¿Deformar la figurita para que quepa en el molde? Otro modelo es posible.

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Con ocasión del día de la mujer, he participado en diversos actos que se han celebrado en Madrid alrededor de este tema. He asistido a diálogos sobre la brecha salarial, mujeres en consejos, y de nuevo los problemas con que se encuentran las mujeres en el tema de conciliación de la vida familiar y laboral. Y también personal, porque como dijo muy acertadamente alguien en el diálogo del Instituto de Empresa, no es lo mismo tiempo doméstico que tiempo personal, y todas las mujeres sabemos perfectamente a qué se refiere esta distinción, aunque en la vida real tendemos a olvidarla…

Varias de las preguntas en este coloquio me llevaron a reflexionar sobre el modelo o sistema que prima en el mundo de los negocios. Se hablaba de las renuncias que tiene que hacer la mujer en un puesto directivo para poder llegar o mantenerse en el mismo. Se hablaba de la dedicación absoluta al trabajo, de abandono de relaciones con amigos y de poca atención a los padres por falta de tiempo, de imposibilidad de asistir a los baños de los hijos, y no digamos ya a las reuniones del colegio. Se hablaba de mala conciencia y en definitiva de forzar a nuestra naturaleza para poder triunfar laboralmente.

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¿Qué tal si en vez de hacer encajar a las mujeres en un molde de empresa en el que no encaja, sencillamente cambiamos el molde? Claro que hay recetas, y algunas se mencionaron allí: impecable logística, organización, elecciones y decisiones que faciliten el día a día, como vivir cerca del trabajo, cerca del colegio, elegir nuestra casa por su cercanía al aeropuerto si tenemos un puesto internacional. Contar con ayuda doméstica. Y muy importante: elegir bien al compañero de viaje, pues todas estas mujeres triunfadoras hablan del apoyo de su marido como un posibilitador fundamental para su éxito. (Aquí hago un inciso para recordar algo que oí en la presentación de un libro el otro día: hay que elegir a la pareja pensando en si va a ser un buen ex marido…por si acaso. Habrá que hacerlo también pensando, ¿será un buen marido para una Presidenta de multinacional?) Pero esto es otra historia.

Volviendo al tema, se me ocurre que lo que puede estar pasando es que estamos intentando forzar nuestra naturaleza para intentar encajar en un modelo que no se pensó para nosotras, porque nosotras no estábamos ahí. Es un sistema pensado para señores que no lo ponen en cuestión, sea porque no han vivido otra cosa o bien porque no sabrían qué hacer volviendo a casa a las 5 o las 6 de la tarde, bañando a los hijos, teniendo que lidiar con las reuniones del colegio o con el fontanero. Fijaros en un molde de plástico de nuestros hijos, de esos para hacer figuritas de barro. ¿No es como si estuviéramos intentando retorcer la figurita de barro para hacerla encajar en un molde demasiado pequeño, con una forma muy diferente?

Dado que en esta crisis se ha demostrado que el actual sistema hace aguas por todas partes, ¿qué tal si en vez de hacer encajar a las mujeres en un molde de empresa en el que no encaja, sencillamente cambiamos el molde? No ha habido otra oportunidad como ésta para hacerlo. Es el momento en que, unidos todos, y no solo asociaciones de mujeres sino otras que piensan que otro sistema es posible, como por ejemplo ARHOE, la asociación para la racionalización de los horarios españoles, cambiemos los moldes. Cambiemos el modelo y hagamos posible empresas donde la vida familiar, personal y laboral sea posible. Donde exista un modelo de carrera discontinua para la mujer, para que en el tiempo de los ascensos, que coincide con la edad de tener hijos, no se quede descolgada.   Donde se trabaje por objetivos y primen los resultados. Donde se potencie el teletrabajo cuando la presencia física no sea esencial. Donde no se convoquen reuniones a las 7 de la tarde.

Estoy convencida de que este otro modelo es posible. Pero es necesario el esfuerzo y el compromiso de todos: instituciones públicas, empresas privadas y mujeres y hombres que levanten su voz para conseguirlo. Porque en otros países se está haciendo, y está funcionando. Y porque la crisis, que pone en solfa mucho del modelo tradicional, es una oportunidad inmejorable de implantar los cambios.

* Marta Pérez Dorao es Presidenta de BPW Madrid

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