España ha superado un umbral histórico en el mercado laboral. Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al segundo trimestre de 2025, el país ha alcanzado por primera vez 22,27 millones de personas ocupadas, mientras la tasa de desempleo ha caído al 10,29 %, el nivel más bajo desde 2008. Este avance, impulsado por la creación de 503.300 empleos entre abril y junio y un descenso de 236.100 personas en paro, confirma una recuperación sostenida que se viene gestando desde 2021.
El crecimiento ha sido transversal, con sectores como los servicios, el comercio y la industria liderando las contrataciones. También ha crecido la población activa, que se sitúa en un máximo histórico de 24,82 millones de personas. Aunque la creación de empleo indefinido ha sido significativa —con más de 350.000 contratos estables firmados en el trimestre—, persisten desafíos como los bajos salarios y la temporalidad, que continúan afectando a amplios segmentos de la población trabajadora.
Pero, más allá del récord general, los datos reflejan una realidad que exige atención: las mujeres han contribuido de forma decisiva a esta cifra histórica, pero aún enfrentan desigualdades estructurales en el acceso y la calidad del empleo.

El empleo femenino crece, pero la brecha persiste
La EPA confirma que las mujeres alcanzaron un máximo histórico de participación laboral con 10,39 millones de ocupadas, lo que supone un incremento de más de 280.000 trabajadoras en solo tres meses. Su tasa de paro se redujo en 1,22 puntos, situándose en el 11,5 %, por debajo del 12 % por primera vez desde la recesión de 2008. Sin embargo, esta cifra sigue siendo 2,3 puntos superior a la de los hombres, cuyo desempleo se ubica en el 9,2 %.
Expertas en igualdad laboral subrayan que este diferencial no es solo coyuntural. La mayor concentración de mujeres en sectores de salarios bajos —como cuidados, comercio minorista o hostelería— y la elevada incidencia de jornadas parciales no deseadas explican gran parte de la brecha. Según el Observatorio de Igualdad y Empleo, un 17 % de las trabajadoras tienen empleos parciales, frente al 6 % de los hombres, y el 12 % de las mujeres con empleo se encuentran en situación de pobreza laboral, un porcentaje que asciende al 32 % en los hogares monoparentales.
“La caída del paro es una gran noticia, pero debemos mirar más allá de las cifras globales”, afirma Lucía Hernández, economista del Observatorio de Igualdad y Empleo, en declaraciones recogidas por Europa Press. “El reto no es solo que más mujeres trabajen, sino que puedan hacerlo en empleos de calidad, con salarios dignos y posibilidades de desarrollo profesional”.
Conciliación y cuidados: el gran desafío
Otro de los factores que incide en la brecha es la carga de cuidados. Aunque desde julio de 2025 la nueva reforma de la ley de dependencia permite que personas no familiares —como amigas o parejas de hecho— puedan recibir compensación económica por cuidar, lo que alivia parcialmente la carga sobre las mujeres, la distribución desigual de estas tareas sigue impactando sus trayectorias laborales.
De hecho, según datos del Ministerio de Igualdad, un 70 % de las excedencias por cuidados familiares son solicitadas por mujeres, lo que limita su progreso profesional y contribuye a su sobre-representación en trabajos de menor estabilidad y remuneración.
Crecimiento económico con enfoque de igualdad
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, celebró la cifra récord de ocupación y la reducción del desempleo, pero reconoció que “el siguiente paso es garantizar que este crecimiento se traduzca en empleo de calidad para todos, especialmente para las mujeres, que siguen soportando más precariedad y menor acceso a salarios justos”.
Organizaciones de mujeres, como la Fundación Mujeres y la asociación ClosinGap, han reiterado la necesidad de políticas complementarias: incentivos para la contratación de mujeres en sectores estratégicos, planes de corresponsabilidad para aliviar la carga de cuidados y medidas más firmes contra la brecha salarial.
Una oportunidad para cambiar la estructura
La histórica cifra de ocupados y la tasa de paro más baja en 17 años suponen una oportunidad para avanzar en un cambio estructural del mercado laboral español. Expertas coinciden en que el momento es propicio para abordar reformas que no solo sostengan el crecimiento, sino que reduzcan las desigualdades de género. Esto implica apostar por la formación en sectores de alta demanda —como tecnología y energías renovables—, donde la presencia femenina es aún reducida, y reforzar las políticas de conciliación para garantizar que las mujeres no tengan que elegir entre carrera y cuidados.
El mercado laboral español muestra señales de fortaleza inéditas, pero para que este avance sea verdaderamente inclusivo, el próximo reto será lograr que la mitad femenina de esa cifra récord no solo cuente, sino que también cuente con los mismos derechos, oportunidades y reconocimiento que sus pares masculinos.