Durante mucho tiempo, se me acumulaban las invitaciones en LinkedIn, y era desalentador saber que se juntaban de a decenas superando el centenar y que no me daba tiempo a gestionarlo. Por otro lado, esto traía en sí un “embudo” en donde temía perder la línea de interés y, sobre todo, desatender a personas y temas que de verdad me importaban. Por eso, antes de empezar, pido disculpas por los mensajes no respondidos, dejados para después, olvidados, especialmente los amables y concretos. Y voy al principio.
Antes de empezar, pido disculpas por los mensajes no respondidos, dejados para después, olvidados, especialmente a los amables y concretos.
Recuerdo que hace unos años, una tarde de sábado, abrí mi LinkedIn y tenía más de 200 invitaciones pendientes, algo que Adrián Herzkovich diría que es innegociable. “Las invitaciones, aceptadas o rechazadas, pero siempre a cero”.
Entonces, con la firme intención de bajar el estrés digital, generé un método sencillo que me permitiera hacerlo:
- Empecé descartando aquellas que por sentido común dejaría fuera y por lo tanto eliminé: o no tenía foto, o no era claro lo que hacían, o era obvio que querían venderme algo o era el tipo de contacto que no me generaba ningún tipo de interés.
- En el camino, me detuve en todas las que, además, se habían tomado el trabajo de decir unas palabras, las que iban más allá y agregaban algo llamando mi atención o contándome por qué les interesaba yo como conexión. Y respondí religiosamente a cada una de ellas.
- Por último, con lo que quedó entre eliminaciones y respondidas-unas 45 fuera de la lista- el resultado me pareció más “gobernable” y me dediqué a ello día a día.
- Repasando el listado y con el objetivo de filtrar y gestionar ese nuevo estatus, me hice un pequeño texto que decía más o menos lo siguiente: “Me has invitado a conectar, y tengo muchísimos contactos en una situación similar. Por eso, me encantaría saber cuáles son las razones por las que realmente te importa que nos conectemos”.
“Me has invitado a conectar, y tengo muchísimos contactos en una situación similar. Por eso, me encantaría saber cuáles son las razones por las que realmente te importa que nos conectemos”.
El resultado fue bastante sorprendente para mis expectativas: no recuerdo la cifra exacta, pero cerca de un 40% me dieron sus razones. El que hubieran respondido, más allá de lo que se habían currado la respuesta, me hizo aceptar esos contactos. Al resto, les di un par de semanas en las que fui recibiendo las más remolonas, algunas verdaderamente interesantes, empáticas, agradables. Con el resto, hice selección/eliminar. Y a otra cosa.
Las claves para llegar a quien deseas
Sintetizando, y proyectando, esto es lo que puedo aportar si quieres tener más posibilidades de llegar a quien te interesa:
- Tómate un tiempo mirando quién es y por qué es importante para ti. Estarás mostrando respeto por lo que hace y dándole sentido a que te incluya entre sus contactos. Dedicar unas palabras que expliquen y agreguen valor a tu invitación multiplicará las opciones de que acepte tu invitación.
- No intentes venderle nada. Es molesto y a mí, personalmente, me genera rechazo y de alguna manera me siento engañada. “Ah, ahora entiendo, querías que te aceptara para poder venderme algo”. Yo automáticamente, la elimino, la silencio o en el mejor de los casos, si lo ha hecho con cierta elegancia, simplemente le digo que no me interesa y no insista.
“Ah, ahora entiendo, querías que te aceptara simplemente para luego poder venderme algo”.
- Sé breve. Si no te conocen ni tienes relaciones que te referencien, abre la conversación de manera cálida y diciendo en pocas palabras tu motivo de interés. Esto dará a tu contacto pistas sobre si es o no relevante, si tiene o no que responder y valorará si dedica o no tiempo a responderte.
- Linkedin permite grabar audios, utilízalos con propiedad, que sean brevísimos o simplemente dicta el texto con economía de palabras y al grano. Nuestro tiempo es un valor escaso y no es buen plan que comiences una relación con la sensación de que estás tomando prestado el tiempo de alguien que no te lo ha otorgado.
- Ofrece enviar un email indicando los detalles concretos. Yo suelo pedir que lo hagan, para que me digan claramente qué necesitan de mí y cuál será la moneda de intercambio. ¿Esperan una colaboración desinteresada? ¿Aspiran a que contribuya con mi tiempo y mis recursos a una causa de voluntariado? ¿Quieren contratarme y me están pidiendo un presupuesto? ¿Aspiran a tener una conversación breve para explicarme lo que necesitan y saber si yo puedo cubrir esa alternativa? ¿O simplemente quieren venderme sus servicios?
- Hablar con claridad denota respeto por la persona a la que le estás “tocando el timbre”. Por ella, por su rol, por su tiempo. Y podría hacer la diferencia entre un sí y un no. Que tengas una respuesta, dependerá también del tono que utilices y no solo de que escribas unas líneas para justificar que deben responderte. Desde ya, el mensaje automático que te propone Linkedin u otras redes, debería ser el último recurso.
- Si tienes amigos en común, utiliza esa mención, y si te han hablado de la persona a la que contactas, haz que lo sepa sumando los términos en los que esa persona se ha referido al contacto que quieres sumar. Tendrá un motivo más de confianza y seguramente la puerta se abrirá más fácilmente y con mejor talante.
En la jungla de contactos, conexiones, aspiraciones y networking, estas 7 claves, marcan una diferencia para mí. Y hacen no solo que preste atención sino que repare en gente valiosa con la que puedo compartir intereses, y que aportará valor a mi propia red. ¡Y que me sienta mal cuando no respondo en tiempo y forma!