Mujeres abogadas, entre la profesión y la conciliación

Según las últimas cifras registradas en el Consejo General de la Abogacía Española, los abogados tienen una media de 39 años de edad y 14 de experiencia. Las mujeres suponen sesenta por ciento de las nuevas incorporaciones y están cerca de representar la mitad de los profesionales, con un 47 por ciento del total.

No obstante, una parte abandona la profesión en los primeros años de ejercicio debido a dificultades que se presentan a la hora de conciliar la vida familiar con la actividad profesional. Legal Today ha consultado a cuatro madres y a un asesor de comunicación autor de "Políticas", acerca de las mujeres protagonistas del poder, y de cómo lo ejercen. ¿Quiere saber además cómo piensan? Veamos.

"Ser padre o madre, en muchos casos, favorece aptitudes que te hacen mejor persona y…profesional" nos dice Antoni Gutiérrez-Rubí, autor de "Políticas", libro donde analiza la esfera de la acción pública vista desde los ojos femeninos.

Una parte abandona la profesión en los primeros años de ejercicio debido a dificultades que se presentan a la hora de conciliar la vida familiar con la actividad profesional"Es cierto que todavía cuando se habla de "conciliación" el concepto se asocia en primer término a la mujer y eso nos indica que, aunque se van progresos importantes en esta línea, todavía queda un largo camino por recorrer. Por otro lado, el término conciliación debería ir asociado a una nueva concepción y valoración del tiempo en el ámbito empresarial" añade Gutiérrez-Rubí.

Adela García de Tuñón, HR Officer en Lovells, dice que "conciliación y mujer caminan de la mano sobretodo en el caso de las madres, pero el ‘worklife balance’ no puede ni debe referirse sólo a ellas, sería una visión estrecha de la realidad y de la sociedad. Los departamentos de Recursos Humanos somos cada vez más conscientes de esto, muchos y sobre todo las nuevas generaciones son muy exigentes, sus planteamientos van desde la conciliación de su vida profesional y personal hasta el desarrollo de su actividad en un ambiente diverso, pasando por exigencias en flexibilidad que no se habían planteado antes".

Mercedes Ferrer Ruiz-Vernacci trabaja en la asesoría jurídica de Sener, una gran empresa de ingeniería. La flexibilidad horaria, para ella, "es la clave" a la hora de conciliar. "Los españoles tenemos una cultura presencial que no existe en otros países. Lo importante debería ser desempeñar tu trabajo de forma excelente no las horas que pases en tu puesto de trabajo", matiza Mercedes. Razona que "esa flexibilidad se consigue únicamente si quienes trabajan contigo están convencidos como tú de que puedes desempeñar tu trabajo perfectamente en las horas que más se adapten a tu situación personal. De lo contrario, acabas teniendo que sacrificar o bien tu vida profesional o tus obligaciones familiares".      

Si hablamos de tiempo, Isabel Pascual de Quinto, abogada en Garrigues, ubica la clave en "saber organizarse y unificar las tareas. Una casa debe funcionar como un Despacho, hay horarios para cada cosa y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Es como el engranaje de un reloj.  Llevar una agenda paralela ayuda a que todo funcione".    

María Jesús Prieto es madre de diez hijos y Registradora de la Propiedad; y piensa que "conciliar supone entender la familia como unidad y el tiempo como un recurso escaso que hay que economizar y destinar, según consenso elaborado por ambos cónyuges en familia, porque solo ellos pueden valorar sus capacidades y necesidades de presente y de futuro". Matiza que "las medidas de conciliación deben tener como destinatarios a todos los trabajadores, no sólo a las mujeres ni a los que tengan hijos pequeños, ya que puede existir otro tipo de obligaciones familiares, como la atención a incapacitados o enfermos que requieran medidas de conciliación".

Antoni Gutiérrez-Rubí, en el mismo sentido, dice que "conciliar es dedicar tiempo a cada uno de nosotros para desarrollar  nuestros compromisos de pareja, familiares o personales.  Si la conciliación es renuncia o trato y no un compromiso por el equilibrio, fracasa". 

¿Si lo sé, no vengo? 

¿Las mujeres se arrepienten de su salida al mercado de trabajo? No, de ningún modo.

