Me quedé hasta el final de la última edición de OT, para ver cómo Amaia y Aitana, mis preferidas quedaban finalistas junto a la gallega Miriam. Sin embargo, mi deformación profesional me distraía del eje del asunto. El presentador, cuando ya eran tres mujeres las que peleaban por el premio final, se refería a ellas, todo el tiempo en masculino.
Se acerca el 8 de marzo, y empiezan a multiplicarse los informes y noticias que dan cuenta de las cifras relacionadas con la presencia de las mujeres en los lugares de decisión. En estos últimos días he participado de algunas entrevistas y tendré la palabra en varios foros donde podré enfocar los por qué. Y sobre todo impulsar a las mujeres y a las empresas a que muevan ficha para cambiar las cosas.
Leo que la nueva ley de contratos del sector público, que precisamente entrará en vigor el 9 de marzo, obliga a las empresas licitadoras a cumplir requisitos concretos sobre igualdad de género. Por supuesto, además de los temas habituales de la RSC. Ahí están el efecto invernadero, la eficiencia energética y las renovables y la integración social de personas con discapacidad o grupos vulnerables con riesgo exclusión.
La baja paternal no es cosa nuestra
No se habla de la baja paternal obligatoria que ha sido relegada para otros brindis. Sí, de planes de igualdad de género, fomento de la contratación femenina y conciliación de la vida laboral personal y familiar.
La pregunta es ¿cómo hacerlo cuando todavía la computación, la ingeniería y las matemáticas son carreras poco atractivas para las mujeres?
Me lo apunto en la agenda de 2019, para que antes del 8 de marzo, hagamos un balance -si nos dan los datos- de qué ha pasado con esta medida, y en cuánto ha variado la situación.
Las STEM y el cuento de nunca acabar
Otro informe en el que se dan datos que implican a las mujeres, se refiere a la brecha de quienes no están dentro de las carreras STEM. Recuerdo escuchar a una de las Top 100, Silvia Leal, que viene hablando desde hace mucho tiempo de la cantidad de puestos que quedarán vacantes en la Unión Europea por la falta de profesionales preparados. Y la gran oportunidad que tendrían las mujeres si se pusieran a trabajar en ello.
La pregunta es ¿cómo hacerlo cuando todavía la computación, la ingeniería y las matemáticas son carreras poco atractivas para las mujeres? Hay ya cientos de iniciativas y veremos los resultados en los años que vendrán. Pero en el mientras tanto, la urgencia no tiene respuesta.
Las mujeres en el país de Trump, retroceso e ingresos
En el país de Trump, las mujeres son las tres cuartas partes de las profesionales y técnicos de la salud. Sin embargo, apenas alcanzan el 14% en ingenierías, el 25% en informática y el 39% en ciencias físicas. Y poniéndolo en perspectiva, si en 1990 eran el 32%, 28 años después, han disminuido en computación furiosamente: hoy solo arañan el 25%.
Levanten la mano, alcen la voz, digan claramente lo que quieren, aprendan habilidades, tengan un plan B.
Las mujeres siguen presentes y creciendo, en las ciencias de la salud, es decir enfermería o farmacia. Sin embargo, se reduce mucho cuando se trata de informática, asociada -¡qué extraño!- con mayores ingresos.
Mariana Ferrari, me entrevista para un canal de televisión empresarial y me dice que no llore ni cargue contra las empresas y que les ponga las pilas a las mujeres. No puedo con mi genio y digo que las empresas sólo serán innovadoras y disruptivas y no rancias y previsibles, si realmente cuentan con las mujeres.
Yo nunca lloro, sonrío, porque quiero contagiar el “sí puedes”. Entonces doy algunas claves que surgen de conocer a tantas mujeres Top 100 o candidatas, que están donde quieren estar.
Vuelvo a repetirme: levanten la mano, alcen la voz, digan claramente lo que quieren, aprendan habilidades, tengan un plan B.
Y me voy silbando bajito, tarareando la estupenda versión que hace Amaia de “Starman” de David Bowie. A ver si ese extraterrestre que tiene que dar un mensaje de esperanza a la juventud, tiene mejores noticias que darnos.