Un libro para entender el desarrollo del cerebro y potenciarlo con el método Montessori

«Escribimos el libro que nos hubiera gustado tener cuando nacieron nuestros hijos», dicen Nati Beltrán y Pilar Enrich. Son las autoras del libro Mi cerebro solo se construye una vez (Almuzara, 2024), que funciona como manual para entender a las infancias y maximizar su potencial con el método Montessori y la Neurociencia.

Entre muchas otras cosas, este libro busca desvelar las razones de sus comportamiento: el origen de las rabietas, por qué se llevan todo a la boca, o por qué llora cuando su padre se afeita la barba y cambia de aspecto. Al mismo tiempo, enseña a desarrollar las funciones ejecutivas y cognitivas del niño, esenciales para un buen desarrollo.

En esta entrevista con Mujeres y Cia, las autoras cuentan más detalles sobre el contenido del libro y adelantan algunos de los los principios del método Montessori para aplicarlos a la vida diaria.

"Mi cerebro solo se construye una vez", una guía para entender a los niños y maximizar su potencial

¿Podrían compartir un poco sobre su trayectoria personal y profesional? ¿Qué las llevó a interesarse en la educación Montessori?

Nos conocimos haciendo el curso para certificarse como maestras Montessori en Londres. Mientras nuestros colegas empezaron a abrir escuelas, charlando, descubrimos que las dos teníamos la misma visión de escribir un manual de instrucciones para compartir nuestro conocimiento con otros padres. Queríamos facilitarles la tarea compartiendo cambios simples que resultan en resultados palpables. 

Pilar: Guardo gratos recuerdos de mi infancia en México, donde asistí al Liceo Francés y al ITAM. Me mudé a Londres hace 30 años para hacer un máster en Museografía y trabajé en el Museo Británico. Viviendo en NY, gané un prestigioso premio en el Arts Students League y seguí como artista en Londres. Descubrí Montessori por casualidad al buscar un kinder bilingüe. Ahí me convencí de sus infinitos beneficios y por lo mismo decidí certificarme como profesora Montessori. Mis dos hijos ya son universitarios. 

Nati: Soy española, madre de tres niños, educados en Montessori, primero en casa conmigo y después en escuela. Siendo física, quedé asombrada por el enfoque científico de Montessori y sus resultados superiores. Mi hija mayor, a pesar de no haber hecho un examen hasta los 16 años, estudia en la Universidad de Oxford. Tengo un máster en Neurociencia por la University College London, y otro en Educación Integradora y Liderazgo Montessori. Escribo e imparto cursos a nivel internacional sobre inteligencia emocional, liderazgo y comunicación NoViolenta.

«Las dos teníamos la misma visión de escribir un manual de instrucciones para compartir nuestro conocimiento con otros padres»

¿Qué las inspiró a escribir este libro? 

Escribimos el libro que nos hubiera gustado tener cuando nacieron nuestros hijos. Hay mucha información sobre cómo educar, teorías y modas que van y vienen, y queríamos compartir un método probado, sólido y a la vez científico que le sirviera a todo el mundo.

Cosas cotidianas que damos por hecho en escuelas y hogares, como sillas, mesas, o cucharas a la medida de los niños fueron ideas de Montessori, quien basó su método poniendo al niño y sus necesidades en el centro. Viendo los resultados en nuestros propios hijos, nos motivaba mucho divulgar otros aspectos poderosos de su método para convertir la tarea monumental de ser padre en algo más sencillo y efectivo. 

¿Cómo resumirían el mensaje principal que desean transmitir?

Lo más importante para tener buenos resultados con tus hijos es entender cómo funcionan, y adaptar tus métodos a su desarrollo natural. Si entiendes qué pasa en el cerebro del niño y las razones biológicas de su conducta, sabrás lo que es mejor hacer y evitar para impulsar su desarrollo. No irás contracorriente y todo será más fácil y armonioso. 

Cuanto antes actúes es mejor, ya que se sabe que los primeros siete años son cruciales para construir los circuitos cerebrales que se usarán durante toda la vida (a pesar de que el cerebro humano sigue siendo plástico). Si se hace bien de base, después hay mejores resultados y se requieren menos modificaciones, terapias y esfuerzo para corregir faltas.

