Síndrome de la superwoman: poderlo todo a costa de ti misma

En la actualidad, las mujeres han conquistado espacios en pos de su independencia y crecimiento laboral, realidad que en muchos casos entra en tensión cuando se enfrentan a la carga laboral que tienen en su casa.

Esto deviene en una mayor exigencia, aceleración del ritmo de vida y la búsqueda de la perfección y la excelencia tanto en el trabajo como en el hogar. Las consecuencias afectan la salud y una de las formas de manifestarse puede ser a través del denominado “síndrome de superwoman”, un trastorno que se evidencia mediante dolores físicos, insomnio, jaquecas, síntomas mentales y emocionales que elevan considerablemente el nivel de estrés diario.

Los síntomas suelen ser alto nivel de estrés, insomnio y autoexigencia. Entre los problemas fisiológicos están las molestias gastrointestinales, trastornos alimenticios, hipertensión y dolores musculares.

El psicólogo Juvenal Ornelas lo define como “la epidemia del siglo XXI” y en esta entrevista explica de qué se trata.

¿En qué consiste el síndrome de superwoman?

Este síntoma nada tiene que ver con la idea de los comics. Ser superwoman, de una manera sencilla, sería una mujer que se ocupa de todos y de todo olvidándose radicalmente de sus propias necesidades. Está para todo, en lo profesional, familiar y de pareja, pero por ese mismo entusiasmo se olvida de sí misma en todo momento, con una intención oculta de agradar y ser aceptada en su entorno como una auténtica heroína.

Ser superwoman, de una manera sencilla, sería una mujer que se ocupa de todos y de todo olvidándose radicalmente de sus propias necesidades.

El síndrome de superwoman, entonces, puede aparecer cuando la mujer se exige hacer a la perfección todas sus actividades diarias, tanto las que están tradicionalmente relacionadas con su género debido a nuestros patrones culturales, como aquellas impuestas por la sociedad o por ella misma: cumplir con expectativas profesionales y patrones de belleza

¿Cuáles son las causas y los síntomas?

Puede ser incluso una mujer poco reconocida en su etapa infantil y que, en la edad adulta, busca el agrado siendo servicial. Es una mujer que le cuesta mostrar sus debilidades, y solo presenta una máscara de fuerza de cara al exterior, que internamente no la puede sostener. No es del todo consciente de ello, ya que se dedica a servir y lo ve como la única forma de recibir.

Los síntomas suelen ser alto nivel de estrés, insomnio y autoexigencia. Entre los problemas fisiológicos están las molestias gastrointestinales, trastornos alimenticios, hipertensión y dolores musculares. Entre los trastornos psicológicos y emocionales podemos encontrar ataques de ansiedad, pérdida del deseo sexual, insatisfacción, frustración, enojo, fatiga crónica y depresión.

 

¿Existen mujeres más predispuestas a padecer este síndrome?

Las mujeres más predispuestas a padecer el síndrome de superwoman son mujeres que aprenden a aparentar ser súper fuertes, sin necesidad de nadie, se autoconvencen de ello y viven su propia realidad paralela como única. Son personas que tardan mucho en acudir a un especialista para ser tratadas porque para ellas no tienen nada, es su forma de ser, ellas son así.

 

Las mujeres más predispuestas a padecer el síndrome de superwoman son mujeres que aprenden a aparentar ser súper fuertes.

Se trata de mujeres que desarrollan con eficacia su trabajo y lo llevan a cabo de forma extraordinaria. De hecho, este síndrome se ve reforzado por una serie de consecuencias positivas: el placer de saborear el éxito, el reconocimiento, la admiración, posible alta autoestima, autoapoyo, seguridad, confianza.

¿Cuáles son las consecuencias en la esfera personal, familiar y laboral?

Es más evidente en lo laboral, ya que se busca el reconocimiento de manera más explícita. En el hogar y la familia, la persona no deja que otros ayuden por una creencia de que no lo harán igual o mejor que ella.

¿Cuáles son los consejos para gestionar y superar el síndrome?

Somos iguales ante las cosas que nos ocurren y debemos siempre apoyarnos en todo momento. La búsqueda de complicidad con nuestra pareja o con nuestros compañeros debe ser la forma sana de relacionarnos, debemos pedir y dar apoyo y ayuda a los otros sin que por ello se cree una sensación de inferioridad ni superioridad. Pedir y dar no entiende de sexos, y no existen los superman ni las superwoman, solo existen la buenas y buenos compañeros de viaje.

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