¿Qué haremos con la España vieja? Invierno demográfico como oportunidad según Randstad

El mercado laboral de España se enfrenta a uno de los desafíos más significativos de las próximas décadas: la pérdida progresiva de población activa como consecuencia del envejecimiento demográfico. Según proyecciones recientes, España podría perder hasta 2,6 millones de trabajadores en los próximos 25 años. Esta transformación, de carácter estructural, no solo compromete el equilibrio del sistema de pensiones, sino que también pone en riesgo la sostenibilidad de numerosos sectores productivos.

Un país que envejece

El envejecimiento de la población en España no es una novedad, pero su impacto comienza a manifestarse con mayor contundencia en las estadísticas del mercado laboral. En 2022, el 20 % de la población ya tenía 65 años o más, y las estimaciones del INE apuntan a que esa cifra alcanzará el 30 % en 2050. Paralelamente, la población en edad de trabajar —entre los 16 y los 64 años— descenderá del 65 % al 57 % en ese mismo periodo.

Este cambio demográfico no es exclusivo de España, pero afecta de forma más intensa a países con baja natalidad y elevada esperanza de vida. En el caso español, la fecundidad se sitúa en torno a 1,2 hijos por mujer, una de las más bajas de Europa. La falta de relevo generacional no solo afecta al tamaño de la población activa, sino también a su composición: actualmente, el 50 % de los ocupados ya supera los 45 años, y el grupo de mayores de 55 ha crecido un 63 % en la última década.

España ante el reto generacional: perderá 2,6 millones de trabajadores en los próximos 25 años

Una pérdida silenciosa: menos personas para más necesidades

La cifra de 2,6 millones de trabajadores menos en un cuarto de siglo no es una predicción puntual, sino una consecuencia aritmética de esta evolución poblacional. De mantenerse las actuales tasas de natalidad, envejecimiento y entrada neta de inmigrantes, la reducción de la población activa será inevitable. A este fenómeno se suman otros factores, como la salida de trabajadores altamente cualificados al extranjero o la dificultad para atraer talento joven.

Aunque el panorama parezca sombrío, también existen oportunidades. El cambio demográfico puede ser catalizador para cerrar brechas como la de género o la territoriale impulsar una transformación profunda.

El informe “Reto generacional en el mercado laboral” de Randstad Research pone el foco en esta transformación y alerta sobre sus efectos en sectores clave como la logística, la hostelería o la sanidad. En todos ellos, el peso de los trabajadores mayores crece mientras disminuye la presencia de menores de 35 años. En logística, por ejemplo, el 63 % de los empleados ya tiene más de 45 años, y solo el 16 % pertenece al grupo de entre 16 y 34. En sanidad y servicios sociales, más de la mitad de la plantilla supera los 45 años.

Las consecuencias: más presión y menos margen

Uno de los impactos más directos de esta reducción será la presión sobre el sistema público de pensiones. Con menos cotizantes por cada jubilado, el equilibrio financiero se verá comprometido. En 2018 había cerca de dos trabajadores por pensionista; para 2040 se estima que esa proporción caerá a 1,3. Esta tendencia obligará a revisar políticas actuales y a considerar medidas impopulares, como el retraso en la edad de jubilación, la ampliación del periodo de cómputo o el refuerzo de sistemas complementarios de ahorro privado.

Además, se acentuará la escasez de talento en áreas estratégicas como la tecnología, la ingeniería, la salud o los servicios asistenciales. En estos sectores, la jubilación de profesionales con experiencia no está siendo compensada por una incorporación equivalente de jóvenes, lo que genera una doble brecha: generacional y de cualificación. A esto se suma la dificultad de adaptación a un contexto digital y cambiante que exige nuevas competencias.

España ante el reto generacional: perderá 2,6 millones de trabajadores en los próximos 25 años

Hacia una respuesta sistémica

Frente a este escenario, la respuesta debe ser sistémica y multifactorial. Randstad Research subraya la necesidad de actuar desde varios frentes:

  1. Reformular el concepto de envejecimiento laboral: Potenciar el envejecimiento activo y revisar las políticas de salida del mercado laboral. Las personas mayores de 55 años pueden y deben seguir siendo parte activa del sistema productivo si se ofrecen condiciones adecuadas de formación, adaptación y flexibilidad.
  2. Apostar por la formación continua: La transición digital y ecológica exige nuevas habilidades que no siempre están presentes en los perfiles más veteranos. La inversión en formación, reciclaje profesional y reskilling debe convertirse en una prioridad nacional.
  3. Fomentar el empleo juvenil y el emprendimiento: Las tasas de desempleo juvenil siguen siendo altas en España. Invertir en la inserción laboral de los más jóvenes y en condiciones que favorezcan la estabilidad puede contribuir a aliviar la pérdida estructural de activos.
  4. Reformular las políticas migratorias: España necesitará atraer e integrar mano de obra extranjera cualificada y no cualificada para sostener su economía. La inmigración no debe verse como una solución coyuntural, sino como parte de una estrategia de sostenibilidad a largo plazo.

Una oportunidad en medio del desafío

Aunque el panorama pueda parecer sombrío, también existen oportunidades. El cambio demográfico puede servir de catalizador para cerrar brechas históricas —como la de género o la territorial— e impulsar una transformación profunda del modelo laboral. En un contexto de escasez, será clave aprovechar mejor todo el talento disponible, incluyendo a mujeres, jóvenes, migrantes y personas mayores con experiencia.

El verdadero reto será construir un mercado laboral inclusivo, resiliente y dinámico, capaz de adaptarse al nuevo equilibrio poblacional sin dejar a nadie atrás.

recientes

lifestyle

Newsletter

Otros artículos