Se lo propuse hace unos meses a una colega de trabajo. Viajar cuidando casas y animales domésticos una temporada. Housesitting o oetsitting: no tienes que pagar nada, tienes gratis la casa. Tú te ocupas de que esté habitada, de cuidarla, y de sacar al perro y hacerle los mimos de su amo. Es ideal cuando lo que necesitas es un cambio de aires. También cuando tienes ese tiempo de nadie, y no sabes muy bien hacia dónde tirar. Y lo puedes hacer en solitario o acompañada, por dos meses o tirarte dos años.
¿Un año viajando en pareja, con familia o en solitario? ¿O solo una semana para conocer un lugar diferente y alejado, para pensar con calma? Trusted Housesitter.com ofrece interesantes posibilidades. Y más: soy fan de Married with luggage, porque la aventura no está reñida con tener cuarenta años. Y hay quien se lía la manta a la cabeza y viaja con niños todo un año o varios: The great family escape. Hay personas verdaderamente admirables.
Frugal es la palabra. Vivir con menos porque tenemos que vivir con menos y porque también, quizás y en su caso, vamos más ligeros.
No hay sensación comparable a tener todas tus pertenencias en una mochila y emprender un viaje. Tenemos demasiado peso, las cosas a menudo nos atan.
De otros modos de vivir, sin necesidad de dar un cambio radical, que no siempre es posible ni necesario, de ese tiempo perdido que no es tal, de la maravilla de cada día que se nos regala, escribiré, si me aceptan, en este diario de campo.
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