No tropezar siempre con la misma piedra

Este mismo mes se ha presentado la tercera edición del informe ‘Científicas en Cifras 2013’ elaborado por la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Economía y Competitividad. 

Un informe que no hace más que constatar algo que por desgracia ya conocemos: a pesar de la progresiva asunción de poder real de la mujer en diversos ámbitos, aún quedan muchas reservas en el concepto pleno de ciudadanía, destacando la poca representación política femenina en la educación superior (sólo un 6 % de mujeres Rectoras en toda España) y en la investigación al máximo nivel (sólo un 19% de Catedráticas).

¿Y si en lugar de constatar y lamentar, nos dedicamos a tratar de encontrar soluciones para acabar con ese techo de cristal? El Informe (que ya va por su tercera edición), pormenoriza con todo lujo de detalles las cifras y datos que constatan la cruda realidad. Eso es bueno, pero no suficiente a mi entender, ya que no se intenta buscar soluciones al problema, sino que se vuelve a tropezar una y otra vez con la misma piedra de constatar y lamentar el techo de cristal con el que se encuentran las mujeres, en este caso en el ámbito científico y académico.

Pero, ¿y si en lugar de constatar y lamentar, nos dedicamos a tratar de encontrar soluciones para acabar con ese techo de cristal?

¿Y si cambiamos el enfoque de la cuestión? Ya lo decía Aristóteles: "si quieres obtener resultados diferentes, no sigas haciendo lo mismo".

En mi opinión, a las dificultades tradicionales con las que se encuentran las mujeres para acceder a cargos de responsabilidad (conciliación familiar, falta de visibilidad, ausencia de referentes femeninos suficientes, escasez de estudios y algunas teorías feministas radicales que se vuelven en contra de las propias mujeres), hay que añadir dos nuevas dificultades:

  1. Los valores que suelen asociarse con las mujeres (colaboración, apoyo, ayuda, interés por las relaciones interpersonales, etc.) se han considerado hasta ahora en muchos ámbitos inapropiados para liderar. 

  2. Por los escasos estudios existentes sobre la materia, las conclusiones sobre si la presencia de una mujer líder en una organización ha conllevado cambios en la misma, son negativas.

El liderazgo ideal en la actualidad es el transformacional Por tanto, es necesario cambiar el enfoque de la cuestión, centrándonos en determinar el tipo de liderazgo que resulta más adecuado a las mujeres (para lo cual se impone, en primer lugar, la necesidad de reconstruir el concepto de liderazgo), y las potencialidades que puede proporcionar a las mismas.

Teniendo en cuenta las demandas y necesidades de las sociedades modernas actuales, entiendo que el liderazgo ideal en la actualidad es el transformacional, con las siguientes características:

  • Capacidad de identificar y lograr el compromiso de quienes tienen intereses y serán afectados.

  • Consenso alrededor del resultado deseado.

  • Desarrollo de múltiples alternativas o la agregación de las ya existentes.

  • Transformación de las medidas diseñadas en políticas durables y de largo aliento.

  • Un proceso adecuado y un cronograma factible.

Como cualquier lector de este artículo habrá pensado ya, estas características se acercan mucho más a las características propias del liderazgo femenino que al masculino.

Por todo ello, estoy convencida de que, aun cuando las afirmaciones categóricas y generalizables sean difíciles, es posible hablar de una incidencia positiva de la participación de las mujeres en las esferas de poder, tanto político como universitario e investigador, y de un liderazgo desde las mujeres que coincide con los valores que hoy son considerados necesarios para resolver los complejos problemas públicos.

Sin embargo, esa irrupción en un mundo que parece ajeno a las mujeres no es fácil, y dependerá, entre otras cuestiones, de que no sigamos tropezando una y otra vez con la misma piedra de constatar los datos y lamentarnos, sino que las propias mujeres nos creamos e interioricemos todo esto, y empecemos a tejer alianzas y a ejercer nuestro liderazgo sin tapujos, y sin tener que emular el modelo de liderazgo tradicional masculino.

*Pilar Navarro es doctora en Derecho y una de Las Top 100 Mujeres Líderes en España, en la categoría de Académicas e Investigadoras. TAmbién es la coordinadora de Loyola-Abengoa Research.

 

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