Tras el fin de las vacaciones y el regreso a la rutina laboral, se mezclan sensaciones que nos afectan emocionalmente y repercuten en nuestro día a día. Es normal sentir que el trabajo nos cuesta más o que nos agotamos más rápido.
Si esto ocurre, podríamos estar frente a lo que se conoce como síndrome postvacacional. Sin embargo, si estas sensaciones perduran en el tiempo, tal vez haya algo aún más profundo: el síndrome del trabajador quemado o burnout.
El síndrome postvacacional y el síndrome del burnout se relacionan en el punto en que ambos tratan de trabajo y salud mental. Sin embargo, son cosas diferentes e implican soluciones también diferentes.
Henar Vega es autora del libro Trabajar en llamas: aprende a gestionar y superar el síndrome del trabajador quemado. En diálogo con Mujeres&Cía, ha respondido algunas preguntas para ayudarnos a entender las diferencias entre cada uno y lograr identificar si estamos atravesando alguno de ellos.
Las manifestaciones que pueden aparecer son muy diversas en las personas pero incluyen sentimientos de tristeza o nostalgia por el tiempo de ocio, disminución de la capacidad de concentración y por tanto, reducción de la capacidad de análisis o de toma de decisiones, descenso de la productividad, sensación de falta de control sobre las tareas y responsabilidades, ausencia de motivación, falta de entusiasmo, mayores niveles de irritabilidad o impaciencia. Asimismo, también pueden aparecer síntomas físicos de fatiga o agotamiento y alteraciones del sueño.
Es importante tener en cuenta que estas sensaciones son temporales y que suelen ir disminuyendo a medida que avanzan los días y nos adaptamos nuevamente a la rutina laboral.
¿Qué es el síndrome postvacacional? ¿De qué manera se puede combatir?
El propio nombre ya nos da algunas pistas sobre su definición. El concepto de «síndrome» hace referencia a un conjunto de síntomas que, en este caso, aparecen tras las vacaciones. Como ya hemos visto anteriormente, puede incluir cansancio, tristeza, anhedonia, cambios de humor, ausencia de energía, malestar generalizado, falta de concentración, etc.
Para ayudarnos a lidiar con todas estas sensaciones podemos tener en cuenta algunos consejos como priorizar el descanso, una buena alimentación y el ejercicio físico para ayudar a nuestro cuerpo a retomar las rutinas y los hábitos saludables después de los excesos vacacionales. Es importante también planificar la vuelta con tiempo, organizando y priorizando bien el trabajo. Se busca recuperar el ritmo poco a poco, sin intentar compensar en los primeros días todo lo que no se ha realizado durante nuestra ausencia, ya que esto provocará que nos agotemos aún más.
Es importante planificar la vuelta con tiempo, organizando y priorizando bien el trabajo
Buscar alicientes como nuevas actividades o retos y pensar en nuestra próxima escapada también pueden ayudarnos a sobrellevar este síndrome postvacacional.
¿En qué medida se relaciona con el síndrome del burnout?
El síndrome postvacacional y el síndrome de burnout son dos fenómenos que están relacionados, ya que ambos se vinculan al trabajo y la salud mental, aunque son diferentes en causas, síntomas, duración y complejidad.
El síndrome postvacacional es una respuesta temporal que ocurre en la transición entre el período de descanso y la vuelta al trabajo, sus síntomas suelen ser más leves y disminuyen en poco tiempo a medida que la persona se readapta a la rutina laboral.
Por su parte, el síndrome del trabajador quemado (burnout) es el resultado de un estrés elevado sostenido en el tiempo y por tanto, sus síntomas son más complejos, más graves, están más enraizados y son más persistentes en el tiempo, pudiendo llegar a meses o incluso años si no se aborda adecuadamente.
En el caso de las personas que están inmersas en un burnout, volver a la rutina laboral tras las vacaciones suele ser un momento complicado y generar una alta reactividad, por lo que en esos casos es esencial planificar de forma cuidadosa la reincorporación.
En el caso de las personas que están inmersas en un burnout, volver a la rutina laboral tras las vacaciones suele ser un momento complicado
¿Cómo comienza esta sensación? ¿Cuáles son los primeros síntomas? ¿Cómo va creciendo?
El síndrome del trabajador quemado puede tomar diferentes formas según la persona, aunque en general, suele haber una progresión siguiendo sus tres dimensiones principales. En primer lugar, el agotamiento extremo que va más allá de un mero cansancio físico y que no desaparece con el descanso.
En segundo lugar, la despersonalización, por la que uno se comienza a distanciar psicológicamente de aquello que antes le podía gustar, ya no se disfruta de la misma forma del trabajo, hay un distanciamiento de las personas y se puede llegar a tener altos niveles de negatividad e insensibilidad.
Es esencial trabajar la prevención y detectar los primeros síntomas, para que no derive en una patología más severa
Y por último, la sensación de ineficacia, por la que se siente una falta de productividad, se comienza a dudar de la valía y por la que la autoestima puede llegar a verse afectada. En una gran parte de los casos el progreso del burnout a medida que avanza su gravedad suele seguir estas fases, aunque no siempre ocurre así. Los síntomas pueden darse en otro orden y que, por ejemplo, lo primero que podamos detectar es un elevado síndrome del impostor y una sensación prominente de ineficacia.
Es esencial trabajar la prevención y detectar los primeros síntomas, ya que si no se gestiona apropiadamente, puede derivar en otro tipo de patologías más severas como ansiedad generalizada o depresión.
