Empresa familiar…ser o no ser, esa es la cuestión

El desafío de la gestión de una empresa familiar es lo que se plantea la experta Laura Gaidulewicz en la sección ´Píldoras de conocimiento´ del Banco Santander-Río de Argentina. Con el título de ´ Upsss! ¿Soy una empresa familiar?´ se refiere a las problemáticas, a las herramientas y a las decisiones que una empresa familiar debe adoptar para no morir en el intento. Además compara algunos criterios de España y Argentina. A continuación algunos de los párrafos y el link al artículo completo.

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Estudiar la empresa familiar o abordar específicamente sus problemáticas es un tema de interés en los últimos 15 años en la Argentina, sumándose a la tradición particularmente europea que ha llevado a la creación de instituciones empresarias de prestigio que agrupan las principales empresas de estos países, muchas de ellas asociadas a escuelas de negocio o universidades que proveen de herramientas y conocimientos sobre sus problemáticas.

Varios motivos explican por qué este tránsito es tan difícil pero hay uno que en estos años de trabajo con empresas familiares me llama poderosamente la atención.

Este tema preocupa aún hoy en día por el peso que tienen estas empresas en la economía global.  Si bien en la Argentina no contamos con datos sistemáticos, solo para dimensionar su relevancia en la economía mundial, podemos tomar como referencia el Instituto de la Empresa Familiar de España y señalar que en dicho país el 85% de las empresas son familiares y representan el 70% del PBI y del empleo privado; y que en USA representan el 80% de las empresas y el 50% del empleo. Es decir, preocupan porque son un motor central de la economía de los países y la dificultad de supervivencia de generación en generación tiene un alto impacto.

En el caso de España, el Instituto de la Empresa Familiar señala que el 65% de las empresas familiares logra transitar la primera generación, el 25% la segunda y sólo un 9% llega a quedar en manos de la tercera.

Varios motivos explican por qué este tránsito es tan difícil pero hay uno que en estos años de trabajo con empresas familiares me llama poderosamente la atención.

Entre las familiares “grandes”

En el caso de las grandes empresas que podemos definir como familiares (en tanto el poder de decisión y/o la propiedad están en manos de una o más familias), prefieren no definirse como tales. En cierto sentido, la empresa familiar en el imaginario remite a una empresa pequeña y con un funcionamiento poco profesional, con relaciones donde lo afectivo propio de los vínculos familiares tiñen las relaciones con los empleados, con los proveedores y con los clientes.

Las grandes empresas familiares resaltan en su comunicación valores como profesionalismo, excelencia, solidez, y dejan a las sombras su origen familiar o lo presentan como una nota de color que da cuenta de sus orígenes y de sus valores pero que hoy por hoy no atraviesa ni afecta el desempeño de la compañía.

El dejar de lado la dimensión familiar del negocio las lleva muchas veces a dejar de lado la preparación de los herederos, no sólo cuando pretendan incorporarlos a la gestión sino también en una función indelegable como es la de dueños/accionistas.

Por otro lado, la mayor parte de las empresas de dueño que están aún en manos de su fundador o fundadores no tomó conciencia del carácter familiar que tiene y que va a tener su empresa, salvo que decida lo contrario. “Pero… ¿Cómo? ¿Soy una empresa familiar? Sí, yo fundé mi empresa, me alentó la familia, pero…¿por qué soy una empresa familiar?”, se preguntará usted mientras lee este artículo. 

Pues bien, en la Argentina los herederos son forzosos. Esto quiere decir que si yo fundé una empresa (sola o con un socio) y la hice crecer estos años, seguramente en algún momento me retiraré del día a día o eventualmente voy a fallecer (cuestión fuera de mi control). Esa empresa, más tarde o más temprano, va a quedar en manos de mis herederos, que dada la legislación local, van a ser mayormente miembros de mi familia.  Mis hijos o mi esposo van a heredar la mayor parte de mis bienes, incluyendo la empresa. No menos de dos tercios, según el Código Civil actual, que también da derechos de herencia a la pareja, aun no mediando un matrimonio formalizado. 

Generalmente esta cuestión, en la vorágine del negocio y de las decisiones de la empresa queda solapado. Sin embargo, cuando más tempranamente tomemos conciencia de esto más fácilmente podamos ayudar a que nuestra empresa sobreviva en el tiempo. 

* Laura Gaidulewicz es Licenciada en Educación, UBA. Diploma de Honor. Posgrado en Recursos Humanos y Gestión por Competencias, UB. Estudios de doctorado, UBA, y de posgrado en Argentina y en Francia. Directora de Binden Group, desarrollo organizacional sustentable. Directora Académica de la Especialización en Gobierno y Gestión de la Empresa Familiar, UES21.

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