Las “letras” y las “ciencias”, como las solemos llamar, ya se estudiaban juntas desde hace siglos. De hecho, la universidad medieval se centraba en los estudios universales, huyendo de la especialización en los diferentes campos científicos. No fue hasta el siglo XIX, que se llevó a cabo la separación de los estudios de letras y ciencias, oponiendo así a las dos principales ramas del conocimiento humano.
¿Tú eres de ciencias o de letras? Esto ya no tiene sentido
En primer lugar, porque la fuerte especialización de las carreras técnicas está disuadiendo a los estudiantes de elegir estos estudios. Según la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), en 2016 sólo el 26% de los graduados españoles obtuvieron una titulación en STEM (sin A). En cambio, el informe EPYCE 2017 predice que cerca de la mitad de las profesiones más demandadas en el futuro en España, estarán relacionadas con la ingeniería y la tecnología. Esto supone un grave problema para los jóvenes: en la próxima década se esperan tasas de paro del 20% para profesionales poco cualificados vs tasas de paro inferiores al 3,5% para profesionales con alta cualificación.
75% de los graduados STEM se concentrarán en las BRICS. En Europa sólo tendremos el 4%.
Desgraciadamente, en el caso de las mujeres es aún peor. En España, representan apenas el 30% de los matriculados en STEM y el 25% concretamente en Ingenierías. Programas como For Women in Science ponen en marcha iniciativas para dar visibilidad a las mujeres en este campo (la foto que firma este post es una muestra de ello). Pero aún tenemos mucho que hacer para conseguir que las formaciones técnicas sean aspiracionales para las niñas.
La baja formación técnica de los estudiantes españoles supone también un grave problema para España como país. La Comisión Europea anticipa una necesidad de casi 1 millón de nuevos puestos de trabajo tecnológicos, puestos que no vamos a poder cubrir por falta de perfiles ¿quiénes los van a cubrir? No es difícil imaginarlo según StudyPortals: el 75% de los graduados STEM en 2030 estarán concentrados en los BRICS, el 8% en USA y tan sólo el 4% en Europa. La amenaza a la competitividad española es una realidad.
Los humanos debemos potenciar aquello que los robots no puedan hacer
En segundo lugar, la dicotomía ciencias-letras deja de tener sentido en un mundo cada vez más robotizado. Las máquinas ya pueden entretenernos, ganarnos al ajedrez o componer y tocar una melodía en el violín. Pero también pueden llevarnos las finanzas de nuestra empresa, realizar operaciones médicas y conducir vehículos sin conductor. McKinsey calcula que el 73% del tiempo por el que nos remuneran actualmente, estará automatizado. Por lo tanto, los humanos debemos potenciar aquello que los robots no saben hacer: la imaginación, la ética y la empatía.
La Filosofía vuelve a ser una asignatura obligatoria en España.
De este enfoque “robot-proof” que da nombre al conocido libro de Joseph E. Aoun, surge la A de STEAM. La A de las Artes, de la filosofía, la creación y la moral. Y es que hasta el coche autónomo más tecnológicamente avanzado, necesita del humano para tomar decisiones, como muestra la iniciativa Moral Machine del MIT. En esta prestigiosa universidad, hace tiempo que el 25% de sus clases deben estar obligatoriamente relacionadas con la literatura, la música o la historia. Y la educación española acaba de dar un gran paso hace tan sólo 3 meses, con la aprobación por unanimidad de la obligatoriedad de la asignatura de Filosofía en Bachillerato y 4º de la ESO. En el ámbito profesional también se empieza a valorar cada vez más: el 60% de los CEOS de la Encuesta IBM CEOs citan la creatividad como la habilidad más importante en un líder.
Y es que es tan importante formarnos en conseguir que la AI programe la AI, como lo es proteger sus algoritmos de discriminaciones o limitaciones que perjudiquen al ser humano. Incluyamos en nuestras vidas la formación STEAM. Con A.