Corresponde el título elegido para este artículo, al lema mostrado por un partido político en sus carteles de propaganda electoral, en estos días de campaña, con todas las agrupaciones compitiendo para “atraer a los ciudadanos a su “redil”. Promesas de cambio, encendidos debates, argumentarios bien aprendidos y recitados, imágenes cuidadosamente retocadas y palabras bonitas, sí, muchas palabras.
No dudo del esfuerzo y experiencia de los creativos y asesores de imagen involucrados y especialmente de quienes han elegido este lema. Seguro que fue planteado en torno a atributos de cercanía, cambio, mejoría, igualdad…..Pero en mí, su lectura produce exactamente el efecto contrario. Y no es mi intención en absoluto criticar aquí a ningún partido, ni a quienes diseñan su campaña, sino entender porqué algo pensado para atraer y halagar, puede generar el efecto contrario.
Y no es mi intención en absoluto criticar aquí a ningún partido, ni a quienes diseñan su campaña, sino entender porqué algo pensado para atraer y halagar, puede generar el efecto contrario.Analizando la frase “un futuro para la mayoría”, la primera conclusión es que la minoría quedará excluida, no tendrá futuro; en definitiva la desigualdad perdurará. Continuando el examen, uno se pregunta, ¿qué es la mayoría? ¿La mitad más uno de la población? ¿El porcentaje mínimo de población necesario para que esa formación política llegue al gobierno? Y, en este último caso, ¿sólo esa mayoría que vote a dicho partido, tendría futuro? ¿Esconde el lema una amenaza subliminal?
Y me planteo el siguiente dilema: puesto que con seguridad la frase es producto del trabajo de expertos y muy bien preparados creativos, ¿son las anteriores reflexiones resultado de mi ignorancia en técnicas de publicidad y propaganda y no acierto a captar el verdadero mensaje que se quiere hacer llegar a la ciudadanía? ¿O por el contrario, son conclusiones lógicas y alguien debería haberse planteado las mismas durante el diseño del lema? ¿O es realmente que se busca simplemente una frase biensonante, en la seguridad de que nadie profundizará en su significado?
En plena redacción de este artículo me llegan noticias de que el lema ha sido cambiado y pienso: ¡vaya, por fin se han dado cuenta!; pero no, el nuevo lema pasa a ser “Un presidente para la mayoría”. Las reflexiones anteriores mantienen su vigencia, cambiando futuro por presidente; pero además, si solo la mayoría tendrá presidente, ¿qué futuro espera a la minoría huérfana de liderazgo?
En mi modesta opinión, hubiera sido mucho más fácil sustituir el lema por “un futuro para todos y todas” o si se quiere, reemplazar “futuro” por “presidente”. Pero quién sabe: tal vez mi inteligencia no sea suficiente para discernir los designios y estrategias de los sesudos políticos, que libran la batalla en esta reñida campaña para conseguir el gobierno.
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