Positividad tóxica en el trabajo: qué es y por qué debemos evitarla

Los ambientes laborales tóxicos pueden manifestarse de diversas formas, desde el acoso y la discriminación hasta la falta de apoyo emocional y el exceso de presión. Además, el estrés laboral exacerbado por la sobrecarga de trabajo, los recortes de personal y los cambios en las condiciones laborales es una problemática grave que contribuye significativamente a la toxicidad en el lugar de trabajo.

En un contexto de estas características, la positividad tóxica puede empeorar estos problemas al promover una cultura donde se esperan actitudes positivas en todo momento, incluso cuando las condiciones laborales son difíciles o injustas.

¿Qué es la positividad tóxica?

«La positividad tóxica es la idea de que no importa cuán mala o estresante sea la situación, no importa cuán difíciles sean las circunstancias, puedes cambiar tu resultado simplemente siendo positivo y pensando positivamente. Cuando practicamos la positividad tóxica, asignamos a las personas la responsabilidad de resistir y perseverar en estructuras y sistemas tóxicos, disfuncionales y rotos. No mostramos compasión o empatía ni damos espacio para expresar emociones negativas. Y no abordamos los problemas reales que afectan a los trabajadores», dice la especialista en diversidad e inclusión Mita Mallick.

Es importante reconocer que la positividad tóxica puede ser perjudicial en contextos laborales y personales, ya que puede desalentar la expresión genuina de emociones y la búsqueda de soluciones reales a los problemas. En lugar de simplemente promover la positividad superficial, es crucial abordar los problemas subyacentes y fomentar un ambiente donde las personas puedan expresar sus emociones de manera auténtica y trabajar juntas para abordar los desafíos de manera constructiva y significativa.

«la positividad tóxica hace que las personas sientan responsabilidad de resistir en sistemas tóxicos, disfuncionales y rotos»

Mita Mallick

En un entorno laboral marcado por la positividad tóxica, se espera que los empleados mantengan una actitud positiva en todo momento, independientemente de las circunstancias reales. Se les insta a «ver el vaso medio lleno» y a encontrar el lado positivo de cada situación, incluso cuando enfrentan desafíos significativos, estrés intenso o dificultades laborales.

Esta presión para ser constantemente positivos puede crear un ambiente donde se niegan o ignoran las emociones legítimas, como la frustración, el enojo o la tristeza. Los empleados pueden sentirse obligados a ocultar sus verdaderos sentimientos por temor a ser percibidos como «negativos» o «poco profesionales», lo que puede conducir a la supresión emocional y al agotamiento emocional.

Además, la positividad tóxica puede contribuir a una cultura de evasión de problemas, donde se ignoran o minimizan los problemas reales en lugar de abordarlos de manera efectiva. Se alienta a los empleados a «mantener una sonrisa» y a evitar confrontar los desafíos o conflictos que puedan surgir en el trabajo, lo que puede dar lugar a una falta de responsabilidad y a la perpetuación de problemas no resueltos.

La presión para ser constantemente positivos puede crear un ambiente donde se niegan o ignoran las emociones legítimas

Para abordar la positividad tóxica en el lugar de trabajo, es fundamental fomentar una cultura donde se valoren y respeten todas las emociones, donde se promueva la autenticidad y la apertura, y donde se aborden de manera proactiva los problemas y desafíos laborales. Esto puede implicar la implementación de políticas de recursos humanos que promuevan el bienestar emocional de los empleados, la capacitación en habilidades de comunicación y resolución de conflictos, y el fomento de un liderazgo auténtico y compasivo. Al hacerlo, se puede crear un entorno laboral más saludable y productivo para todos los involucrados.

¿Cómo evitar la positividad tóxica?

Practicar la escucha activa

Es fundamental brindar el espacio y el apoyo necesario a quienes cuentan sus problemas o preocupaciones. Cuando alguien se siente escuchado, puede expresarse de manera auténtica. Entonces, en lugar de llenar el espacio con palabras propias, simplemente hay que escuchar. Una fórmula es hacer contacto visual, asentir con la cabeza y mostrar empatía a través de gestos no verbales. Resistir la tentación de interrumpir o responder rápidamente demuestra compromiso con escuchar verdaderamente y estar presente para la persona que habla.

«Si hay silencio o si la persona está emocionada, resista la tentación de hablar o responda rápidamente. Puedes decir “Tómate tu tiempo”, “Estoy aquí para escuchar” o “Gracias por confiar en mí para compartir tu experiencia” si quieres brindarles apoyo verbal y hacerles saber que, de hecho, estás escuchando», aconseja Mallick.

