¿Cómo usar bien las lentillas?

Las lentillas son prótesis oculares conocidas y utilizadas desde finales del siglo XIX. Aunque las primeras lentes duras de metacrilato utilizadas de forma habitual aparecieron en el año 1948, y las primeras lentes de contacto blandas, vieron la luz en 1961, han sido estas últimas, como las acuvue lentillas, las que por su comodidad y pocas complicaciones se han convertido en las más empleadas.

Además de corregir los defectos de visión, las lentillas también protegen el ojo.

Las lentillas son estructuras de naturaleza trasparente en forma de disco que se colocan sobre la córnea, en la parte anterior del ojo, para facilitar y corregir la visión en los pacientes. Los defectos de refracción más frecuentes son la hipermetropía, miopía y el astigmatismo (en este caso se usan lentillas toricas).

Además de corregir los defectos de visión, las lentillas también protegen el ojo. Esto es debido a que la córnea se encuentra en la parte anterior del ojo en contacto con el exterior y protegida por los párpados y por las lágrimas, que la lubrican y la protegen. Al colocar la lentilla sobre la córnea, las lágrimas se interponen entre ambas ejerciendo una función, no solo correctora, sino también protectora, permitiendo el intercambio de oxígeno con el aire.

Tipos de lentes de contacto: duras y blandas

Las lentillas duras son rígidas, pequeñas y corrigen miopías, hipermetropías y astigmatismos (hasta 3 dioptrías). Se colocan y retiran fácilmente pero su adaptación es más prolongada y su tolerancia es menor. No son las más usadas.

En contra, las lentillas blandas son hidrófilas (se conservan en líquido), más grandes que las duras y se toleran mucho mejor que éstas. Corrigen miopía, hipermetropía y astigmatismo.

Dentro del grupo de las lentillas blandas, existen diferentes tipos según su composición, con materiales compatibles con el metabolismo y la bioquímica corneal, que permiten cada día tolerancias más prolongadas.

Cuidados

Los cuidados de las lentes duras requieren un aseo diario cuidadoso y una desinfección periódica. Las blandas, por el contrario, al tener una estructura hidrófila y porosa, acumulan residuos orgánicos y microorganismos y deben mantenerse siempre húmedas en su medio y desinfectadas frecuentemente. Así es como deben cuidarse:

Algunas recomendaciones en el cuidado de estas últimas es lavar las manos antes de manipularlas, renovarlas según las normas del oftalmólogo, utilizar líquidos especiales para realizar una limpieza enzimática periódica. Si son de uso diario, deben ser retiradas al acostarse o dormir. Y, por supuesto, nunca debes dejar que se sequen.

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