Solas, solas, solas

Si “Solas” era un alegato de Carmen Alborch para reivindicar la dignidad de la soledad como una elección posible, en este caso es una llamada de atención para que las mujeres estén alerta; vienen tiempos difíciles y están muy solas.

Solas ante la corresponsabilidad

Quedan atrás aquellos tiempos en los que los que la incorporación al mercado del trabajo remunerado era sinónimo de la super-woman: la gran profesional capaz de seguir siendo la ejemplar ama de casa de antaño. Ahora, la consigna es la corresponsabilidad, el dificilísimo equilibrio de compartir entre todos los privilegios y rigideces del cuidado, y la exigencia y la libertad que aportan la independencia económica.

Cada mujer está sola a la hora de conseguir la corresponsabilidad, y su mejor herramienta es la negociación.

Cada mujer está sola a la hora de conseguir la corresponsabilidad, y su mejor herramienta es la negociación. En casa y en el trabajo. Negociar con las siguientes premisas: 1) los mejores negociadores son aquellos que no piensan en lo tuyo o lo mío, sino la mejor suma posible de lo tuyo más lo mío; 2) negociar bien no es solo conseguir un buen trato, sino lograr además que se cumpla lo pactado; 3) la renegociación es parte intrínseca de la negociación, sobre todo en entornos tan cambiantes como en el que vivimos.

Solas sin serviciodoméstico

Madrazo Gª de Lomana ya explicaba con cifras que el boom de la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado a partir de los noventa era un espejismo.  Se sustentaba en un servicio doméstico, formado por inmigrantes que trabajaban en condiciones muy precarias y sin derechos laborales. La crisis del 2008 las devolvió en masa a sus países de origen, y adelgazó los salarios de la clase media, haciendo este servicio inasequible para muchos. Las principales afectadas: las mujeres, pues la jornada reducida y la brecha salarial eran las losas que las penalizaban frente a sus maridos.

Pero no las busquen en las listas de parados, porque, si una mujer se queda en casa a cuidar de los suyos, deja de estar apuntada al paro y reduce la masa de población activa. Esta reducción mejora automáticamente las ratios del desempleo y empobrece nuestra capacidad productiva.

Solas, las mujeres para los políticos: Siempre el daño colateral

Tendemos a pensar que el dato más amenazador para un político es una cifra elevada de parados, pero, según Mª Ángeles Durán, hay otro peor, el número de hogares con todos sus miembros sin empleo. En la burbuja inmobiliaria, el bipartidismo incrementó la reducción de jornada por hijos de los 8 a los 12 años. No era una demanda social; el objetivo era redistribuir el exiguo trabajo existente entre las familias. De nuevo, las mujeres, que son las que culturalmente se acogen a esta medida, se vieron afectadas, machacadas por la culpa.

Soledad Murillo ya ha explicado esta vieja argucia utilizada por los sindicatos en la revolución industrial, consistente en sacar a las mujeres de la cadena de producción. Los niños y las mujeres cobraban menos y era más fácil apostar por un único salario familiar. También fue la premeditada justificación de la Sección Femenina, devolver los trabajos a los hombres tras la guerra y suplir la precariedad de cuidado primario (Richmond). Menos trabajo, menos dinero, menos cotización, menos independencia, y, por lo tanto, menos protección ante la vejez o el divorcio.

Durante esta crisis, de nuevo el bipartidismo, y supuestamente para mejorar las condiciones laborales del servicio doméstico, incrementó considerablemente sus cotizaciones a la Seguridad Social, sin que esto supusiera mayor protección para este colectivo totalmente feminizado. El resultado: despidos en masa (para muchas familias el trabajo de la madre pasó a ser un lujo para pagar a la cuidadora); reducción de horas de trabajo y de sueldos, ya que se renegoció el precio por hora a cambio de mantener el puesto, y nueva oleada de regresos a sus países de origen.

Abruma la falta de talla política a la hora de pactar. Y, sobre todo, el descarado desconocimiento de muchos de nuestros representantes.

Ahora vemos que, aunque cotizan, no tienen derecho a prestación por desempleo. Pero esta medida constituye además un agravio comparativo para las familias, ya que una empresa tiene incentivos fiscales por pagar a una limpiadora.  Una familia no, aunque son creadores de empleo, cotizan por la empleada y este servicio es condición sine equa non para la realización de su propio trabajo. Fue una medida recaudatoria.

Todo cambia, para algunas cosas siguen igual

Los partidos nuevos no lo han hecho mejor. Puestos políticos sustituyen a los técnicos y no es permisible que la ideología se cargue de un plumazo las bases de más de un siglo de pensamiento. Aterran la falta de consistencia entre los dichos y los hechos; las relaciones personales bajo las que se construyen las jerarquías y los nombramientos de los partidos. Abruma la falta de talla política a la hora de pactar. Y, sobre todo, el descarado desconocimiento de muchos de nuestros representantes. En el siglo XXI es un crimen equiparar la violencia de las mujeres hacia los hombres con el maltrato machista o decir que la desigualdad no existe. No importa si es por falta de estudio o un intento deliberado de dar carnaza al voto radical dormido.

Por otro lado, aunque la Ley de Igualdad no es perfecta y con el paso de los años muestra puntos susceptibles de evolución, derogarla sería un error. Fogarty ya lo dijo hace muchos años. Para avanzar en igualdad, hay que trabajar la evolución. La revolución, de cualquier signo, acaba tristemente en involución.

Tendemos a dar por descontados los hitos conseguidos en igualdad, pero siempre se puede ir hacia atrás. Sobre la conciencia de quienes han alentado los movimientos radicales recaerán las malas consecuencias que esto traiga. Lo dicho, solas, las mujeres están solas.

Margarita Alonso
Margarita Alonso
La Doctora Margarita Alonso es socia fundadora de Driversity, consultora boutique de talento, liderazgo y crecimiento. Durante 20 años desarrolló su carrera profesional en IE University siempre en relación con áreas internacionales en Madrid y en Nueva York; Ha sido miembro de su Comité Ejecutivo, Directora General de la Fundación IE y de Alumni y Carreras, entre otros. Comenzó su carrera como profesora en la Universidad Complutense. Alonso es Master en Marketing Management, Master en RRHH y Doctora en Comunicación por la IE University. Licenciada en filología moderna; posgrado en gestión de fundaciones por NYU; en Investigación de Mercado por LSE y ha realizado estudios de liberal arts en Yale University. Es autora de varios artículos relativos a diversidad y educación en prensa internacional. La tesina que culminó su suficiencia investigadora ha sido traducida y publicada con el nombre de Best Inclusion Practices, LGBT Diversity con Palgrave Macmillan (2012). Directora Académica de Aequalis. Secretaria General y profesora del curso Empresas y diversidad sexual e identidad de género, El Escorial (verano 2017). Ponente de Mercado Laboral, políticas de empleo y diversidad en la empresa en la Estrategia Estatal LGBTI 2017. Directora del área de empresas del proyecto ADIM, llevado a cabo por los gobiernos de España y Portugal con fondos europeos. Co-fundadora de ieOut & Friends Habla correctamente Inglés y Español y también Francés y Ruso básico. En 2015 ha recibido el premio AET por su excelencia en la gestión de la Diversidad; en 2016 ha sido elegida una de las Top 100 Mujeres Líderes por Mujeres y Cia en la categoría de “Pensadoras y Expertas”; En 2017 ha recibido el LGBT Leadership Award del IE.

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