Suelo discrepar con ella por la memorización no disimulada en sus intervenciones, el eterno gesto hosco en los pasillos del Congreso –como muro de autoprotección para ganarse un respeto que no le fue otorgado por los parlamentarios veteranos tras su nombramiento– y esa permanente actitud desafiante por idéntica razón. Pero comparto con Soraya Sáez de Santamaría sus declaraciones de esta semana: "Estamos consiguiendo que la vocación política desaparezca. En otros momentos, ser diputado o senador era un prestigio. Ahora, desde el minuto cero, pierdes el prestigio"
Estimada Soraya, ¿si sois conscientes de la gravedad de la situación que atraviesa vuestra –en otros tiempos– digna profesión, por qué no aportáis soluciones? El ciudadano español -cada vez más cabreado- asiste atónito a un desfile imparable de imputados, corruptos, incompetentes y a un chorreo constante de descalificaciones mutuas, mientras no tomáis ninguna medida al respecto.
La consolidación de la democracia –perdón, de la partitocracia– ha traído consigo una casta política educada en la picardía y a la sombra de los líderes regionales o municipales de turno puestos a dedo.La llegada de la democracia vino de la mano de un puñado de idealistas, estadistas, hombres cultos e ilustrados, eminencias en sus respectivas áreas de conocimiento, y sobre todo, repletos de ansias de libertad, de cambio, de servicio a la sociedad con el fin último de engrandecer su país, España. La consolidación de la democracia –perdón, de la partitocracia– ha traído consigo una casta política educada en la picardía y a la sombra de los líderes regionales o municipales de turno puestos a dedo. Unos políticos carentes de la experiencia que proporcionan trayectorias profesionales sólidas en el ámbito privado.
Las directrices partidistas, la obsesión enfermiza por mantener el poder en beneficio de intereses personales y en detrimento del bien general, han desembocado en un vergonzante desfile de cohechos, prevaricaciones o pelotazos urbanísticos de uno y otro signo. El “y tú más” se ha convertido en el único argumento repetido hasta el hartazgo por los portavoces de las formaciones políticas. ¿Para cuándo un “y yo más que tú” en servicios sociales, infraestructuras, empleo, en mejor sanidad, en educación de calidad, en una gestión más eficaz” en vez de “y tú más corrupción, despilfarro, imputados, trampas y más indecencias que tapar”?
Se me ocurre que podéis empezar por un profundo ejercicio de reflexión interno que desemboque en una limpia a gran escala de aprovechados e inútiles, caiga quien caiga –a riesgo de quedaros cuatro en la fila– acometer una renovación de caras e imponer una regeneración del espíritu democrático. Eliminar el espectáculo infame de escaños vacíos día sí y día también.
Impedir el libre ejercicio de la profesión de los que hacen de la información y la palabra su oficio es anticonstitucional, pero nadie lo denuncia. Y a los que se atreven a tener criterio propio, se les suele enseñar la puerta de salida y por el camino más corto.Se podría continuar con una independencia y pluralidad real en el ejercicio del periodismo para un correcto funcionamiento de la libertad de expresión, y por ende, de la democracia. De todos es sabido que mientras el partido en el poder controle sin cortapisas los medios de comunicación –estatales o autonómicos– la manipulación sistemática en su beneficio estará a la orden del día. Impedir el libre ejercicio de la profesión de los que hacen de la información y la palabra su oficio es anticonstitucional, pero nadie lo denuncia. Y a los que se atreven a tener criterio propio, se les suele enseñar la puerta de salida y por el camino más corto. Si ya os proponéis un sistema judicial independiente, libre de filtraciones a la prensa amiga y de togas politizadas, el escenario cambiaría de veras.
Querida Soraya, podría seguir enunciando medidas para que el desempeño de la política retome el prestigio que tú reclamas como seña de identidad, pero considero que estos son suficientes deberes para empezar. Mientras vosotros seguís jugando a disimular la suciedad de vuestras filas, salvar el sillón como se pueda o hurgar en las heridas del adversario hasta noquearle, las cifras económicas del país son más alarmantes cada hora, miles de pequeñas empresas están en quiebra, decenas de miles de autónomos a punto de hacerlo, un millón de familias tienen a todos sus miembros sin trabajo, nos acercamos a los cinco millones de desempleados y a una tasa de paro del 20%. ¿Todavía os asombráis del por qué de vuestro desprestigio?
PD. En septiembre comienza un nuevo curso político, está en vuestras manos recuperar reputación, crédito y respeto.
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