Europa siempre aparece en las listas de destinos más deseados del mundo: París, Roma, Barcelona o Ámsterdam reciben millones de turistas cada verano. Sin embargo, más allá de estos clásicos, existen países que permanecen discretos y alejados de las multitudes, a pesar de tener tanto —o incluso más— que ofrecer. La web de viajes Holidayguru ha analizado los datos de ocupación hotelera del verano de 2024 (según Eurostat), revelando cuáles son los países menos visitados de Europa entre junio y septiembre. Y lo cierto es que hay más de una sorpresa.
Lejos de lo que se puede imaginar, muchos de estos países están estratégicamente ubicados, ofrecen paisajes increíbles, precios accesibles y una riqueza cultural deslumbrante. A continuación, te llevamos de viaje por estas joyas escondidas del verano europeo.
1. Eslovaquia: Naturaleza y cultura sin aglomeraciones
Eslovaquia, enclavada entre potencias turísticas como Austria, Polonia, Hungría y Chequia, es el país menos visitado de Europa en verano. Pero su aparente anonimato es su mayor fortaleza. Con nueve parques naturales, montañas ideales para senderismo, castillos de cuento y ciudades como Bratislava con aires bohemios y precios razonables, Eslovaquia es el destino ideal para quienes buscan tranquilidad y autenticidad.

2. Rumanía: Historia, playa y sorpresas por descubrir
A pesar de contar con buenas conexiones aéreas y un coste de vida muy asequible, Rumanía sigue siendo una gran desconocida. Además de la mítica Transilvania, el país ofrece 245 kilómetros de costa en el Mar Negro. La ciudad de Constanza, con su aire ecléctico y su herencia romana, es perfecta para un verano diferente, entre ruinas antiguas y playas tranquilas.

3. Bélgica: Verano sin multitudes en ciudades de postal
Aunque es uno de los destinos favoritos en Navidad, Bélgica pierde protagonismo en verano. Esto resulta paradójico, ya que en estos meses el clima se suaviza (alrededor de 25°C) y sus ciudades lucen más vibrantes que nunca. Brujas, Gante, Bruselas o Amberes ofrecen cultura, arquitectura impresionante, una gastronomía deliciosa —incluyendo, por supuesto, chocolate y cerveza— y una oferta artística sorprendente.

4. Liechtenstein: Un país de bolsillo con encanto alpino
Es uno de los países más pequeños del mundo y, quizá por eso, también uno de los más ignorados en los meses estivales. Liechtenstein es perfecto para los amantes de la naturaleza, el senderismo y la tranquilidad. Además, su capital, Vaduz, sorprende por su limpieza, museos y ambiente relajado. Aunque es un destino invernal por excelencia, en verano ofrece montañas verdes, rutas bien señalizadas y una hospitalidad poco común.

5. Luxemburgo: Entre fortalezas y bosques encantados
Situado entre Alemania, Francia y Bélgica, Luxemburgo ofrece una mezcla fascinante de influencias culturales. Sin embargo, sigue pasando desapercibido para la mayoría de turistas. Es un destino ideal para escapadas cortas, y uno de sus mayores atractivos es el transporte público gratuito para todos los visitantes. Desde castillos medievales hasta bosques encantadores, Luxemburgo es un país pequeño en tamaño, pero grande en sorpresas.

6. República Checa: Mucho más allá de Praga
Aunque Praga sigue siendo una de las capitales europeas más visitadas, el resto del país permanece en la sombra, especialmente en verano. Pero eso es una ventaja: sin el bullicio turístico, lugares como Brno, Český Krumlov o Pilsen permiten conocer el alma checa más allá de los clichés. Además, las temperaturas moderadas y la hospitalidad de sus habitantes lo convierten en un destino perfecto para quienes buscan una experiencia más auténtica y pausada.

7. Serbia: El secreto mejor guardado de los Balcanes
Con un crecimiento notable en número de turistas en la última década, Serbia aún conserva ese aire de país por descubrir. Belgrado, su vibrante capital, combina historia, vida nocturna y una escena cultural efervescente. Pero el verdadero tesoro está en sus pueblos, monasterios, montañas y parques naturales. Serbia es ideal para mochileros, foodies y todo aquel que busque una inmersión total en los Balcanes sin aglomeraciones ni precios desorbitados.

¿Por qué elegir estos destinos?
Viajar en verano por Europa no tiene por qué significar colas infinitas, precios desorbitados o playas abarrotadas. Los países menos visitados del continente ofrecen una alternativa refrescante, donde el tiempo parece pasar más despacio y cada rincón guarda una historia por contar. Además, su menor popularidad turística hace que el contacto con la cultura local sea más auténtico, y sus paisajes —desde los Cárpatos hasta los castillos luxemburgueses— no tienen nada que envidiar a los destinos tradicionales.
Si buscas una experiencia de viaje diferente este verano, considera escapar de las rutas más trilladas. Porque a veces, lo mejor de Europa está justo donde menos gente mira.