Al igual que un reloj, también nosotros tenemos manecillas que en determinados momentos indican el estado despierto unido al rendimiento y en otros, pasividad y un cansancio insuperable. Los cronobiólogos, investigadores de los ritmos vitales del tiempo, advierten: cuanto más ignoramos este reloj interior, más a menudo surgirán enfermedades y conflictos sociales, y más a menudo se producirán catástrofes.
Hay dos momentos cuando las carreteras están especialmente peligrosas: de madrugada y hacia las dos de la tarde. Estas son las horas en que la necesidad de descanso del cuerpo se hace más poderosa.La mayoría de los grandes desastres técnicos de los últimos años son culpa del cansancio del personal, opina Jürgen Zulley, investigador del sueño afincado en Ratisbona (Alemania): "El cansancio se subestima como causa de accidentes".
Su alarmante estudio sobre accidentes en las autopistas de Baviera demuestra que el cansancio provoca dos tercios de todos los choques en masa. Hay dos momentos cuando las carreteras están especialmente peligrosas: de madrugada y hacia las dos de la tarde. Entonces se producen seis veces más accidentes que en otros momentos del día. Pues estas son las horas cuando la necesidad de descanso del cuerpo se hace más poderosa.
El hombre vive a un ritmo constante
Sólo en épocas recientes los investigadores empiezan a descifrar como funciona el reloj interior, aunque el astrónomo francés Jean Jacques d’Ortous de Mairan observó en el año 1729 que las mimosas abren y cierran sus hojas con independencia de la luz solar. Pero sólo en los años sesenta del siglo XX, cuando investigadores del Instituto Max Planck de Fisiología del Comportamiento aislaron a un grupo de voluntarios durante semanas en un búnker en el pueblo bávaro de Andechs, se comprobó que también el hombre vive a un ritmo constante. El periodo de su reloj interior más importante es circadiano, es decir, dura aproximadamente un día. Este ritmo determina el comportamiento humano también cuando no hay indicios exteriores del tiempo. Incluso sin saber qué hora era, los „conejillos de indias“ se levantaron, comieron y se acostaron, aunque, eso sí, prescindieron de la siesta.
En el hombre, el periodo de su reloj interior más importante es circadiano, es decir, dura aproximadamente un día. Este ritmo determina el comportamiento humano también cuando no hay indicios exteriores del tiempo.16 horas de sueño seguido
En primer lugar, resultó sorprendente que los participantes cada día se acostaban algo más tarde: un periodo de vigilia y sueño tenía una duración media de 25 horas. Jürgen Zulley y Martin Moore-Ede, uno de los especialistas en cronobiología de la Harvard University (Boston, Estados Unidos), recuerdan: "Algunos candidatos llegaron a entrar en días de 50 horas durante los que durmieron 16 horas seguidas: ya pensábamos que habían entrado en coma". Sólo cuando los investigadores permitieron a los participantes no sólo el sueño `nocturno´, sino también las siestas, se impuso un ritmo de 24 horas. Este se divide en dos periodos de doce horas, y cada una tiene una `fase de descanso´ en la que el cuerpo siente un poderoso deseo de dormir: en la noche y poco después del mediodía.
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