Dicen y creo que con razón, que ésta que estamos viviendo, es la crisis de la decencia. Yo iría más allá: es el resultado de no haber usado el sentido común en la Res Públicas, es decir, en la cosa pública. El bien común se ha limitado en pos del bien del partido. El procomún vs. pro individuo. Y en este artículo me gustaría reflexionar sobre el rol de la mujer propietaria y líder de organizaciones que están viviendo la crisis, pero afrontándola desde nuevos ángulos.
Quiero advertir de primeras que estoy hablando sobre la generalidad y que estoy segura que a esto se le pueden añadir casos muy sonoros de lo contrario. Pues bien, cuando hablo de nuevos ángulos en la dirección del negocio, no me refiero tanto al sistema, sino a la aplicación.
"Estoy segura de que sistemas como el renting y el leasing para un coche, son menos utilizados por mujeres empresarias que por hombres, ya que las mujeres somos menos dadas a la ostentación del éxito y, por tanto, nos limitamos más a la hora de hacer gastos de “representación” Cualquier mujer que ha llevado una mínima contabilidad de esas de la “cuenta la vieja” sabe que en su hogar no puede salir más dinero del que entra. Cualquier ama de casa sabe que, si hay que endeudarse pidiendo un crédito -al banco o a familiares-, sólo debe ser por algún motivo muy extraordinario. Por eso, estoy segura de que sistemas como el renting y el leasing, por ejemplo, para un coche, son menos utilizados por mujeres empresarias que por hombres, ya que las mujeres somos menos dadas a la ostentación del éxito y, por tanto, nos limitamos más a la hora de hacer gastos de “representación”.
Una prueba de la eficacia de tener mujeres en las empresas se recoge de un estudio realizado entre las 500 mayores empresas de EEUU. En aquellas compañías en cuyas filas estaban incorporadas las mujeres en los consejos de dirección, habían obtenido crecimientos durante estos años de crisis. Y además de esto, está demostrado que quiebran muchas menos empresas lideradas por mujeres que por hombres, aunque sus crecimientos son mucho más modestos.
Las empresarias somos más partidarias de compartir los problemas y nuestras inquietudes, la información y la experiencia. Prueba de ello es que contamos con foros y un activo asociacionismo, y en general estamos más abiertas a recibir nueva formación.
Aquellas empresarias que dedican parte de las imposibles agendas a “parar” un momento para formarse, para conocer nuevas perspectivas, para compartir… demuestran que están dispuestas a afrontar nuevos retos y a plantearse nuevas visiones. La formación, lejos de denotar debilidad, pone de manifiesto fortaleza, ilusión y una buena salud psíquica.
La gran mayoría de mujeres empresarias, tiene una filosofía diferente a la hora de dirigir y gestionar las empresas. En general -siempre en general-, son más humildes y currantas, no se andan por la ramas, ni están “midiéndose” para ver quien tiene el despacho más grande o el coche más caro. Y, muy importante, probablemente sus salarios, a pesar de ponérselos ellas mismas, o a lo mejor por eso mismo, son más bajos que los empresarios del mismo nivel.
Está demostrado que quiebran muchas menos empresas lideradas por mujeres que por hombres, aunque sus crecimientos son mucho más modestos. A todo eso hay que añadir un factor diferencial que es fundamental: Las mujeres -empresarias o trabajadoras asalariadas, funcionarias o autónomas…- estamos pluriempleadas. Puede sonar a tópico, pero es tan cierto, que me arriesgo a sonar obvia. Son las que, en general, llevan la gestión del hogar, desde el inventario de suministros, la relación con proveedores, las RRPP y sociales y, si además son madres, gestionan unos recursos humanos tan valiosos, como sensibles y delicados. ¡Son Directoras Generales de sus casas!
En medio de la crisis, es el momento para ver el coraje y la tenacidad, saber que todos los modelos de negocio independientemente del sexo de su máximo gestor se pueden mejorar, pero que, en general, las mujeres estamos abiertas a hacerlo, y queremos aprender cada día.
Para terminar, me gustaría recordar que La armada invencible fue esquilmada -y humillada para la posteridad- por un temporal. Pues bien, estamos en estos momentos dentro de un destructivo huracán -crisis y circo mediático-político- que le quita a cualquiera las ganas de “tirar para adelante”. Sólo gracias a nuestra actitud positiva, al sentido común, a la honestidad, la transparencia, y a poner mucha, mucha paciencia e ilusión, lograremos salir de ésta.
*Directora General de Art Marketing
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