La media anual de ganancia del trabajo de las mujeres permanece estancada en alrededor de un 20% menos que los hombres. Nuevas investigaciones sugieren que el trabajo de ellas se valora menos.
La brecha persiste a pesar de que los factores causantes, en relación con los hombres, desaparecieron: las mujeres tienen mejor educación, tienen la misma experiencia de trabajo y seleccionan las mismas carreras con altos sueldos altos que lo hombres.
De los 30 trabajos en que se paga más, 26 de esos trabajos son dominados por los hombres. Y de los 30 que se paga menos, 23 de ellos son dominados por mujeres. Un trabajo muy importante hecho por tres académicos, analizando los datos del censo de Estados Unidos en el periodo 1950-2000, cuando creció mucho la participación de las mujeres en los empleos, encontró que cuando las mujeres se mueven a determinadas ocupaciones y en grandes números, esos trabajos comienzan a pagar menos, aún después de haberse controlado las variables de educación, experiencia, habilidad, raza y geografía.
Existe evidencia sustancial que los empleadores dan un valor menor al trabajo hecho por mujeres.
Hay empleos donde el salario medio horario bajó, en el periodo 1950-2000, y a dólares constantes, entre un 57% hasta un 18% menos.
En cambio, pasó lo opuesto con algún empleo donde creció el número de hombres en relación a las mujeres. Un ejemplo lo da el trabajo de los programadores que pagó más y ganó prestigio, por esa razón.
Otros estudios muestran que de los 30 trabajos en que se paga más, 26 de esos trabajos son dominados por los hombres. Y de los 30 que se paga menos, 23 de ellos son dominados por mujeres.
Pasa también que las mujeres voluntariamente eligen a veces ocupaciones que pagan menos, o porque se dirigen hacia esos tipos de trabajo, o porque buscan trabajos menos demandantes, dado que tienen mayores responsabilidades familiares por fuera del trabajo.
Pero muchos científicos sociales dicen que hay otros factores, difíciles de cuantificar, que reducen los salarios de las mujeres, como el sesgo de género o la presión social,.
Existen barreras sutiles como la dominación masculina del empleo y la cultura imperante que actúan como un impedimento.
En los matrimonios de doble carrera se elige la locación basados en el trabajo del hombre, porque gana más. Esto es causa y respuesta a la vez a la brecha de pago debida al género.
Se dice que los hombres son más competitivos y que tienen más confianza en si mismos y que por esas razones buscan trabajos altamente competitivos.
Existe evidencia que algunas habilidades, como la colaboración y la apertura al compromiso, beneficiarían más a las mujeres en el mundo del trabajo de hoy. Pero aún cuando ellas se acercan a los hombres en los mismos campos, la brecha de pago permanece. La brecha persiste dentro de las ocupaciones. Por ejemplo las médicas ganan el 71% de lo que ganan los médicos y las abogadas el 82%.
Existen políticas que tratan de compensar parte de estas brechas, como aumentar la paga mínima o dar paga por maternidad (Estados Unidos es uno de los pocos países donde no existe una ley de licencia de maternidad paga)
Otro tipo de incentivos buscan promover el ingreso de personas de distinto sexo a carreras tradicionalmente masculinas o femeninas, como por ejemplo promover que las mujeres sigan ingeniería o que los hombres sean maestros.
Algunas consideraciones no observadas
En el mundo del trabajo existe tanta discriminación hacia las mujeres porque predomina una sola mirada, la de los hombres, que son los que dominan los cargos directivos y que son quienes fijan las políticas de salarios.
Falta la mirada femenina en el mundo dirigente, dado que ellas son muchas menos que los hombres y, por lo tanto, no pueden imponer que se acepte también su mirada.
Esto sucede porque falta entender y comprender la perspectiva de género. Es decir, que hombres y mujeres comprendan (pero fundamentalmente los hombres) que existen diferencias culturales de género entre las mujeres y los hombres y que deben conocerse, aceptarse y adaptarse a trabajar en un mundo donde existen esas dos formas de percibir las cosas.
Dentro de este marco, hace falta considerar que la igualdad de género implica igualdad de salario por una responsabilidad similar, algo que, parece cuesta mucho aprender, especialmente por parte de los hombres.