Mujer y deporte: ¡Estamos preparadas!

España cuenta desde el mes de febrero con dos miembros en el Comité Olímpico Internacional: Marisol Casado, Presidenta de la Federación Internacional de Triatlón, se unió a Juan Antonio Samaranch junior en el máximo órgano que rige el deporte mundial. Casado fue admitida junto a otros cinco candidatos, entre los que se encontraba otra mujer, la patinadora china Yang Yang. Empate a uno en representación española. Dos de seis en las nuevas incorporaciones al COI. Pues no está tan mal…podríamos pensar.

Ateniéndonos a esta noticia podríamos deducir que el peso específico de la mujer en los ámbitos de decisión del mundo del deporte es importante. Equiparable o incluso más favorecedor que el de cualquier otro sector empresarial. Lamentablemente sacar esta conclusión sería parecido a ver el segundo cuarto de un partido de baloncesto y extrapolar de su tanteo el resultado final.

Existen veintinueve deportes olímpicos, y tan sólo una de las Federaciones, la de Deportes de Hielo, está presidida por una mujer: María Teresa Samaranch Salisachs. Si descendemos un par de escalones y nos acercamos más a la realidad de la gestión del deporte en nuestro país, los datos son bastante más desalentadores. Existen veintinueve deportes olímpicos, y tan sólo una de las Federaciones, la de Deportes de Hielo, está presidida por una mujer: María Teresa Samaranch Salisachs.

Entre los deportes no olímpicos reconocidos por el Comité Olímpico Español el ratio no es mucho mejor, tan sólo dos de treinta – Petanca y Salvamento y socorrismo. Por mucho que busquemos no encontraremos actualmente ninguna mujer entre los presidentes de los clubes de primera de la Liga BBVA, posiblemente la mejor liga de fútbol del planeta. Tampoco hay presencia femenina entre los presidentes de clubes de baloncesto ACB. Hablamos de ligas y equipos masculinos, claro.

¿Debemos las mujeres dedicar nuestros esfuerzos a dotar de mayor relevancia al deporte femenino? Probablemente sí, pero no tenemos por qué limitar nuestra capacidad de gestión a una parcela. Si la capacidad, formación y experiencia están a la altura, ¿por qué no liderar organizaciones deportivas de primer nivel, aunque se trate de deporte masculino?

Por supuesto que existen nombres propios de relevancia, como el de Carlota Castrejana, ex atleta, abogada y actual Directora General de Deportes de la Comunidad de Madrid. O como el de Mercedes Coghen. Fue la capitana del equipo de hockey hierba que ganó el Oro olímpico en Barcelona’92. Con formación, experiencia y valores muy similares a los ejercidos con su equipo entonces dirigió el equipo de la candidatura olímpica de Madrid16, en el que por cierto había mujeres en puestos fundamentales como relaciones internacionales o promoción y eventos.

Sólo la norma no escrita de la rotación de continentes nos impidió cumplir la corazonada, pero su papel como Consejera Delegada de la candidatura nos da idea de la capacidad de desempeño de una mujer al frente de una organización deportiva de tal magnitud.

La inmensa mayoría de las deportistas de elite de nuestro país no tienen otra opción que compaginar duras jornadas de entrenamiento e intensos períodos de competición con sus estudios, primero, y con sus carreras profesionales y sus familias después. En el deporte femenino no hay juguetes rotos. Son muy pocas las privilegiadas las que pueden permitirse dejar de lado sus estudios y vivir de sus contratos deportivos, las becas o los premios por resultados. La inmensa mayoría de las deportistas de elite de nuestro país no tienen otra opción que compaginar duras jornadas de entrenamiento e intensos períodos de competición con sus estudios, primero, y con sus carreras profesionales y sus familias después.

La deportista vive en su día a día la necesidad de llegar un poco más lejos, de aguantar más cuando parece que se ha hecho el último esfuerzo posible, de tomar decisiones estratégicas salvando el corto plazo, de ponerse en el lugar de todos los que les rodean manteniéndose fiel a sus objetivos, de sentir el peso de las expectativas y responder cumpliéndolas… A todo esto hay que añadir, en muchos casos, una brillante preparación académica. Probablemente alguien experto en selección de talentos consideraría muy valiosas todas estas capacidades para puestos de máxima responsabilidad.

Hoy por hoy, la gestión del deporte sigue siendo como el brandy del carrusel deportivo, “cosa de hombres”. Pero la capacidad y la visión de las mujeres aporta, cada día un poco más, un soplo de aire fresco a un sector que necesita oxígeno para rendir al máximo.

*Mónica Álvarez Ganado es Jefa de Marketing y Patrocinio de la Federación Española de Baloncesto.

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