Juguemos a la corresponsabilidad

Un método sencillo y divertido para repartir las tareas del hogar de forma justa y equilibrada.

Llevar adelante un hogar implica un largo listado de tareas: hacer la colada, programar las visitas al médico de los niños, comprar los regalos de cumpleaños, llevar a revisar el coche o pasear el perro. El problema es que estas tareas suelen estar mal repartidas. En la mayoría de los casos, el mayor peso recae sobre las mujeres.

Por ese motivo, y a fin de equilibrar la balanza, la Dra. Eve Rodsky desarrolló una propuesta innovadora, que explica en el libro: «El método Fair Play para las tareas domésticas» (Ed. Zenith). Con solo 4 normas y una baraja de 100 cartas/tareas, este método funciona como un juego. El libro brinda las herramientas para que las mujeres inviten, de forma cuidadosa, a sus parejas a sentarse a la mesa y empezar a “jugar”. El objetivo de esta dinámica es que las mujeres reequilibren su vida familiar y recuperen su espacio para desarrollar o redescubrir aquellas habilidades y pasiones que las definen más allá de su papel de pareja y madre.

La lista interminable

¿Por qué parece que nunca avanzamos en nuestras listas de tareas? En su primera parte, el libro cita experiencias y explica el problema. «Cuanto más hablaba con mis amigas que acababan de ser madres, más me daba cuenta de que a todas nos costaba conseguir hacerlo todo; y lo que es más: a todas nos costaba identificar exactamente qué era lo que hacíamos.«

Este fenómeno tiene varios nombres. «Uno de los más populares es trabajo invisible: porque puede que nuestra pareja no lo perciba ni lo reconozca, y también porque las que lo llevamos a cabo puede que no lo consideremos ni lo contemos como trabajo. También se habla de “carga mental”, “segundo turno” y “trabajo emocional”, que recae de forma desproporcionada sobre las mujeres

Este desequilibrio impacta en forma muy negativa. En su página 46, el libro resume: «Disminución de la felicidad matrimonial. Desequilibrio de poder en casa. Pérdida de la
identidad. Estrés físico y mental y problemas de salud. Décadas de estudios desaprovechados. Menos mujeres en puestos ejecutivos y de liderazgo. Estos son los costes de una mente constantemente cargada.»

La autora

Eve Rodsky es licenciada en Derecho por la Universidad de Harvard. Después de trabajar en la gestión de fundaciones en J.P. Morgan, fundó el Grupo Asesor de Filantropía para asesorar a familias de alto patrimonio neto y fundaciones benéficas sobre las mejores prácticas para operaciones armoniosas, gobernanza y disposición de fondos.

Artículo anterior¿Elegimos incluir?
Artículo siguienteLos avances en igualdad «al freezer» por la pandemia
Perfil Oficial de Mujeres y Cia