Durante el mes de marzo, soy mentora voluntaria de mujeres emprendedoras de Nepal.
Esta experiencia me ha permitido observar de cerca una singular dualidad: Nepal se sitúa en un cruce entre el deseo de avanzar económicamente y la necesidad de preservar una cultura que valora la felicidad colectiva. Con recursos escasos y dificultades diarias en temas básicos, no se detienen en sus ganas de crear y progresar, aún sea en una muy pequeña escala.
A pesar de los desafíos económicos que enfrenta, Nepal irradia una alegría contagiosa, que se manifiestan en su vida diaria y en sus celebraciones. El festival de Holi, por ejemplo, es sólo una muestra de cómo la cultura nepalí prioriza la felicidad de la comunidad por encima de las preocupaciones materiales, un fenómeno que va mucho más allá de las festividades.
Nepal, en datos
Desde la perspectiva del desarrollo, Nepal se enfrenta a retos significativos. Con un PIB per cápita de $1,193 USD en 2022 (1), se encuentra entre los países de ingresos bajos, según el Banco Mundial. Este dato contrasta notablemente con las economías más desarrolladas y refleja la brecha que Nepal necesita cerrar para mejorar los niveles de vida.
En cuanto al desarrollo humano, Nepal ocupa el puesto 143 de 191 países en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 2021 (2), con un valor de 0.602. Aunque ha logrado avances en las últimas décadas, todavía está por debajo del promedio mundial. Hay mucho trabajo por hacer en áreas como educación, salud y calidad de vida.
La inversión en emprendimiento y la participación de las mujeres en la educación superior y el mercado laboral son áreas donde Nepal ha mostrado progreso, aunque aún está rezagado en comparación con los estándares globales. Por ejemplo, la tasa de participación laboral femenina en Nepal es del 82%, una de las más altas de la región, pero las mujeres todavía enfrentan desigualdades significativas en términos de oportunidades y salarios (3) y aún así las mujeres Nepalíes son una fuerza de optimismo y entusiasmo.
«La tasa de participación laboral femenina en Nepal es del 82%, pero las mujeres todavía enfrentan desigualdades significativas en términos de oportunidades y salarios»
Nepal, desde mis ojos
Como voluntaria, y estas son mis percepciones personales, me enfrento a una serie de retos que en nuestra vida cotidiana en países desarrollados no se nos pasan por la cabeza: no tener suficientes cables para conectar los equipos, un Wi-Fi incierto, procesos y metodologías de épocas pasadas, un cierto desinterés por la planificación a medio o largo plazo.
Pero siempre hay tiempo para un té masala, una charla, una sonrisa, un chiste o robarle algunas horas al trabajo para disfrutar de la vida. Caminar en Kathmandú es una aventura extrema: no hay semáforos ni pasos de peatones, todo el mundo toma la delantera y los primeros días tenía una sensación de muerte súbita. Aun así, la gente camina feliz por las calles y recorren un tráfico indescriptible de buen humor.


Entre el desarrollo y la felicidad
Tomando todo lo anterior como contexto, Nepal destaca en términos de felicidad y bienestar. En el Informe Mundial de la Felicidad 2023, Nepal se posicionó en el puesto 78 de 137 países, superando a naciones con economías mucho más robustas (4).
Esta realidad nos hace reflexionar sobre el hecho de que la riqueza material no siempre es el único factor que determina la felicidad percibida, aunque también sabemos que por debajo de las necesidades básicas es difícil lograr el bienestar (salvo excepciones extremas motivadas por creencias o ideologías, como los monjes que deciden vivir en la pobreza). Los estudios no son claramente concluyentes.
Kahneman y Deaton (5) llevaron a cabo un estudio muy influyente que reveló que la felicidad emocional tiende a aumentar con el ingreso, pero sólo hasta cierto punto, que en ese momento era alrededor de $75,000 al año. Más allá de esa cifra, los incrementos en los ingresos no parecían estar relacionados con un aumento en los niveles de felicidad diaria.
Por otro lado, Clark et al. (6) exploraron la conexión entre ingresos y bienestar subjetivo en diferentes países. Descubrieron que el ingreso relativo, es decir, cómo te comparas con los demás en la sociedad, tenía un impacto mucho mayor en la felicidad que el ingreso absoluto.
Finalmente, Diener et al. (7) realizaron un metanálisis de varios estudios sobre ingresos y bienestar subjetivo. Llegaron a la conclusión de que, aunque hay una relación positiva entre ambos, otros factores como las relaciones sociales y la salud son igualmente esenciales para el bienestar general.
Reflexiones y preguntas
Esta dualidad entre la búsqueda del desarrollo económico y la preservación de valores culturales que priorizan la felicidad plantea preguntas importantes: ¿Cómo avanzar en desarrollo sin renunciar a los aspectos de la cultura que son tan significativos para el bienestar ¿Qué lecciones puede ofrecernos Nepal sobre el equilibrio entre el progreso material y la riqueza espiritual?
He pensado mucho en cuánto solemos quejarnos por pequeños detalles del día a día sin darnos cuenta lo privilegiados que somos: parece que siempre queremos más.
El reto para Nepal, y quizás para el resto del mundo, es encontrar un modelo de desarrollo que no sólo mejore los indicadores económicos, sino que también conserve y fomente los elementos culturales que contribuyen a la felicidad colectiva. Se trata de un equilibrio delicado, pero crucial.
¿Podemos seguir imaginando un futuro en el que el éxito de una nación no se mida sólo por su PIB, sino también por la felicidad y el bienestar de su gente?
Referencias
[1] World Bank. (2023). GDP per capita (current US$) – Nepal.
[2] United Nations Development Programme. (2022). Human Development Report 2021/2022.
[3] International Labour Organization. (2023). ILOSTAT database.
[4] Helliwell, J. F., Layard, R., & Sachs, J. D. (Eds.). (2023). World Happiness Report 2023. New York: Sustainable Development Solutions Network.
[5] Kahneman, D., & Deaton, A. (2010). High income improves evaluation of life but not emotional well-being. Proceedings of the National Academy of Sciences
[6] Clark, A. E., Frijters, P., & Shields, M. A. (2008). Relative income, happiness, and utility: An explanation for the Easterlin paradox and other puzzles. Journal of Economic Literature
[7] Diener, E., Tay, L., & Oishi, S. (2013). Rising income and the subjective well-being of nations. Journal of Personality and Social Psychology