¿Tu proyecto vital o tu celda de oro?

En tiempos como estos, hay mucha gente que ante una circunstancia puntual como el desempleo, debe replantearse sus objetivos y su vida. En este artículo, Alicia Pomares parte de un hecho real para reflexionar sobre aspectos tales como el compromiso, la motivación, la responsabilidad y el crecimiento.


Hace unos días conversaba con un amigo que se ha quedado recientemente en paro, como tantos otros, sobre las trampas que crean las organizaciones buscando el compromiso y la fidelidad de los trabajadores.

Mi amigo, de unos 40 y pocos, con hipoteca e hijos, me explicaba que había trabajado 15 años en la misma empresa, y que en esos años su recorrido siempre había sido ascendente: promociones, subidas salariales, asignación de proyectos retadores y nuevas responsabilidades. Él, que es una persona inquieta, de los que no soportan bien la rutina, recordaba que, cuando empezaba a aburrirse sucedía algo que conseguía motivarlo.

En momentos de bonanza quizás pueda notar alguna tímida vocación para colaborar en el bienestar de la sociedad, pero no en plena crisis.Me comentaba que cada vez que tenía una nueva responsabilidad, una subida salarial o algún cambio positivo, aunque se alegraba, una parte de él pensaba que la empresa lo estaba atrapando, que cada logro profesional era un nuevo barrote en su celda de oro, de la que cada vez le iba a costar más salir. Con cada logro se sentía menos libre.

No sabía si le gustaba su trabajo, no se lo había planteado. No sabía si quería seguir el resto de su vida en esa celda de oro, solo sabía que no podía escapar de ella.Tras el despido no le ha tocado más remedio que reflexionar, plantearse su futuro profesional y vital (éste es mucho más difícil).

El problema es que la historia de mi amigo es una historia común, que hemos escuchado muchas veces. Podemos estar implicados con nuestra empresa y nuestro trabajo pero eso no significa que sea nuestro proyecto vital.

Desde los departamentos de Recursos Humanos trabajamos para conseguir motivar, implicar, comprometer con el doble objetivo de obtener mejores resultados y hacer a las personas más felices. Intentamos fidelizar con aquello que más necesita cada uno, sea responsabilidad, salario, seguridad o proyectos. Pero la pregunta es ¿Realmente estamos ayudando a los profesionales a crecer personalmente y a construir su futuro? ¿O lo único que conseguimos es atraparlos en esa "celda de oro" de la que temen salir? ¿Es responsabilidad de las organizaciones ayudar en ese crecimiento personal de sus trabajadores?

Francamente, como empresaria, siento que bastantes problemas tengo y que me olvido de preocuparme de si las personas de mi empresa han encontrado su proyecto vital o no. En momentos de bonanza quizás pueda notar alguna tímida vocación para colaborar en el bienestar de la sociedad, pero no en plena crisis.

Está claro que cada uno es responsable de sí mismo, de su evolución y crecimiento; aunque considero que las organizaciones, las empresas, deberían desempeñar un rol en la sociedad de contribuir a construir un mundo mejor, contribuir a través del apoyo en el aprendizaje y crecimiento personal de sus trabajadores. Necesitamos organizaciones que lideren y se comprometan para encontrar significado en el mundo. Aunque….es claramente un riesgo invertir en el desarrollo personal de alguien que puede dejar la empresa en cualquier momento y probablemente gracias a ese crecimiento vital ¿Como le retorna a la empresa la inversión realizada para ayudar a crecer a alguien ?

Ciertamente parece un callejón sin salida.

*Alicia Pomares es Socia directora de Humannova (Poner el link a www.humannova.org)

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