Por mucho que se redistribuyan animales en otras instalaciones, ha llegado el momento de empezar a abrir jaulas para reintroducir en el bosque mediterráneo ejemplares de esta especie única, catalogada ahora mismo como en ‘peligro crítico de extinción’. ‘Erizo’ nació en 2008
Para empezar, se enviará el primer lince ibérico a Portugal. Se trata de la hembra Azahar, nacida en 2004, que será trasladada desde el Zoo de Jerez de la frontera al nuevo centro de cría en cautividad construido en Silves. Como ha anunciado el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, a este animal le seguirán cuatro más el 30 de octubre, y así sucesivamente hasta llegar a los 16 que formarán el grupo de fundadores a partir del cual se quiere intentar recuperar esta especie en el país vecino.
"Esperamos que estos traslados a Portugal reduzcan la presión que hemos tenido en los centros", cuenta la investigadora Vargas, tras la presentación hoy de un libro técnico sobre la especie, donde también se ha referido a la apertura de un nuevo centro en Extremadura.
Con todo, por mucho que se redistribuyan animales en otras instalaciones, parece que ya ha llegado también el momento de empezar a abrir algunas jaulas para reintroducir en el bosque mediterráneo ejemplares de esta especie única, catalogada ahora mismo como en ‘peligro crítico de extinción’. "Tenemos que hacer un gran esfuerzo para devolver este felino a su medio natural", se esfuerza en explicar Vargas. "No queremos los linces en jaulas".
Ahora bien, el ir por delante en las previsiones de cría en cautividad, no quiere decir que el entorno exterior que casi hizo desaparecer por completo a estos felinos haya cambiado lo suficiente para que ahora sí puedan vivir en libertad. "Se están construyendo cercados de aclimatización", explica la investigadora, que considera que hay que actuar con suma cautela. "Lo que se pretende es realizar algunas experiencias piloto para ir aprendiendo e ir ya fuerte durante este 2010".
Será entonces, este año cuando el programa en cautividad empiece a producir entre 20 y 40 linces por año, una circunstancia impensable hace sólo diez años cuando los investigadores contemplaban impotentes como la especie se hundía hacía la extinción. Lo que queda ahora es seleccionar las zonas de reintroducción y preparar también el entorno social para la vuelta de estos felinos.
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