Michelle O. en Vogue, la sorpresa que no fue

Si su estilo es fresco, si el sofá es beige, si es cálida y estable o si lució un vestido fucsia del diseñador Wu, lo único que podríamos decir al respecto es que la sorpresa de que hubiera dado la nota, no se produjo por parte de Michelle Obama. Dirán que por qué no cuando ya es "tradición". Quizás por eso, y por que el planeta se desmorona, hubiera sido un gesto provocador saltar las reglas, e intentar hacerlo de otra manera.

Por Mercedes Wullich, Directora de Mujeresycia.


Queda ahora para el "album" la portada de la edición de marzo de la revista Vogue, y todas las quinielas acerca de si se convierte o no en la dama de la moda estadounidense.

Lo importante para la "vanity global" es que la foto de portada pertenece a la reconocida fotógrafa Anne Leibovitz, y que la esposa del presidente Barack Obama "aparece recostada en un sofá beige del hotel Hay-Adams de Washington, en el que la familia presidencial se alojó los días previos a la investidura. Luce un vestido entallado de color fucsia, sin mangas, del joven diseñador Jason Wu".

¿Qué relevancia tiene para la economía y la política del país más poderoso del planeta y los efectos derivados de la crisis, que el editor de Vogue, Andre Leon Talley diga "No hay nada falso en Michelle. La foto de tapa refleja completamente quién es ella. Es la portada más cálida que veo en mucho tiempo en Vogue . Las modelos posan; las actrices posan. Michelle, en cambio, es una mujer real".

En ocho páginas profusas de foto y texto ¿podremos saber más de lo que más interesa de la mujer que acompaña al presidente que será un hito en la historia del país al que gobierna y del mundo?.

¿Haría Barack Obama una sesión similar luciendo trajes de Zegna, Boss, Armani o Ferragamo?

Encontraremos seguramente algún texto que aporte a lo que nos interesa, saber por ejemplo de Michelle Obama algo más sobre su tarea de primera dama que intentará conciliar con "llevar a sus hijas, Malia, de 10, y Sasha, de 7, lo más seguido posible a la escuela".

Pero posiblemente no aporte mucho la variedad de trajes de Wu, ni importe si fue él mismo el que "le diseñó el vestido de fiesta que lució en los festejos posteriores a la asunción de Obama", o el vestido negro de Narciso Rodriguez, con look profesional, sentada frente a una laptop y un bloc de notas o el estilo más informal: "Michelle rodeada de libros con una falda de tweed y una chaqueta de lana de la cadena J. Crew".

¿Haría Barack Obama una sesión similar luciendo trajes de Zegna, Boss, Armani o Ferragamo?

¿Que en ese lugar estuvieron también Hillary Clinton o Laura Bush o las demás? Sí, pero ellas no llegaron a ser el símbolo que podría ser hoy Michelle Obama, y el mundo tenía sus fiebres y catarros pero no estaba en terapia intensiva como hoy.

La sorpresa hubiera sido torcerle el brazo a Vogue, y dar un reportaje con un solo traje "de diario" con fotos tomadas durante la entrevista. Lo dicho, la sorpresa que no fue.

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