¿Es verdad que las mujeres no nos presentamos a un puesto de trabajo sino cubrimos el 60% de los requisitos? Así lo revelan distintos informes y estadísticas internas de distintas compañías.
Cuando contrasto esa información, siempre me sale el mismo matiz: Las mujeres sólo empiezan a ser más conservadoras y a no presentarse a esos puestos o promociones cuando tienen niños. ¿Es eso verdad?
El otro día, lo discutíamos en el Club de Benchmarking del IE y la respuesta fue unánime, ES CIERTO. La mujer es ambiciosa; se hecha a la espalda miles de horas de trabajo, nuevos retos, coge todos los vuelos del mundo, y no mira el reloj, y en muchos caso sus ascensos son meteóricos ¿y entonces?, ¿por qué no aparecen en ciertos puestos de responsabilidad? La respuesta por parte de casi del 80% del grupo de discusión fue la misma, entonces aparece la maternidad, y las cosas cambian. ¿Es así, o es una excusa?
¿Cuántos hombres conocéis que os hablen del horario de recoger a los niños?, ¿cuántos hombres se plantean hasta qué punto sus nuevas obligaciones puede penalizar el hacer los deberes con los niños?
Fue una interesantísima discusión… las mujeres con niños comentaban cómo les cambia su realidad, cómo tienen que empezar a mirar el reloj, y no olvidar al niño en la guardería. “más de una vez me llamaron de la guardería para indicarme que en media hora cerraban”; “yo los tengo apuntados en “los primeros del cole y en todas las actividades extraescolares posibles, para poderme quedar más tiempo en la oficina”. Todos estos comentarios eran de las mujeres. ¿y los hombres? Eso no iba con ellos.
Sin embargo, muchos lo reflexionaron: ahí estaban muchas ejecutivas comentando su realidad, y posiblemente expresando lo que las trabajadoras de las empresas en las que ellos trabajan, no se atreven a expresar con la misma libertad. Alguno tomó nota, y me consta que ha creado grupos de trabajo para constatar los comentarios que salieron en el Club. Otro me comentó que iba a ver cómo organizaba su agenda para apoyar a su mujer en las responsabilidades “escolares”, como las llamó. Algo les había quedado claro, todavía los niños son de las madres.
Así que…la consecuencia era lógica. ¿Quién en su sano juicio se mete entre pecho y espalda más responsabilidades? Pero si no llegamos con lo nuestro, ¿Cómo te metes a algo nuevo? Sólo cuando crees que dominas al menos el 60, 70 o 90% de lo que te requiere, porque quizá puedas asumir el resto.
Según un artículo publicado en Forbes, “la mujer no se presenta a ciertos puestos por falta de confianza en sí misma”. Con el permiso del grupo de Diversidad e Inclusión del IE, nuestra conclusión fue otra: “la madre trabajadora no se presenta a ciertos puestos, por falta de tiempo y fuerzas”. Y otra reflexión muy importante; ¿para qué te vas a presentar? Si la primera pregunta va a ser, ¿pero vas a poder con todo?, es decir, vas a poder con tus nuevas responsabilidades profesionales y con tus responsabilidades familiares. “me hierve la sangre cuando me preguntan eso, o lo escucho en una entrevista”, comentó una ejecutiva de una importante multinacional.
Así que no sólo tienes que contar con tus “miedos” sino con las realidades culturales, que asumen que cuando tienes niños quizá no llegues a todo y prefieran a un hombre, que aunque tenga niños, no tendrá que estar pendiente del reloj.
¿Cuántos hombres conocéis que os hablen del horario de recoger a los niños?, ¿cuántos hombres se plantean hasta qué punto sus nuevas obligaciones puede penalizar el hacer los deberes con los niños? Aún siguen siendo responsabilidad de nosotras, las mujeres, y por lo tanto, esa doble responsabilidad nos impide asumir nuevas.
Pero no culpemos a nadie, culpémonos a nosotras mismas, que no hemos sabido negociar, o quizá no queremos negociar esa responsabilidad conjunta. Quizá porque creamos que lo hacemos mejor, que tenemos más paciencia.
O porque realmente queremos estar con ellos, y ver sus caritas y que nos cuenten sus aventuras después del cole, porque nos sentiríamos culpables, porque no queremos perdernos esos momentos especiales ,porque nos encanta estar con ellos, porque, porque, porque….
Y ahora, que te has dado cuenta de todos esos porqués… ¿Qué vas a hacer?
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