¿Cómo podrías aplicar el síndrome del burnout a la situación particular de las mujeres? ¿Crees que existe una diferencia con los hombres?
A día de hoy, existen datos contradictorios respecto a las diferencias de género en los estudios de burnout y en general, de estrés laboral, pues no queda claro si existen diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres. La compleja interacción de factores individuales, laborales y sociales hace que estudiar este aspecto sea sumamente difícil y de ahí, la falta de datos. Lo que sí está demostrado es que existen diferencias en relación a sus dimensiones. En el caso de las mujeres, muestran mayor
agotamiento emocional, mientras que los hombres presentan un mayor nivel de despersonalización.
No obstante, aquellos estudios que indican una mayor prevalencia de burnout en las mujeres, sugieren que puede ser debido a las diferencias de roles y responsabilidades en el entorno familiar y social, pues en ellas recae una mayor carga. Mantener el equilibrio entre la vida profesional, personal y familiar se plantea como todo un desafío y por ejemplo, asociado a la maternidad, ya se habla de burnout maternal.
Las mujeres muestran mayor agotamiento emocional y los hombres presentan un mayor nivel de despersonalización
¿Las vacaciones son un remedio para este síndrome? ¿O, por el contrario, lo acrecientan?
Las vacaciones en sí mismas no constituyen un remedio. Si bien pueden reducir o mitigar algunos síntomas al alejarnos del entorno profesional, disfrutar de más tiempo de ocio o deporte y descansar más, entre otras cosas, para abordar de manera apropiada el burnout, se debe realizar un trabajo más profundo. Esto conlleva una modificación del estilo de vida junto con un trabajo a nivel psicológico.
Es por ello que en “Trabajar en llamas” planteo la fórmula del extintor anti-burnout: necesitamos una serie de ingredientes físicos y mentales, junto con un grupo de actuadores que les permitan funcionar de manera efectiva. Cada persona, considerando sus síntomas y circunstancias personales, podrá crear la alquimia apropiada y construir su propio extintor para gestionar y superar el burnout.
¿Qué herramientas pueden desarrollar las empresas para evitar o hacer frente
al síndrome del quemado?
Las empresas tienen mucho que decir en la lucha contra el síndrome del trabajador quemado. No podemos obviar que este es un problema sistémico, no únicamente individual, por lo que trabajar la prevención a nivel organizacional es esencial. Por una parte, es esencial generar planes de bienestar, que incluyan entre otros aspectos, formación sobre el burnout, pues aún hay un gran desconocimiento sobre el síndrome y muchas personas ni siquiera saben qué es, por lo que son incapaces de reconocer sus síntomas.
Este es un problema sistémico, no únicamente individual. Trabajar la prevención a nivel organizacional es esencial
Todas estas acciones de los planes de bienestar buscan prevenir su aparición, pero si a pesar de todos los esfuerzos, algún trabajador comienza a quemarse es necesario tener herramientas de detección temprana para poder actuar con las primeras señales. Generar un clima de seguridad psicológica para que los trabajadores sientan la confianza suficiente para levantar la mano y pedir ayuda, o hacer evaluaciones periódicas, pueden ser herramientas en este punto.
Por último, ofrecer ayuda a los trabajadores que puedan estar inmersos en el burnout, por ejemplo modificando las condiciones laborales u ofreciendo acompañamiento profesional. En esta última fase el objetivo es conseguir una recuperación completa, minimizar sus consecuencias y evitar futuras recaídas.
A nivel general, desde mi punto de vista, una de las acciones más importantes (y más baratas) que sin duda se debe implementar a nivel de empresa es la escucha. Tanto a nivel
de organización, como a nivel de responsables, la escucha profunda y sincera de las necesidades de las personas es clave, porque sólo desde ahí se podrá tomar acción y co-crear entornos, programas y políticas adecuadas que favorezcan el bienestar de los empleados.
¿Qué fue lo que te impulsó a escribir el libro Trabajar en llamas? ¿Por qué dirías que su lectura es necesaria?
Comencé a escribir el germen de “Trabajar en llamas” como una forma de autoterapia cuando yo misma experimenté este síndrome en 2018. Mi intención era recoger mis propias vivencias y plasmar todo lo que iba investigando y descubriendo. Posteriormente, empecé a visibilizar lo que me había pasado y llegaron a mí muchas personas que, gracias a mi historia, descubrieron este síndrome y entendieron lo que les ocurría.
Como apenas había nada escrito a nivel divulgativo en castellano sobre burnout, decidí comenzar a estructurar todo lo aprendido en un libro, aderezándolo con esas historias para hacerlo todavía más humano y cercano.
“Trabajar en llamas” tiene como finalidad ayudar a todas aquellas personas que estén transitando por este síndrome o que sientan que puede estar comenzando a quemarse. Se busca que comprendan qué supone el burnout, su proceso, los ingredientes para luchar contra él y sobre todo, que no se sientan solas, que sepan que del incendio se sale.
Además, como no es un problema únicamente individual, también cuenta con una parte dedicada a líderes y responsables, para que tengan herramientas para prevenir y gestionar el burnout en sus equipos. En definitiva, busca ser una guía para aprender a gestionar y superar el síndrome del trabajador quemado tanto a nivel individual como colectivo, fusionando la solidez científica y psicológica con el punto de vista humano y emocional.
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