Investigadores de la Universidad estadounidense de Brown y del Women & Infants Hospital of Rhode Island, han creado el primer ovario artificial, que podría suponer el primer órgano artificial completamente funcional. En este ovario artificial pueden desarrollarse las células germinales femeninas (ovocitos) hasta convertirse en óvulos maduros.
Los ovocitos pueden convertirse en óvulos maduros dentro de este ovario, de la misma forma que lo hacen en los ovarios orgánicos. Por tanto, el ovario artificial servirá para comprender mejor la fertilidad femenina y para preservarla en mujeres sometidas a ciertos tratamientos, como la quimioterapia.
Laboratorio viviente
Una de las autoras de la investigación, la directora de la Sección de endocrinología reproductiva e infertilidad del Women & Infants Hospital, Sandra Carson, explica que: “un ovario está compuesto por tres tipos principales de células, y ésta es la primera vez que se crea una estructura tridimensional de tejidos con tres líneas de células”.
Según la investigadora, el ovario artificial no sólo será un auténtico “laboratorio viviente” para el estudio de cuestiones fundamentales sobre cómo funciona un ovario sano, sino que también servirá como plataforma de análisis de cómo ciertos problemas, como la exposición a toxinas u otros productos químicos, pueden afectar a la maduración y a la salud de los óvulos.
Por otro lado, el ovario artificial podría servir para preservar la fertilidad de mujeres que estén sometidas a tratamientos de quimioterapia, ya que podrían extraerse los óvulos aún inmaduros del organismo y ser congelados antes del inicio de la quimioterapia o de la radiación, para hacerlos madurar posteriormente fuera de la paciente, en el ovario artificial, explican los científicos.
Creación del ovario
Lo que ha permitido que un ovario artificial se convierta en tejido funcional, en lugar de ser sólo un mero cultivo de células, ha sido la combinación de tres tipos de células en una estructura similar al de los ovarios de las mujeres.
Dicha estructura fue generada en el laboratorio de un investigador llamado Jeffrey Morgan. Morgan creó unas placas de Petri tridimensionales, formados por un gel moldeable de un polisacárido denominado agarosa. La agarosa es un producto natural que forma una matriz inerte y no tóxica y se utiliza en gran cantidad de técnicas de biología molecular, bioquímica y biología celular. El entorno tridimensional creado por Morgan propicia que las células se acoplen dando lugar a formas específicas.
Después de que las células de la teca crecieran dentro de la estructura con forma de panal, se insertaron en ésta aglomeraciones esféricas de un segundo tipo de células, denominadas células de la granulosa. Dichas células se colocaron en los agujeros de los panales junto con óvulos humanos no maduros, llamados ovocitos.
En unos días, las células de la teca se acoplaron con las células de la granulosa y los ovocitos, siguiendo un proceso similar al que se da en los ovarios reales.
Posible primer órgano artificial funcional
La gran prueba final consistió en comprobar si la estructura formada podía funcionar completamente como un ovario, dando lugar a óvulos maduros. En experimentos realizados, se constató que, efectivamente, así era.
Los resultados obtenidos por los investigadores abren la posibilidad de que se haya conseguido crear el primer órgano artificial completamente funcional. Hasta ahora, se habían dado otros pasos en el desarrollo de órganos artificiales con células, pero no se habían logrado resultados tan avanzados.
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