¿La diosa ocasión o la mortal preparación?

Dice un refrán popular que la ocasión la pintan calva…… y con razón decía don Quijote a su escudero Sancho que “No hay refrán que no sea verdadero” porque en la mitología clásica la Ocasión era una Diosa representada por una mujer bellísima, que estaba de puntillas sobre una rueda, con un cuchillo en la mano y alas en los pies, para expresar que las cosas buenas pasan rápidamente, para indicar lo efímera que es la buena suerte, para señalar el giro constante de la rueda de la fortuna…

Por delante se observaba en la bella Diosa un hermoso mechón de pelo… pero por detrás estaba calva.., reflejando la imposibilidad de asirla por los cabellos una vez que la ocasión pase de largo, indicando así que no se debe dudar ni un momento en aprovechar la oportunidad, en coger la ocasión aunque sea por los pelos…..

Nuestras madres decían que había que tener amigos hasta en el infierno, nosotros decimos que hay que hacer networking porque gracias a los contactos podemos ahorramos largas esperas en consultas e intervenciones de la seguridad social. ¿Pero tenemos todos las mismas oportunidades? ¿Se nos presentan a todos las mismas ocasiones?

¿Por qué son siempre los mismos los que rotan sin parar de un puesto político a un consejo de administración y de un consejo de administración a un cargo ejecutivo…?

¿Tenemos  acceso todos de la misma manera a médicos o centros educativos de reconocido prestigio?  La respuesta obviamente es no y la diferencia es muchas veces directamente proporcional al número y al tipo de contactos que cada uno tenga. Nuestras madres decían que había que tener amigos hasta en el infierno, nosotros decimos que hay que hacer networking porque gracias a los contactos podemos ahorramos largas esperas en consultas e intervenciones de la seguridad social, gracias a los contactos conseguimos plaza en los colegios deseados sin necesidad de acumular los puntos necesarios y gracias a los contactos pueden recetarnos medicamentos de prestigiosos laboratorios totalmente gratis. 

Solemos criticarlo, denunciar que no es justo y considerarlo un abuso pero… si la oportunidad es nuestra, si la ocasión de beneficiarnos es para nosotros… ¿Qué hacemos? ¿Donde ponemos el límite? ¿Donde termina  la buena suerte y la situación favorable y donde empieza el abuso de confianza y la falta de ética?

Dos de las empresas de trabajo temporal más importantes del mercado Randstad y Adecco acaban de publicar sendos estudios en los que se pone de manifiesto que ni el talento ni la formación son decisivos a la hora de buscar trabajo. El 45% de los encuestados por Randstad considera que la clave es contar con buenos contactos.

Con el aumento de la competencia, determinadas referencias favorables son decisivas para entrar y triunfar en la dinámica y filosofía de una compañía.

Quien no ha sufrido después de años trabajando, después de años creyendo en un proyecto y luchando por él, al ver como por fin llega el momento esperado, la oportunidad de ser reconocido, la diosa ocasión tantas veces soñada… pero el momento, la oportunidad y la ocasión se las lleva de un plumazo otro más joven, recién llegado (generalmente del género masculino) y además mejor conectado .Y ahí te quedas tu otra vez esperando con tu valiosa y mortal preparación. 

Ni el talento ni la formación son decisivos a la hora de buscar trabajo. El 45% de los encuestados por Randstad considera que la clave es contar con buenos contactos.

Porque justa o injustamente, adecuada o inadecuadamente las cosas son más flexibles y menos rigurosas de lo que inicialmente parece.

El otro día me encontré en el aeropuerto a un viejo amigo, hacia años que no nos veíamos, al preguntarle que era de su vida, me contesto que daba clases en una prestigiosa escuela de negocios.

Sin embargo y aunque el trabajo le apasionaba sus horas de enseñanza en dicha escuela estaban contadas. 

Al ver mi cara de asombro me explico que su hijo había solicitado plaza para estudiar en el centro, pero por pocas décimas no llegaba a la nota exigida para acceder a la plaza. Teniendo en cuenta los muchos años que llevaba impartiendo clases y teniendo en cuenta que había sido uno de los fundadores del centro, solicitó al máximo responsable de forma excepcional la aceptación de su hijo en dicha escuela. El Presidente del Tribunal se negó. Y mi amigo amenazo con la dimisión sino aceptaban a su hijo.

Han pasado dos años y no he vuelto a saber nada de mi amigo.

Muchas veces me he preguntado si finalmente admitieron a su hijo o por el contrario acabaron aceptando su dimisión. Muchas veces he pensado que yo en su lugar, también hubiera luchado por el ingreso de mi hijo, hubiera pensado que las normas no deben ser tan estrictas, que hay veces que está justificado hacer excepciones, hubiera pensado que los amigos deben ayudar  y hubiera pensado que con sentido común se puede ser flexible.

Pero muchas veces he pensado también que el presidente del tribunal actuaba correctamente, porque si nos saltamos las reglas, se pierde la legalidad.  Porque si hacemos excepciones una vez, las podemos hacer siempre. Porque no sería justo para otros alumnos que tampoco alcanzaron la nota y quizás tenían más méritos y más razones para conseguir la plaza.

¿Y si fuera tu hijo? ¿Aprovecharías la Diosa ocasión y la favorable situación o aceptarías la Mortal preparación y la exacta calificación?

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