De hecho, Mercedes Ferrer Ruiz-Vernacci recuerda que "hay momentos complicados en los que tienes a un familiar enfermo, te quedas sin ayuda doméstica, y encima tienes un viaje de trabajo, y piensas precisamente en cómo tu madre podía quedarse en casa y tú en cambio como ‘mujer liberada’ te tienes que convertir en super woman para llegar a todo, y siempre con la sensación de que ni tu familia ni tu trabajo está siendo atendido como te gustaría…En esos momentos yo pienso en ella y en todas las mujeres de su generación que como a ella les hubiera encantando tener la oportunidad de ser madre y mujer trabajadora, y eso me llena de fuerza".

Adela García de Tuñón valora que "la presencia de la mujer en el mercado laboral es muy positiva para la sociedad, para la familia y para ella misma. Hemos avanzado mucho pero tenemos que seguir avanzando aún más, la sociedad está cada vez más sensibilizada y lo que antes era una excepción se está convirtiendo en algo normal. Ahora bien, sin duda estamos donde estamos gracias al esfuerzo, la renuncia y la dedicación de muchas mujeres. Tenemos que seguir trabajando para lograr un equilibrio, para que muchas mujeres no sientan que "la liberación" se ha vuelto contra ellas".

Abunda en esto Mercedes Ferrer Ruiz-Vernacci exponiendo que "todavía hay demasiada gente (mujeres y hombres) que consideran que o bien renuncias a tener una carrera o bien renuncias a ver a tus hijos pero que todo no se puede tener, que eso es ‘como soplar y sorber al mismo tiempo‘. Están muy equivocados porque se puede, pero sigue dependiendo del apoyo que recibas en tu trabajo y en tu familia".

Adela García de Tuñon agrega que "la conciliación es también una elección personal, lo que ocurre es que en ocasiones, seguramente en más de las que debería, es excesivamente costosa ya que implica demasiadas renuncias profesionales o personales/familiares".

"Conciliación es encontrar un equilibrio entre la dimensión profesional y la personal de la vida… para el desarrollo pleno de la persona, de sus compromisos personales y familiares, de su propio espacio.  Sin equilibrio, no hay conciliación".
Antoni Gutiérrez-Rubí

Mercedes Ferrer Ruiz-Vernacci valora que "todavía en el año 2010 es increíble que la conciliación siga dependiendo del caso concreto de cada uno y que no exista una política consolidada como en otros países". Continúa diciendo que "se piensa que con los derechos que tenemos para poder conciliar estamos protegidas, pero no es cierto porque ejercerlos puede suponer tal penalización en el día a día que muchas mujeres no se atreven a hacerlo. A muchas de las que lo hacen, se les puede acabar poniendo tan difícil que al final tienen que sacrificarse".

Gutiérrez-Rubí ve que "muchas madres trabajadoras, sobre todo cuando los hijos son más pequeños, sostienen una mayor responsabilidad hacia ellos que muchas veces las hace renunciar a nuevas o mejores oportunidades en el terreno profesional o que socialmente las hace sentir culpables si tienen una carrera en la que progresan y de la que se sienten satisfechas. En este sentido, se las juzga diferente que a los hombres y esto dificulta la incorporación plena y al mismo nivel en el mercado laboral".

Por ejemplo, María Jesús Prieto López habría querido pedir "la excedencia por un año cuando los cinco mayores eran pequeñitos pero no pude hacerlo porque me advirtieron que no mantendría el mismo destino y tendría que volver a concursar. Había conseguido un destino cerca del lugar que elegimos para vivir y no podía perderlo". Mercedes Ferrer Ruiz-Vernacci ve claro que "en otros países europeos está mal visto que una mujer tenga que delegar la educación de sus hijos, o que tenga que renunciar a la lactancia materna por no ser compatible con su trabajo o vivirla de forma angustiosa si se empeña en ir contra corriente o ser una madre de fin de semana. En España en cambio lo que parece que está mal visto es querer recoger a tus hijos del colegio, hacer con ellos los deberes o llevarles al pediatra porque eso supone desatender tus obligaciones laborales".

Adela García de Tuñón concluye en que "hay que combinar acercamientos: seguir eliminando las barreras y cambiando los estereotipos tradicionales por unos más igualitarios, hacer políticas legislativas y empresariales que estimulen la flexibilidad y la conciliación de todos los profesionales. ¿Una medida? Quizá adaptar a la realidad los calendarios y horarios escolares".

*Este es un extracto de la entrevista publicada en Legal Today.

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