Hablamos de ser vulnerable con el sentido que le da su definición “lo que puede ser herido, golpeado”, nos referimos a “los más vulnerables” para nombrar a los olvidados y desprotegidos de la sociedad. En este sentido, ser vulnerables es algo que le ocurre a los otros, también cuando se vulneran sus derechos.
No nos permitimos ver la vulnerabilidad propia, vivimos sin hacernos cargo de ella.
El Yo se siente menoscabado cuando nuestro ser se sabe vulnerable.
¿Qué pasaría si tuviéramos el coraje de hacerlo?
Ser vulnerable no es ser débil
El Yo se siente menoscabado cuando nuestro ser se sabe vulnerable. Y desde siempre, nuestra civilización ha antepuesto el ego con su grandilocuencia, por sobre las exposición de las debilidades, de cualquier naturaleza. ¿Y si esas “debilidades” fueran en realidad nuestras más preciadas fortalezas?.
Como lo explica muy bien Brené Brown en su libro “El poder de ser vulnerable”¹, cuyos conceptos más difundidos se popularizaron en su charla TEDx, «El poder de la vulnerabilidad«, se trata del coraje de descubrir y amigarnos con la imperfección.
El poder ya no reside en no equivocarnos jamás, sino en aceptarnos vulnerables. Es un cambio conceptual muy revolucionario para una cosmovisión tan antigua acerca del poder y el liderazgo.
El lado B, las nuevas competencias emocionales
La dinámica a las que nos trajo el mundo del COVID-19 y la post-pandemia, nos hace resignificar el ser genuinos. Brené Brown lo llama la “vulnerabilidad insoportable”, a esto de dejarnos ver de verdad tal cual somos, para lograr la conexión humana.
Lo que nos acerca a la conexión humana, es poder dominar la vergüenza que nos da sentirnos vulnerables y observados, hasta en nuestras imperfecciones. Ser auténticos y amables con nosotros mismos, nos permite tener compasión, hacia adentro y hacia afuera.
Lo que nos acerca a la conexión humana, es poder dominar la vergüenza que nos da sentirnos vulnerables y observados, hasta en nuestras imperfecciones.
Las competencias emocionales, que todos necesitamos para vivir amablemente nuestra vida en comunidad, están ligadas a nuestro lado B, ese que nos habían enseñado a no mostrar, porque por allí podríamos ser atacados.
Entramos a una era más humana y emocional
¿Soportará nuestra autoestima esta nueva emocionalidad? Sí, si entendemos que el mayor acto de amor, es amarnos a nosotros mismos así tal cual como somos. Si logramos naturalizar eso, seremos capaces de decir, no lo sé voy a averiguarlo, no puedo hacerlo debo aprender primero cómo, no quiero esto no va con mis valores.
Plantarnos ante el mundo de esta manera, está muy lejos de lo que llamaríamos debilidad ¿verdad?. Es más simple de lo que creemos, sabernos vulnerables, sentirnos imperfectos, explorar sin miedo nuestros límites, y aún así sentirnos bien con nuestras acciones, sentimientos y pensamientos.
Las emociones no se pueden disfrazar, ni se puede hacer oídos sordos, si lo hacemos enfermamos de algún modo. Los nuevos liderazgos se apalancan desde el bienestar, la consciencia del ser, la consideración de nuestra condición humana por excelencia, somos imperfectos. Y podemos vivir con ello. Construir desde esta sabiduría nos vuelve humildes y considerados.
Cuanto más miedo tenemos más vulnerables nos sentimos, no soportamos la idea de estar incómodos con nosotros mismos y no nos damos la oportunidad de resolver lo que nos duele.
¿Qué nuevas competencias debo tener para liderar?
Es curioso, pero en la Era Digital, el principal activo de nuestro talento no estará dado por las competencias tecnológicas, sino por la gestión emocional para convertirnos en mejores personas, en conexión absoluta con todo nuestro entorno, en ecosistemas cada vez más colaborativos, donde la salud es valorada más allá de los parámetros médicos. Donde vivamos armoniosamente con otras personas y con la Naturaleza.
Ser genuinos, superar los miedos, ser amorosos, cultivar la ternura, permitirnos ser sensibles y creativos, ser responsables de nuestros actos y del impacto que tienen (como personas, como miembros de organizaciones), es parte del aprendizaje emocional que todos deberíamos transitar. En muchos casos se tratará de desaprender primero.
Cuanto más miedo tenemos más vulnerables nos sentimos, no soportamos la idea de estar incómodos con nosotros mismos y no nos damos la oportunidad de resolver lo que nos duele. Sentir que no estamos a la altura, es un obstáculo para muchos. Pero muchos más estamos aprendiendo a sentirnos suficientes y agradecidos de ser como somos, imperfectos, y podemos construir mejores oportunidades en nuestra vida, a partir de descubrir la abundancia y riqueza de emociones que tenemos para compartir.
Porque la vida es eso, conectar y resonar con los demás, pero sobre todo con nosotros mismos.
¹ Brené Brown. El poder de ser vulnerable: ¿Qué te atreverías a hacer si el miedo no te paralizara?. URANO