En un mundo empresarial dominado por la velocidad, la tecnología y la inteligencia artificial, el libro Por qué deberías tener a un filósofo en tu empresa de Pilar Llácer se erige como una llamada a la reflexión y al pensamiento crítico. La autora defiende con convicción la necesidad de recuperar la filosofía como herramienta clave para la toma de decisiones, el liderazgo y la adaptación al cambio en un entorno cada vez más incierto.
Llácer introduce el concepto de los «jóvenes con efecto Copérnico”, una generación que desafía las normas establecidas y obliga a las empresas a replantear sus estructuras, su cultura y su propósito. Frente a este reto, la filosofía se convierte en una brújula que permite cuestionar lo establecido, fomentar la creatividad y dotar de sentido ético a las decisiones empresariales.
A través de ocho rasgos clave de la actitud filosófica—curiosidad, amistad, pensamiento crítico, creatividad, ejemplaridad, humildad, análisis profundo y voluntad ética—, la autora demuestra cómo el pensamiento filosófico no solo es compatible con la empresa, sino que es imprescindible para su evolución.
Llácer combina en su libro una perspectiva innovadora con un enfoque práctico, proporcionando a los líderes y profesionales herramientas para afrontar los cambios tecnológicos y generacionales con una mentalidad abierta y reflexiva. Su estilo directo y claro convierte a este ensayo en una lectura accesible y provocadora, que desafía al lector a repensar el papel de la filosofía en el éxito empresarial.
En definitiva, Por qué deberías tener a un filósofo en tu empresa es un libro esencial para quienes buscan comprender el futuro del trabajo y cómo la filosofía puede aportar profundidad, ética y sostenibilidad a las organizaciones en la era de la inteligencia artificial.

Pilar Llácer: «El pensamiento filosófico no tiene respuestas, sino la magnifica capacidad humana de saber hacerse preguntas»
En un mundo empresarial dominado por la tecnología y los datos, ¿qué aporta la filosofía a la toma de decisiones estratégicas?
La tecnología y los datos, a lo largo de toda la historia del ser humano, nunca han sido considerados como un fin en sí mismo, sino como un medio para hacernos mejores humanos. La filosofía debe aportar una nueva mirada a los desafíos de los tiempos presentes. Una nueva mirada que implica ocho rasgos de la actitud filosófica: la curiosidad, la amistad, la necesidad de estacionarnos, la creatividad, la ejemplaridad, la humildad, la capacidad de pensar de raíz y por último, la voluntad de poder llevar a la acción.
La filosofía siempre ha servido para derribar mitos y creencias, y en esencia nos dota de la capacidad de hacernos preguntas. Frente a la Inteligencia Artificial, con todas sus respuestas analíticas e instantáneas, se necesita de la capacidad de dudar de lo que se nos presenta como cierto, verdadero o bueno. Se necesita un nuevo método de pensamiento más allá del imperioso ejecutivo para un fin que impacte en todos los agentes de interés.
«Se necesita un nuevo método de pensamiento más allá del imperioso ejecutivo para un fin que impacte en todos los agentes de interés»
¿Cómo pueden las empresas integrar el pensamiento crítico y ético en su cultura organizativa de manera práctica?
El pensamiento crítico significa dudar de las apariencias o de lo que se nos aparece como cierto. La ética, es ese difícil territorio entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo verdadero o falso. Los dilemas éticos que nos plantea la inteligencia artificial hacen necesario esa competencia filosófica de pararse antes de actuar. Tenemos que integrar los algoritmos de manera crítica, no como una moda, porque de momento van a replicar de forma excelente nuestros comportamientos del pasado. El mejor empleado ¿es el que más tiempo lleva en una compañía? El pensamiento filosófico no tiene respuestas, sino la magnifica capacidad humana de saber hacerse preguntas.
«Tenemos que integrar los algoritmos de manera crítica, no como una moda»
Los «jóvenes con efecto Copérnico» cuestionan no solo las políticas empresariales, sino la propia cultura organizacional. ¿Cuáles cree que son los mayores desafíos que enfrentan las empresas al integrar esta nueva visión generacional y cómo la filosofía puede ayudar en este proceso?
Uno de los grandes desafíos para las empresas es saber integrar a unos jóvenes que vienen con una visión del mundo y del trabajo radicalmente diferente. Con todas las generaciones a lo largo de la historia quizás sucedió; sin embargo, esta tiene unas características que les hacen replantearse a las empresas muchas cosas de su “saber hacer”. Tienen la valentía de atrever a ser y comportarse en coherencia con sus valores, y además lo dicen sin importarles las consecuencias. Las personas de mi generación, que nos hemos callado “carros y carretas” estamos aprendiendo mucho de ellos.
Osados, y además, su concepto de compromiso y ganas, no está ligado al espacio ni al tiempo de permanencia. Esto está chocando de forma frontal con una generación de “jefes” que entiende que las “ganas” es darlo todo por la empresa, y los jóvenes con efecto Copérnico buscan un equilibrio perfecto entre su vida personal y laboral. Nuestro reto en las empresas es “engancharles” igual que lo hacen las series. Busquemos un motivo y un propósito compartido y tendremos la solución. Sepamos como enamorar.