debilitamiento de los huesos, y a diversos tipos de cáncer, como el de colon, de mama y de próstata. Un estudio realizado por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer en Lyon (Francia) y el Imperial College de Londres, publicado en el "British Medical Journal", apunta que en personas con niveles altos de vitamina D el riesgo de padecer cáncer de colon disminuye en un 40%.

Los niveles de esta vitamina también están relacionados, de manera directa, con la mortalidad en el cáncer de mama. Según los datos recogidos por la Sociedad de Oncología Clínica de EE.UU., las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama con bajos niveles de vitamina D tienen el doble de posibilidades de que la enfermedad se extienda por su cuerpo y un 73% más de probabilidades de morir de cáncer que quienes registran grandes cantidades de esta vitamina en sangre.

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