Con el paso del tiempo las personas nos volvemos dependientes y necesitamos alguien que nos atienda. Cuando llegue ese momento, si eres hombre probablemente te ayude una mujer, si eres mujer seguramente irás a una residencia. Eso es lo que se deriva de las estadísticas de la aplicación de la Ley de dependencia en sus primeros cuatro años de vida presentadas por la secretaria general de Política Social y Consumo, Isabel Martínez, y la directora general del IMSERSO, Purificación Causapié.
La prestación más reconocida es la de cuidados en el entorno familiar ya que la mayoría de las personas mayores desean vivir en sus casas aunque lo hagan en soledad. Ello es debido a que un porcentaje muy importante vive en zonas rurales donde no existen centros residenciales, al esquema tradicional de cuidados y a la elevada propiedad de vivienda que presenta esta franja de edad.
Los hombres permanecen en mayor medida en su domicilio que las mujeres por el tradicional papel de estas como cuidadoras. Por eso, los hombres suelen ser beneficiarios de atención a domicilio mientras que las mujeres se van, en mayor medida, a residencias.
Los hombres suelen ser beneficiarios de atención a domicilio mientras que las mujeres se van, en mayor medida, a residencias. Cuando ellos son dependientes ellas les cuidan. Cuando ellas son dependientes tienen que buscar fuera de casa alguien que las cuide.
Otra de las razones es la mayor esperanza de vida de las mujeres. Esto explica que las personas beneficiarias de las prestaciones de dependencia sean mayoritariamente mujeres.
Todas las franjas de edad presentan más beneficiarios que beneficiarias excepto el tramo de mayores de ochenta años lo que demuestra esa mayor esperanza de vida de las mujeres y, por tanto, una mayor dependencia.
La mayor parte de las prestaciones por dependencia se quedan en las ciudades debido al alto número de personas que viven allí. Sin embargo, en las zonas rurales, el envejecimiento de la población hace que muchas sean las personas que acceden a esta ayuda por encontrarse en una total situación de dependencia.
Por edades, casi el 80% de las personas tienen 65 años o más. Más de la mitad del total tienen ochenta años o más. Entre las personas mayores de más de ochenta años en situación de dependencia que tienen derecho a prestación, el 76,28% ya la reciben.
Isabel Martínez ha querido incidir en que cuatro de cada cinco personas reconocidas como grandes dependientes reciben ya las prestaciones a las que tienen derecho. Esto demuestro que “que hemos incorporado antes al sistema a las personas que más lo necesitan”, aseguraba.
En cuanto a la prestación para personas extranjeras es escasa. La razón es que el fenómeno de la inmigración en España es relativamente moderno, por lo que las personas que han llegado al país no se encuentran aún en situación de dependencia.
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