La regresión de las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en Estados Unidos ha desatado una alerta que trasciende fronteras. El requerimiento de la administración Trump a sus proveedores para que renuncien a estas políticas si quieren mantener contratos con el gobierno estadounidense ha generado preocupación en Europa. En España, la respuesta no se ha hecho esperar: la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha sido tajante al afirmar que ninguna empresa podrá eludir las leyes de igualdad vigentes en el país.
En este escenario de tensiones legales y retrocesos ideológicos, Ana Bujaldón, presidenta de FEDEPE (Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias), analiza el impacto que estas decisiones pueden tener sobre las mujeres empresarias, especialmente en las pymes. Desde su organización, que agrupa a más de 27.000 directivas y profesionales, advierte que el desmantelamiento de las políticas DEI no es un asunto menor: implica poner en riesgo derechos conquistados, limitar el crecimiento de las empresas lideradas por mujeres y debilitar estructuras productivas ya de por sí más vulnerables.
A través de esta entrevista, Bujaldón expone con claridad los desafíos actuales y llama a la acción colectiva. Frente a una ola conservadora que amenaza con consolidar desigualdades, FEDEPE defiende el liderazgo femenino como un motor de transformación, reclama firmeza institucional y recuerda que la igualdad no es una opción ni una tendencia: es un mandato legal, una cuestión de justicia y una condición para el progreso económico y social.
¿Cómo interpreta FEDEPE la actual regresión en políticas de igualdad e inclusión en EE.UU.?
En FEDEPE estamos profundamente preocupadas por la triple amenaza que suponen algunas políticas de la administración Trump y que comprometen seriamente los avances en igualdad de género a nivel global.
En primer lugar, el desmantelamiento de los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en las empresas; también, el anuncio de nuevos aranceles que impactan de forma directa en la actividad internacional de muchas pymes lideradas por mujeres; y, por último, por la supresión de ayudas a la cooperación internacional que sostenían proyectos esenciales en educación, salud y desarrollo para millones de mujeres y niñas en el Sur Global.
Estas decisiones representan no solo un retroceso en materia de derechos, sino que son también un factor de inestabilidad para muchas empresarias que se encuentran al frente de pequeñas y medianas empresas. Son estructuras productivas con recursos más limitados y, por tanto, más expuestas a los efectos de la inseguridad jurídica y económica que generan estos anuncios y sus constantes cambios de rumbo. Restringir su acceso a mercados exteriores y dificultar su proyección internacional es frenar su crecimiento y poner en riesgo su sostenibilidad.
Por otro lado, la retirada de políticas DEI supone renunciar a herramientas que han sido clave para corregir desigualdades estructurales en el ámbito laboral. No se trata de privilegios, sino de garantizar condiciones más justas para todas las personas. Y abandonar la cooperación internacional en un momento de crisis múltiple implica dejar atrás a quienes más apoyo necesitan, consolidando aún más las brechas globales.
Nos inquieta, además, el efecto que esta agenda puede tener más allá de Estados Unidos, especialmente en filiales de grandes corporaciones y en el clima político de otros países. Por ello, en FEDEPE emitimos nuestro propio comunicado al respecto, ya que consideramos urgente que Europa actúe con firmeza y unidad para defender los derechos de las mujeres y preservar los avances alcanzados.
«Abandonar la cooperación internacional en un momento de crisis múltiple implica dejar atrás a quienes más apoyo necesitan, consolidando aún más las brechas globales»
¿Qué papel deben jugar las asociaciones de mujeres directivas ante este tipo de situaciones?
Un papel activo, influyente y coordinado. FEDEPE cree firmemente que las asociaciones de mujeres deben actuar como red de contención y motor de cambio. Hay que hacer frente común, también en Europa, para frenar cualquier intento de retroceso. Nuestra Federación lleva más de 37 años promoviendo el liderazgo femenino y defendiendo la igualdad desde la acción, y no vamos a dejar de hacerlo ahora. También tenemos el deber de trasladar este debate al ámbito político, empresarial y mediático.

¿Cómo pueden las mujeres profesionales y líderes reaccionar y prepararse ante este escenario?
Con unidad, visibilidad y estrategia. FEDEPE anima a las mujeres a fortalecer sus redes, formarse, alzar la voz y ocupar espacio. El liderazgo femenino es una necesidad para construir sociedades más equitativas y competitivas. Además, desde nuestra organización ponemos en marcha programas específicos de mentoring, formación y acompañamiento al emprendimiento, precisamente, para afrontar contextos complejos como este. Las mujeres tenemos que estar preparadas no solo para resistir, sino para liderar.
¿Cómo podemos reforzar la narrativa pública a favor de la inclusión y la igualdad, en un momento donde parece estar cuestionada?
En FEDEPE defendemos que reforzar la narrativa pública a favor de la igualdad pasa, en primer lugar, por no dar ningún paso atrás. La igualdad no puede estar sujeta a modas, cambios de ciclo o intereses ideológicos. Es un principio democrático, un eje de justicia social y también una condición de competitividad y sostenibilidad para nuestras empresas y economías.
En momentos como el actual, en que vemos discursos que intentan banalizar o incluso desacreditar los avances conseguidos, creemos que es fundamental recuperar el foco: recordar por qué se impulsaron determinadas políticas, a quién beneficiaron, y qué se pierde cuando se desmontan. La narrativa tiene que apoyarse en datos, sí, pero también en ejemplos concretos y en el impacto positivo que la igualdad ha tenido en la vida de muchas mujeres y, con ellas, en la sociedad en su conjunto.
En FEDEPE trabajamos incansablemente para aumentar la visibilidad del liderazgo femenino, especialmente de las mujeres que dirigen, emprenden, innovan o transforman su entorno. Tenemos que mostrar ese liderazgo, reivindicarlo públicamente y ocupar espacios donde aún no estamos presentes.
En definitiva, no se trata solo de defender lo conquistado, sino de proyectar un mensaje claro: la igualdad no es un obstáculo, es una oportunidad. Y si retrocedemos en eso, perdemos todos.
¿Qué mensaje le gustaría enviar a las mujeres profesionales que ven con preocupación esta oleada conservadora?
No están solas, somos las personas y organizaciones que creemos en un liderazgo con propósito y valores. FEDEPE reúne a más de 27.000 mujeres directivas, ejecutivas, profesionales y empresarias de toda España y, como entidad de utilidad pública y con estatus consultivo en la ONU, trabajamos desde 1987 para que la igualdad no dependa de modas ni gobiernos. Sabemos que cada retroceso legal, cada crisis económica, impacta el doble en las mujeres, y por eso no vamos a parar. Seguiremos activas, construyendo alianzas, abriendo caminos y acompañando a todas las mujeres que creen, como nosotras, que retroceder no es una opción.