Esta sociedad del conocimiento, cada vez más exigente con las personas a la hora de interactuar en un mundo cambiante en donde los continuos estímulos nos obligan a posicionarnos y a actuar, requiere de los medios audiovisuales un esfuerzo cada vez mayor.
En la sociedad española está teniendo lugar un gran debate y, por lo tanto, se está produciendo una transformación en las concepciones ideológicas acerca de la igualdad entre mujeres y hombres como no se ha llevado a cabo hasta ahora en ningún país. Ningún otro país de nuestro entorno cultural (ni de Europa, ni del norte de América) se ha involucrado en el intento de la resolución del problema de la violencia masculina como lo ha hecho España.
La sociedad tiene que actuar
Frente a esta realidad, la sociedad en su conjunto tiene que actuar, y la mayoría lo hará si los medios de comunicación, especialmente la radio y la televisión, que son los medios masivos, contribuyen de forma activa a diseminar nuevos argumentos que desafíen las convenciones más tradicionales sobre lo que significa hoy ser mujer y ser hombre. La identidad de género, tanto masculina como femenina, elaborada también a través de los medios masivos, se está construyendo continuamente a través de la lucha y las negociaciones por los significados: todo el proceso de aprobación de la Ley contra la Violencia de género puso de manifiesto las diferencias sobre temas de profundo calado y sobre las que hubo que actuar y se tuvieron que alcanzar acuerdos.
La sociedad conoce y se informa a través de los medios de comunicación, y la información es la manera más eficaz para conseguir mayores grados de independencia, de libertad para perseguir otras dimensiones en la vida que no estén basadas, en el caso de las mujeres, en la subordinación al poder masculino que es lo que la parte masculina ha legitimado como el canon. La información conlleva también ofrecer otras alternativas, otros puntos de vista que, al mismo tiempo, deben ser contemplados por quienes la elaboran. Creemos que la profesión periodística debe hacer frente continuamente a los retos a los que les obliga su condición de intermediarios de ese flujo constante de ideas, opiniones, formas de ser y estar para poder elaborar piezas y relatos más acordes con los planteamientos que rigen en el siglo XXI.
Las políticas de igualdad de oportunidades que se vienen implementado en España desde 1983, han producido una masa crítica de mujeres que observan a los medios de comunicación, igual que lo hizo la IV Conferencia Mundial de Beijing, en 1995, con sumo interés, inquietud, y a veces, con estupor; y que les exigen, en función del servicio público al que están obligados los medios audiovisuales, a informar y formar a la sociedad en los principios de igualdad entre hombres y mujeres. Por todo ello es por lo que el informe que presentamos no solo va dirigido a quienes trabajan en los medios de comunicación, sino también a la audiencia más inquieta e interesada con las elaboraciones que sobre la masculinidad y la feminidad elaboran los medios.
Esta sociedad del conocimiento, cada vez más exigente con las personas a la hora de interactuar en un mundo cambiante en donde los continuos estímulos nos obligan a posicionarnos y a actuar, requiere de los medios audiovisuales un esfuerzo cada vez mayor para proveer al amplio público con las herramientas necesarias que le aseguren, sino la felicidad, si el mayor éxito en aquellos cometidos vitales a los cuales no puede dejar de hacer frente. Como recoge el periodista Bill Kovach, “el propósito del periodismo consiste en proporcionar a la ciudadanía la información que necesita para ser libre y capaz de gobernarse a sí misma”. La manera en que los medios masivos seleccionen las noticias, el lenguaje que utilicen, las imágenes que proporcionen, cómo narren la historia, el seguimiento que hagan de los temas, la redundancia con la que presenten determinados hechos, influye en la percepción del público sobre los acontecimientos contados. La investigación nos informa de la falta de recursos de las mujeres para valorar como tales determinadas agresiones a las que son sometidas, debido a las informaciones que obtienen de los medios masivos, de manera que las mujeres tienen tendencia a considerar no delictivas actuaciones que las leyes castigan.
Por eso el análisis del producto de los medios de comunicación interesa a determinados sectores sociales y a los organismos públicos encargados de poner en práctica las directivas y recomendaciones emanados en el Plan de Acción de le la Conferencia Mundial de la ONU y de las políticas de igualdad de oportunidades. En este aspecto, el vigente Plan de Igualdad de portunidades entre Mujeres y Hombres del Instituto de la Mujer recoge en uno de sus objetivos la necesidad de fomentar que los medios de comunicación difundan los logros y avances de las mujeres y promover la formación de las y los profesionales de la comunicación y la publicidad, para el correcto tratamiento de la imagen de la mujer. Por otro lado, RTVE adoptó, en 2002 un decálogo de recomendaciones a sus periodistas, sobre el tratamiento de la violencia masculina contra las mujeres, en uno de cuyos puntos, se recoge la necesidad de “Ampliar la representación de las mujeres para evitar su victimización”, y añade: también hay mujeres ingenieras, transportistas, pintoras, mineras, médicas…
El estado de las cosas
Para conocer el estado de la cuestión, y compararla con los resultados del Primer Informe cuya muestra se tomó al final de la temporada 2000-01, se puso en marcha el actual estudio, cuyo objetivo es investigar en primer lugar, conjunta e individualmente (por cadena de radio, y canal de televisión, y en su conjunto) las representaciones o imágenes que elaboran los distintos medios a través de los informativos. No sólo se trata de cuantificar la proporción de mujeres y hombres que son sujetos de la información mediada en las noticias de radio y televisión, sino de conocer el grado de representación de las periodistas respecto a sus compañeros. Sobre la base de las hipótesis mantenidas en las últimas décadas, respecto a que las periodistas se hacían cargo en mayor proporción que sus compañeros de las noticias “blandas”, es decir, aquellas noticias menos importantes y que no constituyen el primer nivel informativo, nos planteamos como objetivo validar o no dicha hipótesis.
Si uno de los objetivos era obtener resultados cuantitativos, estos se complementan con el estudio del papel que llevan a cabo las mujeres y los hombres en las noticias audiovisuales, de los puestos que ocupan en la sociedad que los medios representan, de los temas o asuntos públicos en que unas y otros tienen mayor o menor presencia y la forma en que las noticias muestran a mujeres y hombres (en función de su relación o estatus vicario, como víctimas o personas acusadas, etc.). Con un último objetivo, se trata de deslindar el tipo de noticias “diferentes” que podrían cubrir los distintos canales de televisión y cadenas de radio; la narración de este tipo de noticias son las que, desde la teoría crítica de los medios de comunicación, creemos que ayudarían significativamente a introducir nuevos modelos de representación de mujeres y hombres más igualitarios, de manera que conseguirán combatir los estereotipos tradicionales y los roles de género con que tratan a las mujeres la mayoría de las noticias de los informativos.
Tratamos, también, de contactar con la profesión periodística crítica e interesada en actualizar sus conocimientos respecto a un asunto, la perspectiva de género, sobre el que no se le proporcionó los conocimientos necesarios en su formación reglada en las facultades y centros de formación.
Por último, y no por ello menos importante, el objetivo del estudio es proporcionar a la audiencia más sensibilizada, especialmente a las mujeres involucradas en organismos de igualdad, un instrumento que les permita trabajar e influir sobre otros sectores sociales, menos informados, para conseguir mejorar la realidad de la vida de uno de los colectivos más vulnerables y menos considerados por la sociedad, la amplia mayoría de mujeres a quienes los medios audiovisuales apenas tienen en cuenta más allá de la lectura diaria de los índices de audiencia.
*Por Pilar López Diez Doctora en CC de la Información (UCM)
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