En un mundo en constante cambio, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, mantener nuestra esencia humana se ha convertido en una habilidad crítica. Raquel Roca, autora, conferenciante y experta en tendencias del futuro del trabajo, ha explorado cómo las habilidades humanas, como el carisma, la empatía y la inteligencia emocional, serán las herramientas más valiosas para prosperar en el mundo laboral del mañana.
En su último libro, «El Poder del Carisma», aborda temas cruciales como la necesidad de adaptarse a un entorno cambiante, la importancia de desarrollar habilidades blandas y cómo liderar desde un lugar de autenticidad y conexión. Para Roca, el carisma no es un don exclusivo de unos pocos, sino una capacidad latente en cada uno de nosotros que puede despertar con el enfoque adecuado.
En esta entrevista, Raquel cuenta más el papel crucial del carisma en nuestra vida diaria, su relevancia en la economía digital y cómo pequeños cambios en nuestra forma de relacionarnos pueden generar un impacto profundo. También reflexiona sobre su trayectoria como autora y conferenciante, compartiendo los desafíos y recompensas de llevar sus ideas al mundo.
Raquel Roca: «En un entorno donde lo tecnológico está en todas partes, será lo humano lo que marcará la diferencia»
¿Qué te inspiró a escribir El Poder del Carisma? ¿Por qué crees que el carisma es importante hoy en día?
Siempre me ha fascinado esa habilidad intangible que tienen algunas personas para iluminar una sala apenas cruzan la puerta. Y de dejar una impronta incluso cuando no están presentes. Y no hablo de algo místico, sino de algo muy real y práctico: la capacidad de conectar con los demás desde un lugar auténtico y poderoso.
Escribí este libro porque creo firmemente que el carisma es la cualidad que nos hace más humanos en un mundo cada vez más dominado por la tecnología. Es lo que nos diferencia de los algoritmos: nuestra energía, nuestra presencia y nuestra capacidad para inspirar. Afecta el uso que hagamos de la Palabra, de nuestra Presencia, el Pensamiento y por supuesto la Personalidad que decidamos adoptar. Además, quería compartir algo que llevo muchos años estudiando y trabajando (en mis talleres, asesorías a directivos, etc.) porque he constatado que todos, absolutamente todos, tenemos carisma. Solo que a veces está dormido y necesita ser despertado. Y activarlo, eso si, requiere como todo hacerlo desde la consciencia.
«Es lo que nos diferencia de los algoritmos: nuestra energía, nuestra presencia y nuestra capacidad para inspirar»
Además, existe algo fascinante llamado la heurística del esfuerzo: como seres humanos, valoramos más aquello que requiere un esfuerzo consciente, aquello que no se consigue de forma automática. Esto será tendencia en la nueva economía. Y aquí las máquinas no tienen nada que hacer. Un líder que invierte tiempo en comprender a su equipo o una persona que se comunica desde su autenticidad y su carisma genera un impacto que ningún algoritmo puede replicar. En un entorno donde lo tecnológico está en todas partes, será lo humano lo que marcará la diferencia. Por eso, trabajar en nuestras habilidades blandas no es solo una ventaja; es una necesidad para destacar, inspirar y trascender.
¿Puedes darnos ejemplos de situaciones cotidianas en las que desarrollar el carisma puede cambiar nuestra forma de relacionarnos?
El carisma puede transformar incluso los momentos más cotidianos. Por ejemplo, en una reunión de trabajo, el simple hecho de mantener contacto visual y escuchar activamente. O incluso el lugar donde te sientas, puede hacer que te perciban como alguien confiable y seguro. O imagina que estás negociando un aumento de sueldo: tu manera de transmitir tus logros con confianza puede ser decisiva. Incluso en algo tan sencillo como pedir un café, un «buenos días» con energía y una sonrisa puede cambiar el día de otra persona… ¡y el tuyo! El carisma no es solo para grandes escenarios; es una herramienta para el día a día, para conectar, inspirar y dejar huella. Nos mantiene más saludables, más conectados, es incluso una herramienta que nos ayuda a parar el tiempo.
«Tu manera de transmitir tus logros con confianza puede ser decisiva»
¿Cuáles son las claves para que un profesional pueda reinventarse exitosamente en la era digital?
