El ingreso de la mujer a la fuerza laboral no sólo está aumentando sino que, además, llega con muy buena educación y mayor predisposición a la carrera que en años anteriores.
En general, los datos sobre la inserción de la mujer en el mundo laboral muestran que la calidad de las tareas que realizan, el nivel de las posiciones que ocupan, y la retribución que reciben aún no se asemeja a la de los hombres. Sin embargo, considerando que es recién a partir de mitad del siglo XX que comienza su incursión en el espacio masculino, puede afirmarse que la evolución ha sido muy positiva.
La situación de la mujer en el trabajo varía considerablemente en el tiempo, de país en país y de continente en continente, pero algunos datos pueden ser ejemplificadores:
Es necesario contar con una estrategia de inclusión que ubique a las empresas y a las personas en una posición de ventaja competitiva alineando perspectivas y contribuciones hacia un propósito común.
- Su ingreso al mercado laboral trajo aparejado su aporte al sostenimiento económico del hogar. En Argentina (2009) el 61.2 % de las madres participan en el mercado laboral, ya sea porque trabajan o porque están buscándolo activamente.
- En los Estados Unidos (2006), casi el 60% de los graduados universitarios son mujeres. Más del 40% de las maestrías son cursadas por mujeres .
- Se proyecta que la cantidad de graduadas crecerá 16% en la próxima década, mientras que la de hombres crecerá sólo un 1,3%.
- En 2008, las mujeres y las minorías representaron el 70% de los nuevos ingresos a la fuerza laboral de los Estados Unidos .
- Desde hace varias décadas, la tasa de participación laboral femenina en Latinoamérica y el Caribe tiene una clara tendencia ascendente, en la que influyen la reducción de la cantidad de hijos, la mayor educación de la mujer, así como la necesidad de generar más ingresos para la familia. También ha influido el crecimiento de algunas ramas de actividad donde tradicionalmente tiene más participación la mujer, como el comercio, restaurantes y hoteles, servicios comunales, sociales y personales, y la industria manufacturera como la textil. A esto se suma la creciente incursión en otras áreas de negocio. La tasa de desocupación en esta región ha pasado entre 2003 y 2008 de 14% a 10%, disminuyendo aproximadamente un punto por año, disminución más marcada que en los hombres. Esto no implica desconocer la realidad femenina en esta región en lo que hace al trabajo informal y en puestos de menor categoría, pero esta tendencia paulatinamente va mejorando a partir de políticas públicas y privadas .
Son numerosas las investigaciones que demuestran la participación cada vez mayor y protagónica de la mujer en la economía mundial. Es un segmento en crecimiento en el consumo y en los espacios de toma de decisiones, y
portadora de cualidades necesarias para la competitividad de las empresas.
Un mundo en el que los negocios avanzan sin fronteras, en el que la premisa es brindar servicio y soluciones a clientes muy variados, y donde se requieren habilidades y expertises diferentes y sofisticadas, es necesario contar con una estrategia de inclusión que ubique a las empresas y a las personas en una posición de ventaja competitiva alineando perspectivas y contribuciones hacia un propósito común.
Contar con una estrategia de género inclusiva brinda una mayor habilidad para competir en mercados de negocio y laboral que también se están volviendo diversos.
En palabras de Tom Peters (2002), las nuevas ideas proceden de las diferencias. La creatividad es un producto de la diversidad y esta es la clave del futuro.
*Fabiana Gadow es, Socia de RRHH de Deloitte LATCO.
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