“Las mujeres tienen las prioridades más claras”

Creó un banco para prestar dinero a los más pobres y consiguió el Premio Nobel de la Paz en 2006. Ahora tiene una propuesta para acabar con el hambre. Visita Madrid invitado por Casa Asia, Casa África y Micro-bank, el banco social de la Caixa.

Llega tarde pero no pierde la calma. El banquero de los pobres va acompañado de un fotógrafo personal hiperactivo del que no se despega. Abraza sonriente a todo el que se le acerca a las puertas del Caixa Forum: una mujer africana, un hombre vestido de etiqueta… Muhammad Yunus es bengalí, tiene 68 años que no aparenta, mucha paz y propuestas concretas para acabar con la pobreza.

Economista, formado en EEUU, consiguió el Nobel de la Paz en 2006 por crear el Grameen Bank que presta dinero a los pobres al 1% de interés para pequeños negocios. Visita Madrid para un encuentro de microcréditos invitado por Casa Asia, Casa África y Micro-bank, el banco social de la Caixa. Recibe a ADN junto a El País 15 minutos antes de cenar con la reina Sofía.

Su aventura comenzó hace 30 años. Prestó de su bolsillo 27 dólares a 42 personas pobres, para que pusieran en marcha sus negocios ¿Cómo se le ocurrió?
La pobreza en las barriadas de India es extrema y se vive en un círculo de miseria e insalubridad del que es muy difícil salir. Creía que si se les daba la oportunidad sus habitantes también podían generar dinero y salir de allí. Lo probé y el resultado fue excelente la mayoría devolvió los préstamos.

La mayoría eran mujeres. ¿Por qué?
En las familias pobres cuando llegan las dificultades los hombres se desentienden de sus hijos pero las mujeres se quedan. Ellas son más serias, tienen las prioridades más claras, más razones para luchar y trabajar duro porque tienen que sacar a los pequeños adelante. Así lo hacen y reinvierten en sus negocios. Son mejores luchadoras contra la pobreza.

¿Qué fue de ellas?

No lo sé, no les seguimos los pasos, nos centramos en llevarles hacia el siguiente escalón. Les damos dinero para que puedan empezar a generar riqueza. Una de las principales críticas a los microcréditos es que se limitan a dar dinero y no forman el entorno para que sea una acción integral. Mi objetivo era que salieran del umbral de la miseria para poder seguir invirtiendo en su futuro y abandonaran la barriada. Les ayudamos a dar el primer paso para mejorar su vida.

¿Por qué creó un banco y no una ONG?
Intenté hacerlo pero me di cuenta de que necesitaba donantes. Las ONG dependen de ellos y los bancos son independientes, el sistema bancario se retroalimenta. Intenté que bancos tradicionales hicieran los préstamos siendo yo avalista pero se negaron, así que creé el Grameen Bank para que la gente estuviera vinculada al banco. Demostramos que los bancos también pueden hacer negocios con los pobres.

Es economista pero recibió el Nobel de la Paz. ¿Qué tiene que ver?
La pobreza es un nido de violencia, terreno abonado para ello. Es un elemento desestabilizador, un espacio para reclutar jóvenes desesperados a cambio de comida, o de armas. Cuando te enfrentas a la pobreza y luchas por eliminarla estás dándole oportunidades a la paz.

¿Cuánta gente han conseguido sacar de la pobreza?
En 2006 el 64% de los que habían recibido un microcrédito de Grameen Bank había salido de la miseria. Hacemos un seguimiento económico desde hace cinco años y las cifras van mejorando. Cada vez más gente que entra en ese sistema consigue salir del círculo y son más de 7 millones los que han recibido un microcrédito.

Cada vez hay más pobres y más hambre. ¿Cómo está afectando la subida de precios a su sistema?
Mucho. Algunas semillas han elevado el precio de los productos básicos hasta un 100%, mientras que los ingresos suben muy poco, y el problema continuará. Por eso necesitamos acciones contundentes para acabar con esta situación.

¿Qué acciones?
Debe ser un plan global. Los países exportadores deben garantizar el suministro de comida para su gente parando, si es necesario, la venta de productos básicos al extranjero. Propongo que los países importadores destinen un 10% del precio final de los productos para crear un fondo que ayudase a los países pobres a garantizar el suministro y las exportaciones. Así ese dinero volvería a ellos en forma de productos.

¿Cómo funcionaría ese fondo?
Ayudaría a los países pobres a bajar el precio de los productos, y a que la agricultura fuera menos cara. Lo gestionarían los propios exportadores y a él podrían acudir para resolver sus necesidades.

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