Adaptarse o morir, como diría Darwin. Pero no se trata solo de aprender nuevas tecnologías o acumular cursos, sino de trabajar en nuestra flexibilidad mental. En el libro hablo del modelo del jaguar: esa combinación de adaptabilidad, fuerza y discreción que nos permite movernos con gracia incluso en los terrenos más complicados. Reinventarse implica aprender a comunicar quién eres, qué ofreces y por qué eres único, porque en un mundo hipercompetitivo, quien no sabe contarse a sí mismo y a los demás una historia basada en hechos de esperanza, evolución y progreso se queda atrás.
¿Qué papel juegan la inteligencia emocional y otras habilidades blandas en un entorno laboral marcado por la tecnología?
Las máquinas podrán hacer muchas cosas, pero nunca tendrán corazón. En un mundo saturado de datos, lo que realmente importa son las conexiones humanas: entender qué motiva a las personas, cómo se sienten y cómo podemos colaborar mejor. La inteligencia emocional y las habilidades blandas como la empatía, la comunicación y el liderazgo no son «blandas» en absoluto; son el núcleo de cualquier relación, personal o profesional. Sin ellas, puedes ser un genio técnico, pero nunca un líder o alguien que inspire.
¿Qué barreras enfrentan los silver surfers y cómo pueden las empresas beneficiarse de integrar este tipo de talento?
Los silver surfers enfrentan barreras como el prejuicio (¡todavía!), la falta de oportunidades de formación continua y, en ocasiones, el síndrome del impostor. Pero déjame decirte algo: las empresas que los integran ganan en madurez, perspectiva y resiliencia. Y sobre todo en innovación cuando se combina con el talento joven. Los silver no solo tienen experiencia, también tienen algo -en general- que se necesita: equilibrio. Y si los mezclas bien, obtienes equipos intergeneracionales capaces de lo imposible. Es una cuestión de sumar, no de restar. Por supuesto, a este combo humano hay que sumarle la tecnología.
«Las empresas que integran a los silver surfers ganan en madurez, perspectiva y resiliencia»
¿Qué ha sido lo más gratificante y lo más difícil en tu trayectoria como autora y conferenciante?
Lo más gratificante, sin duda, es ver que lo que comparto tiene la capacidad de transformar vidas. Desde alguien que me escribe diciendo: «Gracias a lo que aprendí contigo, conseguí mi promoción», hasta aquel que simplemente me dice: «Me siento más seguro en mi piel». Es increíble cómo pequeñas semillas que siembras, como una palabra o una idea, pueden florecer de maneras que ni te imaginas. Es un privilegio poder contribuir al crecimiento de otros; en el fondo, siento que estoy haciendo lo que he venido a hacer en esta vida.
Lo más difícil ha sido navegar entre las expectativas. Las ajenas, que a veces proyectan una imagen de superheroína, y las propias, que me ponen el listón cada vez más alto. Pero me he dado cuenta de que no puedo moverme de manera rígida, intentando complacer a todos o alcanzar un estándar perfecto. En cambio, elijo fluir de forma más orgánica, con la intuición como guía, adaptándome a lo que soy en cada momento. Así es como encuentro el equilibrio entre la entrega, el disfrute y la imperfección, porque al final, lo importante no es hacerlo perfecto, sino hacerlo auténtico.
«Lo más gratificante, sin duda, es ver que lo que comparto tiene la capacidad de transformar vidas»
¿Qué nuevas ideas o proyectos estás desarrollando actualmente?
Estoy inmersa en una nueva aventura: sesiones grupales y sesiones ejecutivas online, para cualquier persona que quiera mejorar su carisma y comunicación. Siempre trabajo in company estos temas, por lo que son sesiones privadas, y de esta manera puede sumarse quien quiera. Así que a estoy trabajando en talleres donde fusiono el poder del carisma con herramientas prácticas para afrontar los retos del futuro laboral. Y, por supuesto, sigo escribiendo, dando conferencias, asesorías más profundas y llevando allí donde se me requiera el conocimiento. Mi cabeza nunca para, pero mi corazón siempre me lleva de vuelta a lo esencial: cómo podemos ser más humanos, más auténticos, en un mundo que a veces nos pide lo contrario.