Fomentar el realismo y la resolución de problemas

En lugar de promover una mentalidad excesivamente positiva que ignora o minimiza los desafíos laborales, es necesario enfocarse en el realismo y la resolución de problemas. Reconocer y abordar los problemas de manera proactiva, en lugar de evadirlos o negar su existencia puede ayudar a la implementación de sistemas de retroalimentación efectivos. En este sentido, Mallick aconseja evitar frases como: «El tiempo cura todas las heridas», «Tu actitud lo es todo» y «Agradece lo que has aprendido».

«Suspenda la necesidad de responder con consejos de inmediato. Al responder con positividad tóxica, minimizamos e incluso podemos descartar la experiencia de la otra persona. No damos lugar a sus emociones negativas», agrega Mallick.

Lo ideal es que las personas pueden identificar y discutir los problemas que enfrenten en el trabajo, así como trabajar en conjunto para encontrar soluciones prácticas y realistas. Al fomentar un enfoque proactivo y constructivo hacia los desafíos laborales, es posible enfrentar los problemas de manera efectiva y promover un cambio positivo en el lugar de trabajo.

Lo ideal es que las personas pueden identificar y discutir los problemas que enfrenten en el trabajo

Ofrece ayuda y apoyo genuino

Después de escuchar atentamente y validar las emociones de la otra persona, es el momento de ofrecer ayuda y apoyo de manera genuina. Ofrecer ayuda para abordar la situación, ya sea brindando asistencia práctica o simplemente siendo un hombro en el que apoyarse. Al ofrecer un apoyo auténtico y significativo, se demuestra compromiso con el bienestar de colegas y se contribuye a crear un ambiente de trabajo más compasivo y saludable para todos.

Algunas de las frases que recomienda Mallick son: “Lamento mucho que esto esté sucediendo. ¿Le puedo ayudar en algo?», «¿Qué puedo hacer por ti hoy?», «¿Hay algo que pueda hacer ahora?».

«Asegúrese de seguir su ejemplo y solo ofrézcase a ayudar a pensar en soluciones si están abiertos a ello. Es posible que necesiten ayuda para pensar cómo acercarse a su gerente, pedir ayuda a Recursos Humanos o revisar sus funciones y responsabilidades. Tal vez incluso necesiten ayuda para trabajar en su currículum y perfil de LinkedIn para empezar a buscar nuevas oportunidades. La clave es ser genuino en su oferta de ayudarlos y apoyarlos de la manera que les resulte más cómoda y asegurarse de cumplir con su ayuda y apoyo», finaliza Mallick.

Nos encontramos en una cultura donde la negatividad es vista como una debilidad, y donde se espera que reprimamos nuestras emociones legítimas en aras de mantener una fachada de felicidad constante.

Pero aquí está la verdad incómoda: la positividad tóxica en el trabajo es un obstáculo para el crecimiento personal y profesional. Nos impide reconocer y abordar los problemas reales que enfrentamos en el trabajo, desde el agotamiento y el estrés hasta la falta de apoyo y reconocimiento. Nos deja sintiéndonos solos en nuestras luchas, incapaces de expresar nuestras verdaderas preocupaciones por miedo a ser percibidos como «negativos» o «poco profesionales».

La positividad tóxica en el trabajo es un obstáculo para el crecimiento personal y profesional

¿Qué podemos hacer entonces para combatir la positividad tóxica en el trabajo? La respuesta radica en la autenticidad y la empatía. Ser honestos sobre nuestras experiencias laborales, compartir nuestras preocupaciones y desafíos de manera abierta y honesta. Brindar apoyo emocional y comprensión a colegas, reconociendo que está bien no estar bien todo el tiempo y que nuestras emociones son válidas y dignas de ser escuchadas.

Además, es fundamental que los líderes y gerentes jueguen un papel activo en la creación de un entorno laboral que fomente la autenticidad y la empatía. Deben reconocer la importancia de validar las experiencias de los empleados y crear un ambiente donde se sientan seguros para expresarse sin temor a represalias. Esto implica promover una cultura de apertura y transparencia, donde se valoren las opiniones y contribuciones de todos los miembros del equipo.

En última instancia, al desafiar la positividad tóxica en el trabajo y abrazar la autenticidad y la empatía, creamos un ambiente laboral más saludable y humano. Nos convertimos en catalizadores de cambio, promoviendo una cultura donde se valoren las emociones y las experiencias de los demás, y donde se fomente el crecimiento personal y profesional. Es solo a través de la honestidad y la compasión que podemos construir lugares de trabajo donde todos puedan prosperar verdaderamente.

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