Crisis, fútbol y género

La devoción por el fútbol está en su apogeo y ha incorporado una nueva componente, la diversidad. No cabe duda; se trata de otro espacio netamente varonil en el que la mujer ha encontrado su hueco ¿Lo ha fomentado el hombre en aras a eliminar cortapisas para dar rienda suelta a su afición? ¿Ha sido la mujer la que ha pugnado por introducirse?  ¿O se trata más bien de la consecuencia de una estrategia tendente a maximizar el consumo de un producto de masas?

Es innegable la poderosa influencia que este deporte ejerce sobre el pueblo, efecto que parece acrecentarse en tiempos de crisis. El equipo, se convierte en un icono, sus éxitos o fracasos se asimilan a las aspiraciones de sus seguidores/as; la liga o el mundial son como un tótem al que ofrecer ilusiones y temores. Se conforma una conciencia colectiva. Una tabla de salvación a la que agarrarse, cuando todas las demás referencias parecen fallar.

El equipo, se convierte en un icono, sus éxitos o fracasos se asimilan a las aspiraciones de sus seguidores/as; la liga o el mundial son como un tótem al que ofrecer ilusiones y temores.  Se genera así un sentimiento de pertenencia; se participa de un ideal, se asimilan comportamientos y se viven como propias victorias y derrotas. Fluyen con  mayor facilidad  relaciones y empatía, al mismo tiempo que se acentúan rivalidades y antagonismos.

La mujer ante el fútbol: de demonizarlo a compartirlo
Pero en la incorporación de la mujer a este fenómeno, es probable que hayan sido otros los factores que han actuado como catalizador. En primer lugar, si hombre y mujer comparten cada vez más vivencias, ¿por qué no unirse a éste y participar en la experiencia? Pasar de aquél resignado “Hay fútbol, no se puede contar con él para nada”  a sumarse al espectáculo y vivirlo, buscar lo que de bueno pueda haber en él y compartirlo.

En segundo lugar, los jugadores profesionales se han convertido en muchos casos en estrellas, símbolos de poder, dinero y atractivo físico. Factores todos ellos con gran poder de arrastre entre las jóvenes, que las llevará a convertirse en incondicionales hinchas y fervorosas seguidoras del equipo al que pertenezcan sus ídolos.
Todo ello unido a una impecable “venta del producto” que llega fácilmente al ciudadano/a y moviliza con eficacia el sentimiento colectivo.

Participación creciente de la mujer
Sea por unas razones o por otras, cada vez más “forofas” jalean a su equipo o futbolista preferido.  El porcentaje de redactoras y presentadoras que se dedica a la información deportiva crece día a día. Y aunque no es frecuente escuchar una voz de mujer retransmitiendo un acontecimiento deportivo, no duden que será cuestión de tiempo escuchar cantar los goles a una enfervorizada cronista.

“Opio del pueblo” se ha llamado muchas veces a este deporte. Y es fácil criticar a quienes lo siguen, aduciendo sus efectos alienantes que provocan algo parecido a un aborregamiento masivo. Sin embargo, ahora que estamos inmersos en la vorágine del mundial, mientras tratamos de sobrevivir al terremoto de la crisis, cabe plantearse una reflexión. Basta observar los bares, abarrotados de gente durante el partido. Sin duda allí se mezclan jubilados con pensiones de miseria, parados sin esperanza, pequeños empresarios con el agua al cuello, jóvenes promesas con trabajos precarios……Pero lo que se ve son felices y apasionados aficionad@s, apurando sus consumiciones al ritmo del juego de la que consideran su Selección. Prestos a vibrar con sus goles y a abrazarse eufóricos, si finalmente se alza con la victoria.

Irresponsable inconsciencia con lo que tienen encima, podemos pensar. Pero precisamente por eso, por lo que tienen encima, ¿vamos a privarles también de esos instantes de felicidad?

*Rafael de Sádaba es Ingeniero de telecomunicación/Consultor. Experto en TIC y RSE. Ex-directivo de Telefónica.

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