Por ejemplo, hay razones neurobiológicas que hacen que los niños pequeños aprendan más rápidamente observando e imitando y no con discursos ni instrucciones verbales. Cuando ves a alguien hacer algo se activan los mismos circuitos neuronales que cuando haces la acción, gracias a las neuronas espejo. Los niños están predispuestos a copiar antes de que puedan procesar explicaciones verbales y racionales. 

«Lo más importante para tener buenos resultados con tus hijos es entender cómo funcionan, y adaptar tus métodos a su desarrollo natural»

¿Cómo se relaciona el método Montessori con el desarrollo cerebral y emocional de los niños y las niñas?

Aunque las palabras “Montessori” y “Neurociencia” pueden sonar complicadas, hemos sintetizado lo más importante y hemos explicado cómo aplicarlo de manera práctica, con muchos ejemplos cotidianos. 

La doctora Montessori era una científica muy visionaria. Todo su método está basado en observaciones de miles de niños de diferentes culturas. Dedicó su vida a crear una pedagogía que respete al niño y sus necesidades y le permita crecer desde dentro hacia afuera.

La neurociencia actual está corroborando sus descubrimientos empíricos, como las etapas de desarrollo, la importancia de experiencias sensoriales con materiales concretos, lo cual sienta los cimientos para madurar la capacidad de abstraer. Montessori subrayó que los niños tienen una mente absorbente y absorben como esponjas. Hoy es un término que se utiliza comúnmente gracias a ella. 

Montessori también descubrió que para que el niño pueda aprender y convertirse en un humano sano, seguro y ético, es imperativo que viva unas relaciones humanas cercanas y cariñosas, y que se le ofrezca un entorno seguro y estimulante.

Hoy en día, la teoría del vínculo de Bowlby y neurocientíficos como Adele Diamond refuerzan estas ideas y explican que la corteza prefrontal, necesaria para pensar y aprender, se congela cuando hay estrés. Los aspectos sociales y emocionales determinan y limitan los aspectos cognitivos. Montessori tuvo la visión de tratar a los niños con integridad y derechos, así protegiendo su mente y a la vez maximizando sus aprendizajes.

«El método Montessori está basado en observaciones de miles de niños de diferentes culturas»

¿Cómo pueden los padres y madres adaptar los principios del método Montessori a su vida diaria y a diferentes entornos familiares?

El método es sencillo. Lo primero es la observación precisa y constante para descifrar lo que el niño está tratando de practicar y dominar, y con esta información se revisa el entorno. Se adecua cada ambiente para que el niño pueda actuar libremente: tener su ropa en cajones que pueda abrir, un estante en la cocina con su vaso y plato para que pueda servirse comida y bebida cuando desee, ganchos a su altura para que pueda colgar su abrigo y dejar ordenados sus zapatos, etc. Cuando el entorno está bien preparado, se le puede y debe dar libertad al niño, dentro de unos límites claros. 

Con este enfoque, el niño puede actuar basado en sus impulsos internos y satisfacer sus necesidades y a la vez se siente satisfecho y con confianza en sí mismo. Cada vez puede tomar más responsabilidad y asumir más libertad. Aprenden que la libertad viene con responsabilidad. 

Las actividades de la vida práctica en el hogar son ideales para los niños en su primera infancia. Enséñale y déjale barrer, limpiar, preparar comida y doblar ropa. Así practican su coordinación de movimiento, coordinan las manos con la vista, refinan sus sentidos y desarrollan su cerebro comparando y clasificando y sientan las bases de la lógica y matemáticas. También, perfeccionan otras habilidades valiosas como la independencia, contribuir a su grupo, aprender vocabulario, etc.

«Cuando el entorno está bien preparado, se le puede y debe dar libertad al niño, dentro de unos límites claros»

Otra cosa que puede ayudar mucho a los padres para lidiar con las rabietas, enfados y frustraciones es descubrir lo que el niño necesita realmente (por debajo del deseo superficial). Aparte de las necesidades físicas como descanso, comer o tomar agua, hay 3 tipos de necesidades psicológicas: la independencia, el dominio/perfeccionamiento y el vincularse/socializar.

