Según el estudio ‘Women Matter España: Tramos pendientes’, elaborado por McKinsey & Company y en el que participaron 45 empresas que emplean a más de 300.000 personas en España y Portugal, España se sitúa en el sexto puesto en igualdad de género de la Unión Europea (UE), con sólo un 6% de mujeres en posición de dirección general, 17% de mujeres en posiciones N-1 que reportan directamente al CEO y un 33% de consejeras, en comparación con el 8%, 21% y el 31% de la media europea, respectivamente.
A lo largo de los años, el mundo empresarial ha avanzado en lograr la diversidad en la fuerza laboral, pero este avance continúa siendo limitado en los puestos de liderazgo donde el techo de cristal persiste por razones de la empresa, la sociedad e intrínseca a las elecciones de carrera de las mujeres.
En España, más de la mitad del mercado de trabajo está compuesto por mujeres, pero el país está rezagado en comparación con el promedio europeo de mujeres en los puestos más altos, con casi ningún crecimiento en esos roles en los últimos dos años. A pesar de los esfuerzos de las empresas por desarrollar políticas que promuevan la igualdad de oportunidades, parece que el techo de cristal de España no se romperá pronto.
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El análisis de McKinsey identifica cinco factores clave a tener en cuenta para adaptar el panorama actual a las necesidades de desarrollo laboral de las mujeres.
Uno de ellos es la flexibilidad: el 33% prioriza la flexibilidad con medidas como el ajuste de horarios para poder adaptar la productividad a las necesidades de cada empleado. Además, son fundamentales el asesoramiento, mediante programas que ayuden a los empleados a aprovechar todos los recursos disponibles para un mayor desarrollo laboral; los salarios competitivos, el 41% lo ponen en primer lugar; mientras que un 31% pone el foco en los programas de mentoría. En tanto, el 56% de las mujeres consideran primordial el reconocimiento profesional para sentirse a gusto en una empresa.
María del Mar Martínez, socia senior de McKinsey y responsable global de Diversidad, Igualdad e Inclusión, ha indicado que para aumentar la presencia de mujeres en puestos directivos es necesario «ofrecer oportunidades de desarrollo exigiendo resultados, dar flexibilidad en sentido amplio y apoyar en momentos clave de la carrera profesional, especialmente en ese primer salto a responsabilidades directivas que suele coincidir con la maternidad».
Las claves del informe de McKinsey apuntan:
- Aunque España ocupa la sexta posición en términos de paridad de género en la Unión Europea, uno de los mayores desafíos consiste en pasar de atraer el talento femenino a elevarlo. Por ejemplo, solo 6 de cada 100 CEOs son mujeres en la empresa en España y solo un 17% de mujeres ocupa el cargo directivo que reporta a la dirección general.
- Las mujeres consideran que cuentan con menos oportunidades de promoción que los hombres: un 64% de ellas considera que existe igualdad entre ambos géneros en el desarrollo profesional frente al de 76% de hombres.
- El 79% de empleados de empresas con alto porcentaje de liderazgo femenino se muestran satisfechos con su organización, frente al 65% de satisfacción de empresas con escasa presencia de mujeres en los altos cargos.
- El 56% de las mujeres considera que ser reconocidas y recompensadas por su trabajo es el factor más importante a la hora de decidir unirse a una organización o permanecer en ella.
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