Saccomano y García Ortega debaten sobre literatura y dinero

En un panel moderado por la editora de Ñ, Raquel Garzón, el escritor español Adolfo García Ortega y el argentino Guillermo Saccomanno se encontraron en la Feria del Libro dialogaron sobre las tensiones entre el dinero y la literatura. El embajador de España, Rafael Estrella, abrió el debate: "En el país de los libros, el diálogo entre Argentina y España ofrece mucha tela para cortar".

Adolfo García Ortega señaló que "una de las características de la literatura actual es que se han roto totalmente las fronteras. Ahora mismo un escritor español se mide con un escritor húngaro, ese escritor húngaro lee perfectamente a un japonés y ese japonés sabe perfectamente quién es Roberto Bolaño".

En sus últimas cinco ediciones, los Premios Herralde de la Editorial Anagrama, recayeron en escritores argentinos y latinoamericanos y no españoles.
Asimismo dejó planteado un interrogante sobre qué pasa para que la crítica española sea "tan puntillosa con la literatura argentina" y para que los editores "sean mucho más fluidos en su tránsito". Porque efectivamente, dijo, hay un montón de escritores muy buenos en España que no son conocidos en Argentina.

A modo de aproximación, el español esbozó una propuesta: "leámonos". Aunque reconoció que ante la crisis que vive España, "la venta de libros afronta un descenso importante, lo que complica a los editores a la hora de hacer apuestas".

"Pero solamente en los riesgos editoriales es como se han roto las fronteras, si es que todavía existen", agregó.
Por su parte, Saccomanno recordó un diálogo de George Bernard Shaw con un empresario teatral: "Cuando Shaw le hablaba de arte, el empresario le hablaba de dinero y cuando Shaw le pedía dinero el empresario le hablaba de arte", disparó para plantear una serie de conjeturas sobre las relaciones entre literatura y dinero, en general, y en particular sobre el mercado del libro.

"Si van a Planeta verán que no sólo es una editorial gigante sino que además tiene un canal de televisión y que también edita una cantidad de revistas, una de ellas Playboy; con esto quiero decir, que el espacio que ocupa la literatura de calidad es muy pequeño dentro de un gran negocio". Además describió "una situación colonial y de virreinatos, entre las editoriales y las sucursales de la gran editorial", que sucedes con todas las grandes editoriales, que son apenas cuatro o cinco en todo el mundo.

Las filiales locales, prosiguió Saccomanno, tienen que reportar una facturación anual, lo que hace que estén muy preocupadas y enfocadas en el negocio local, y esto desemboca en que de pronto la literatura argentina no trascienda las fronteras del país, del mismo modo que la literatura española de calidad no llega a la Argentina.

Hay que tener la suerte de poder viajar para entrar en contacto con escritores españoles y comenzar un intercambio "que abre los ojos, porque uno comienza a ver que hay otra literatura que no es la literatura que se quiere imponer acá".
Por otro lado, Saccomanno criticó que una delegación de jóvenes escritores argentinos que viajó hace poco a España señalara en aquellas tierras que iban "en busca de mercados". "No iban  a difundir la calidad de la prosa, un sello de estilo, un registro, un tono propio, lo que querían era ganar mercado, como si entrar en el mercado español les fuera a salvar la vida", reflexionó.

Raquel Garzón, había reconocido que uno de los ejes planteados en el debate tiene que ver con que en sus últimas cinco ediciones, los Premios Herralde de la Editorial Anagrama, recayeron en escritores argentinos y latinoamericanos y no españoles. Ambos escritores coincidieron en que se trata de un dato "llamativo". "Habría que preguntarse, al margen de la calidad de las obras, qué hay en la literatura argentina para que sea elegida sobre la española", concluyó Saccomano.

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