Al detectar la necesidad se puede encontrar una mejor solución que encaje con ella y satisfaga al niño. Una persona cuyas necesidades están bien cubiertas está tranquila, satisfecha, generosa. Pequeños cambios pueden tener efectos increíbles en la conducta del niño cuando se satisfacen mejor sus necesidades.

¿Cómo ven el futuro de la educación Montessori en un mundo cada vez más digital? ¿Es posible integrar la tecnología sin perder la esencia del método?

El éxito de ser padres depende de encontrar el equilibrio entre amor y límites, permitir y guiar. Ciertamente el mundo digital puede ser muy enriquecedor, pero hay que tener cuidado en la primera infancia porque puede impedir que el niño tenga suficientes experiencias formadoras que requiere para crecer sanamente.

Los niños siguen necesitando ciertas experiencias para crecer bien; seguimos siendo humanos. Las pantallas interfieren con el funcionamiento de la corteza cerebral. Las consecuencias se verán a largo plazo como adolescentes ansiosos e inseguros y con falta de concentración. Los niños aprenden moviéndose y hablando y las tecnologías los dejan pasivos, quietos y callados.

Los padres deben entender que es vital limitar la tecnología en niños pequeños para que tengan suficientes experiencias con objetos concretos e interacciones reales con personas reales. Por ejemplo, es crucial no recurrir a las pantallas para apaciguarlos o distraerlos. Es mucho mejor para ellos darles una actividad que rete su mente y cuerpo con un objetivo claro. Necesitan aprender a consolarse a sí mismos y autorregularse cuando están frustrados, aburridos, enojados.

«Los niños aprenden moviéndose y hablando y las tecnologías los dejan pasivos, quietos y callados»

Montessori ofrece soluciones prácticas, lo cual es aún más importante en un mundo digital. A veces lo más simple es lo más beneficioso. Por ejemplo, es mejor involucrar a los niños en la cocina y en poner la mesa en vez de dejarlos absortos delante del televisor y que se acostumbre a ser llamados a una mesa puesta. Es de suma importancia que se sientan útiles y que participan en su comunidad y entiendan que el esfuerzo trae satisfacción. Cuando vaya en coche, en el restaurante o consulta, es mejor entretenerlo con juegos, charlando y sin usar la tablet. 

Entendemos que es mucho más difícil escudar a los niños de las tecnologías con cada año que pasa. Una manera práctica es con tu ejemplo; puedes guardar el móvil cuando estés con tu hijo y darle una atención muy presente. 

¿Cuáles son los desafíos más comunes a los que se enfrentan los educadores Montessori y cómo los abordan?

Muchas veces para cualquier educador lo difícil es hacer entender a los padres lo que realmente necesitan sus niños y romper mitos que circulan por la sociedad. Por ejemplo, mucha gente piensa que muestra su amor haciendo y resolviendo todo por los niños. Lejos de ayudar, así se inmoviliza a los niños y se obstaculiza su crecimiento, aparte de frustrarles mucho y quitarles seguridad, autonomía y autoestima.

Los educadores han de compartir técnicas y educar también a los padres para que adopten nuevas prácticas como calibrar la ayuda y ofrecer solo la justa y necesaria. Si a un niño nunca le enseñas a lavar su ropa ni responsabilizarse de sus cosas, ¿cómo podemos esperar que como joven adulto tenga esas habilidades? Cuando antes se empiece a practicarlas, mejor para el niño porque lo va aprendiendo de manera gradual, orgánica y gozosa. Si no se apoya así al niño en casa es una tarea difícil para los educadores. 

«La clave es creer más en ellos, darles oportunidades de responsabilidad y que estén activos, trabajando en actividades con propósito» 

Muchos de los problemas que vemos en el aula como niños excesivamente dependientes, tímidos, inseguros o pasivos, agresivos o dominadores tienen su causa en cómo se les está criando. Si cambian las interacciones que están recibiendo tanto en casa como en la escuela, así como el entorno para que pueda satisfacer mejor sus necesidades, los niños se transforman y empiezan a mostrar su mejor naturaleza. La clave es creer más en ellos, darles oportunidades de responsabilidad y que estén activos, trabajando en actividades con propósito. 

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