Escraches y nazismo

Con motivo del ochenta aniversario de la subida de Hitler al poder, TVE2 emitió un documental: “La persecución de los nazis”, que tiene retazos de actualidad. Hay varias cosas que aparecen en la crónica de lo que ocurrió que no son muy conocidas. Además del horror y la certeza que solo las imágenes pueden aportar, se constata el hecho de que no todos los criminales de guerra fueron juzgados. Se sabe que Simon Wiesenthal se dedicó a buscar a los nazis que habían conseguido huir, pero no está muy difundida la labor del matrimonio Klarsfeld y en particular la de su mujer Beate.

Escraches
Los escraches, como se ha dado en llamar en España al señalamiento de las personas que pudiendo cambiar una ley injusta no lo hacen, no empezaron en Argentina.

Beate y su marido descubrieron que muchos criminales de guerra vivían una vida apacible, sin que fueran llamados por los tribunales para responder de sus actos. Avisaban a las autoridades de sus hallazgos, pero éstas no actuaban. Beate organizó manifestaciones pacíficas ante sus casas para que sus vecinos supieran quién era la persona que vivía en su vecindad y llamar la atención internacional. Gracias a esas acciones, muchos fueron llevados ante los tribunales y fueron juzgados.

Beate organizó manifestaciones pacíficas ante sus casas para que sus vecinos supieran quién era la persona que vivía en su vecindad y llamar la atención internacional. Gracias a esas acciones, muchos fueron llevados ante los tribunales y fueron juzgados.
Los alemanes actuales no se sienten culpables por lo que ocurrió en la generación de sus padres y abuelos, pero parece que a ellos también les han hecho creer que son diferentes a los ciudadanos de otros países y por supuesto mejores.

Resulta esclarecedor ver las imágenes que muestran a los jerarcas nazis ante los tribunales. Sus actitudes, su porte. Sus respuestas ante las inquisitivas preguntas de los jueces. La negación como parte de la estrategia de defensa y el buen aspecto de unos reos que parecían conservar determinados privilegios.

También hay en el documental estampas que muestran las acciones de venganza de las víctimas, de venganza ciega. La respuesta al horror, basada en el inmenso dolor causado, no puede ser la atrocidad, tiene que ser la justicia.

Frivolidad
Identificar como nazismo a los escraches es, como mínimo, una frivolidad. En realidad significa desconocer la historia y una de las mayores tragedias ocurridas en la  sociedad europea en un tiempo todavía muy próximo. Deberían ver el documental y repasar la historia quienes han afirmado que ambas acciones son comparables.

Puede ser ignorancia o prepotencia o quizá una mezcla de las dos cosas, pero algunas autoridades españolas no están dando la respuesta adecuada a los escarches, ni tampoco a la situación que está viviendo la sociedad española. Llamar nazis a quienes están buscando desesperadamente justicia es algo más que un insulto. Esas declaraciones parecen más bien cerillas encendidas que lanzan al aire. En algún momento pueden encontrar una mecha cerca y se producirá un incendio incontrolado.

Si no saben qué hacer o qué decir, que callen. Si no pueden actuar o no se atreven porque hay poderes superiores al suyo, que lo dejen. Las instituciones tienen que actuar porque si no lo hacen, lo harán los perjudicados  en defensa propia y con el convencimiento de que la injusticia no puede prevalecer.

La gente en España está siendo muy educada, pero se hacen desde el poder declaraciones que son una auténtica provocación. Los gestores públicos siguen viviendo  en una nube y la gente solo quiere mostrarles la realidad que no ven o no quieren ver.

*Mª Teresa Pascual Ogueta es Ingeniera de Telecomunicación y también escritora. Autora, entre otros,  del  libro “Despidos, la edad y otros pretextos”(Díaz de Santos, 2012).

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